Para hablar de dos de los más grandes íconos de la cultura popular, como John Lennon y Michael Jackson, tal vez sea necesario remontarse al comienzo de los tiempos, al inicio mismo de la cultura. Desde entonces, siempre hubo dos rostros para clasificar sentimientos y vivencias, además de los relatos que de ellas iban surgiendo. Uno sonriente, aunque no necesariamente alegre: la comedia; el otro demacrado y pesaroso, la tragedia, reflejo de los momentos más oscuros. Con el tiempo, ambas devinieron en símbolo del drama y sintetizan desde los extremos la esencia de todo lo que es humano. La comedia, con su levedad y a veces con un enorme sentido crítico, es la mitad explosiva y risueña aunque no siempre positiva. La tragedia, en cambio, es la expresión de las tristezas más ondas. De las dos, sin dudas esta última es la más perenne, quizás por estar ineludiblemente ligada a la idea del final.
Buena prueba de ello es el Rock, uno de los tantos caminos dentro del laberinto de la música. Como en toda mitología, la tragedia y en especial las muertes trágicas, son las que marcan el pulso dentro de su historia y son una puerta de entrada directa al panteón de los héroes. Un altar que ya suma muchos santos: Jimi Hendrix, Janis Joplin, Keith Moon, Nick Drake, John Bonham, Sid Vicious, Ian Curtis, Cliff Burton, Kurt Cobain, Layne Stanley, Dimebag Darrell o la recién desaparecida Amy Winehouse, son claros ejemplos de ello. Una lista a la que pude sumarse a los locales Tanguito, Luca Prodan, Miguel Abuelo, Federico Moura y hasta el guitarrista de Heavy Metal Osvaldo Civile.
A partir de esta idea central de reflejar las grandes pérdidas del género, la editorial V&R acaba de lanzar los dos primeros volúmenes de la colección Tragedias del Rock, dedicados a sus mártires más notables: los mencionados Lennon y Jackson. Los dos libros recorren las historias de vida de estos grandes artistas, para tratar de entender cómo es que llegan hasta sus inesperados finales. La colección Tragedias del Rock surge de la idea de recordarlos de manera fiel, pero con una propuesta estética novedosa que le agrega un plus de interés a sus libros.
En primer lugar se trata de narraciones llevadas adelante desde de la historieta. Una decisión acertada, ya que no hay género narrativo más asimilable a la cultura del Rock, tal vez por estar ambas ligadas al universo juvenil. Para ello se convocó a algunos de los principales artistas del género en el país, guionistas y dibujantes que formaron parte del equipo de Andrés Cascioli, dibujante y fundador de la no menos legendaria revista Humor. De esta manera en Un disparo en el umbral, volumen uno de la colección dedicado al guitarrista, cantante y líder de los Beatles, John Lennon, Pablo Maiztegui cumple con las tareas de ser guionista y dibujante. Mientras que en Un thriller en blanco y negro, volumen dos consagrado a Michael Jackson, Horacio Lalia se encarga de los dibujos, y el guión queda en manos de Diego Agrimbau, uno de los autores de Los canillitas, una de las tiras que todos los días ilustra la contratapa de Tiempo Argentino.
Se trata además de libros que combinan con habilmente la realidad que pretenden reconstruir, con elementos ficcionales que funcionan como herramientas para hacer fluir sus relatos. Ambos libros incluyen amplios dossier con discografías, cronologías históricas y una guía de sitios web para profundizar en las figuras icónicas de Jackson y Lennon. Todo esto convierte a la colección Tragedias el Rock, en un material apto no sólo para fanáticos, sino para quienes deseen tener una primera mirada ágil y completa sobre algunos de los músicos populares contemporáneos más notables.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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