jueves, 11 de octubre de 2007

CINE - Next, el vidente, de Lee Tamahori: Violar a Philip Dick

Que Cris Johnson, protagonista de Next, el vidente, sea capaz de ver el futuro, aunque sólo sean los siguientes dos minutos, y utilice ese don para vivir como mago y apostador ocasional, es un inicio que podría ser interesante para una película de acción y ciencia ficción, si no fuera por una importante lista de objeciones, a saber.

 

Que Cris Johnson sea capaz de ver el futuro, aunque sólo sean esos dos minutos, y use el don para sobrevivir en Las Vegas, podría ser un buen comienzo si no fuera porque pasada la primera media hora, la película se enreda a sí misma en una serie de avances y rebobinadas en el tiempo, haciendo que las premisas que al comienzo se dan por constantes (Cris Johnson es capaz de ver sólo dos minutos en el futuro) se transformen en variables sin explicación alguna, hasta resentir la lógica del relato. 
 
Que Cris Johnson sea capaz de ver el futuro y use su don para seducir a la mujer de sus sueños, es un inicio que podría ser interesante. Si no fuera porque los guionistas aseguran que la película se basa en el cuento El hombre dorado, de Phillip K. Dick, cuando en realidad entre ambas historias hay un único punto de contacto: sus protagonistas pueden ver fragmentos del futuro. Decir que la película está basada en ese cuento es hacer un uso deshonesto del nombre del autor, crimen en el que Gary Goldman (principal guionista de Next) es reincidente. Él mismo participó con suertes dispares en la “adaptación” de otros dos cuentos de Dick, utilizados para los guiones de El vengador del futuro y Sentencia previa.
 
Que Cris Johnson sea capaz de ver el futuro sería una idea interesante si no fuera porque, como una premonición o un déjà vu, ya se la ha visto a menudo. O porque esa buena media hora al comienzo de la película cuya mayor virtud parece ser la de no tomarse a sí misma muy en serio –la persecución del FBI para que Cris ayude a desmantelar un grupo terrorista que anda por Los Ángeles con una bomba atómica, o la cómica sucesión de encuentros con la chica soñada, aparentan ser pruebas de ello-, enseguida se diluye en pretensiones de thriller. 
 
Y todos estos peros acaban dando lástima, porque el director Lee Tamahori parece haber olvidado en su Nueva Zelanda natal la capacidad dramática y el talento que demostró en su primera película, la tremenda y un poco melodramática El amor y la furia. Cosas que suelen suceder cuando se abre la puerta grande de la industria y el negocio se impone al autor, aunque ahí está Paul Veerhoveen para desmentirlo. Así, Next, el vidente llega al final habiendo cumplido escuetamente, y en medio de todo eso Nicolas Cage vuelve a demostrar que necesita cambiar de agente y de peluquero.

(Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página 12)

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