jueves, 11 de octubre de 2007

CINE - Alex Rider: Operación Stormbreaker, de Geoffrey Sax


Si una discusión de tono académico en torno a Harry Potter puede sonar a demasiado, no es menos cierto que Rowling y su personaje han marcado un hito, aunque uno no estrictamente literario: desde que ella marcha hacia al trono de la mujer más rica del mundo, son muchas las famosas que han descubierto que escribir libros para chicos es una actividad que a cambio de un desgaste y recursos mínimos, puede generar grandes dividendos. Madonna, Kylie Minogue y Araceli González ya abrieron su propio kiosquito, y Victoria Beckham todavía planea dar el golpe. Otros han optado por robarse algo más que la idea, copiando parte de la fórmula que, verdad sea dicha, no es invento de Rowling. Aquí aparecen Daniel Handler y la saga de Lemony Snicket, adaptada al cine en Una serie de sucesos desafortunados, y Anthony Horowitz con su colección de novelas de espionaje cuyo protagonista es Alex Rider.
Alex -un adolescente sin padres, como Harry y los niños Baudelaire- recibe una mala noticia: su tío, quien lo ha criado, ha muerto. A partir de algunas dudas y mucha curiosidad, Alex descubre que el servicio secreto británico está detrás del asunto. Ellos le revelarán que el tío no era hombre de negocios sino un agente al servicio de su majestad, al que sus enemigos asesinaron en el curso de una misión; y que él mismo ha sido entrenado desde niño en disciplinas que le han permitido desarrollar ciertas habilidades -más deportivas que militares; un sucedáneo de los poderes mágicos de Potter -, hasta volverse sin saberlo un agente de elite. Ahí nomás será enviado de forma no del todo voluntaria, a cerrar la misión inconclusa que le costara la vida al tío. Deberá enfrentarse a un desagradable yankee convertido en gurú informático del reino, y a quien se sospecha de conspirador.
Alex Rider: operación stormbreaker es la primera novela de esta serie que le ha significado a su autor la entrada al cielo del best- seller. En consonancia con ese logro que se atisba como motor literario en Horowitz, la llegada al cine tiene mucho de jugada comercial. Pero a diferencia de otras propuestas similares, a esta se le ven demasiado las enaguas. Empezando por el reparto engañoso, que cuenta con varios nombres de peso en el cine británico pero a quienes, como a Brando en Superman, apenas se puede ver en escenas que no pasan de los dos minutos. Así desfilan Ewan McGregor y Stephen Fry, o Robbie Coltrane, Andy Serkis, Bill Nighy, cuyos rostros han aparecido con mayor relevancia en algunas de las películas más vistas de la historia del cine. También son de la partida Mickey Rourke, el hombre de las mil resurrecciones (y así luce su rostro de living dead) y la también revivida Alicia Silverstone, ya lejos de sus 15 minutos. Alex Rider es un revuelto de acción y tecnología, cuya inventiva limitada podría pasar desapercibida si no hubiera en cartel dos excelentes muestras de todo lo que este género todavía puede dar.

(Artículo publicado originalmente en Página 12)

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