
El caso de Murakami es emblemático. Desde 2008 hasta ahora su nombre ha aparecido en el top 10 con una regularidad que ningún otro nombre ha mostrado. Muchos escritores han integrado estas listas de manera muy frecuente (Philip Roth, Alice Munro, Adonis, Amos Oz, Assia Djebar, Cees Nooteboom, Thomas Pynchon, etc), pero sólo Murakami ha estado ahí siempre. Y conforme los años van pasando, los apostadores ven su premiación casi como un hecho consumado, como parece indicar que el popular escritor japonés no se baje del podio desde 2010 y que ya el año pasado se ubicara al tope de lista. Este año Murakami no sólo figura como favorito entre los habitues de Ladbrokes, sino que también es el elegido por los apostadores de la competencia, el sitio de apuestas Unibet. Pero este año además las listas de ambas casas de apuestas coinciden exactamente en la composición de los primeros tres lugares de sus grillas, ya que la novelista estadounidense Joyce Carol Oates y el húngaro Peter Nadas escoltan en ese orden a Murakami. ¿Pero que chances tiene el japonés de quedarse con el título de campeón literario 2013? Imposible calcularlo de manera objetiva, justamente porque los valores literarios no se rigen por las leyes matemáticas o estadísticas. La única manera de arriesgarlo es asumiendo los patrones lógicos de un apostador. ¿Y por qué no intentarlo?
En contra de Murakami se alza la realidad estadística de que nunca en los últimos seis años el favorito en las apuestas se llevó el Nobel. Por el contrario, hay casos como el de las escritoras Doris Lessing o Herta Müller que pagaron dividendos muy altos a quienes apostaron por ellas, ya que se encontraban muy lejos de los lugares de privilegio en las listas de apuestas. Lo mismo, pero no tanto, ocurrió en 2010 cuando el elegido fue el peruano Mario Vargas Llosa. Los casos de Tomas Tranströmer y del chino Mo Yan son bien distintos. El poeta sueco había sido el favorito en 2010, con Murakami como escolta, pero recibió el premio un año después, cuando ocupó el segundo lugar en las apuestas, detrás del sirio Adonis, otro poeta. Mo Yan también se encontraba entre los favoritos del año pasado, aunque nunca pasó del cuarto lugar en la lista. Ninguno de los casos mencionados parece favorecer a Murakami, quien ya se ubicó en casi todos los puestos posibles a lo largo de los años, pero la caprichosa decisión de los suecos nunca lo alcanza. Otros dato que parece empeñarse en su contra es el caso del italiano Claudio Magris, quien, como el japonés, lideró las apuestas durante dos años consecutivos, en 2007 y 2008, para luego desaparecer de los primeros lugares sin Nobel alguno. Otro dato negativo es la premiación del chino Mo Yan en 2012: resulta muy poco probable que la Academia Sueca elija a dos escritores orientales de manera consecutiva.
Pero si el gran favorito parece tener todos los números en contra, ¿a que pingo conviene apostarle algunas fichas? Siguiendo con el mismo patrón de pensamiento la favorita de Tiempo Argentino es la norteamericana Joyce Carol Oates. Pero ¿por qué? En primer lugar porque desde que la elegida fuera Lessing en 2007, hace ya seis años, no se ha premiado a autores de lengua inglesa y desde 1993, hace exactamente 20 años, cuando la ganadora fue Toni Morrison, que el premio no lo recibe un escritor estadounidense. Los encargados de encontrar al ganador suelen elegirlo tratando de dar visibilidad literaria al mayor número posible de regiones y lenguas del planeta: el chino Mo Yan fue Oriente; Tranströmer el norte de Europa; Vargas Llosa la lengua española y América Latina; la rumana Müller el este europeo y la lengua alemana; Jean Marie Le Clezio la literatura francesa; Orhan Pamuk de alguna manera el cercano oriente. Estos argumentos favorecen a Oates, pero también a otros norteamericanos, como Roth, Pynchon, Don De Lillo, Cormac McCarthy y hasta el cantante Bob Dylan, que desde hace unos años viene sonando con fuerza. Sin embargo que la última mujer en ganar el Nobel haya sido Müller hace cuatro años, parece poner a Oates por encima de sus colegas de sexo masculino. ¿Y por qué no la canadiense Alice Munro, que no será estadounidense pero sí norteamericana? Quién sabe.
Tal vez la única forma de que Oates (o Munro) no ganara el premio este año, siempre mirando a la realidad con ojos de apostador y respetando el argumento del reparto regional, sería que en el horizonte apareciera un tapado de origen africano, uno que viniendo por afuera y faltando pocos metros para el disco, consiguiera un triunfo inesperado. Sí la decisión fuera a favorecer a un escritor del África profunda, quien mejor posicionado está en las apuestas es el keniata Ngugi wa Thiog'o, quien además ha escrito toda su obra en inglés. Porque dar sorpresas, ya se ha visto, es una costumbre extendida entre los suecos.

Para seguir el movimiento en las tablas de apuestas ir a LADBROKES
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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