
Ante la fascinación por esa imagen, en una época donde estas parecen gobernarlo todo, muchas editoriales han sacado diferentes publicaciones que abordan al personaje histórico desde ángulos muy diversos y para públicos potenciales muy específicos. Desde una impensada versión para chicos de entre 4 y 10 o 12 años de edad, a la reedición de la famosa historieta escrita por el no menos legendario creador de El Eternauta, Héctor Oesterheld, y dibujada magistralmente por Enrique y Alberto Breccia, las casa editoras ofrecen materiales de muy diversa factura. No quieren desaprovechar el potencial comercial de la leyenda, detrás de la cual hay un hombre.
Lo más curioso de estos cuatro libros (Che. La estrella de un revolucionario, con textos de Constanza Brunet y Guido Indij e ilustraciones del coreano Ju Yun-Lee; Vida de Ernesto Che Guevara, de Oesterheld, Breccia y Breccia; Che, del coreano Kim Yong-Hwe; y Una biografía gráfica del Che. Vida y leyenda de Ernesto Guevara, de los estadounidenses Sid Jacobson y Ernie Colón), es que cada uno a su manera cumple con el objetivo de abordar a su público potencial utilizando los recursos que mejor rendimiento pueden tener en pos de cumplir su propósito. Así, el primero es un perfecto cuento para chicos, tanto desde lo narrativo como desde sus bellas ilustraciones; el segundo es un clásico indudable de la historieta argentina. El tercero, sin dudas, cautivará a los amantes del manga y el animé; mientras que el último puede servir de introducción válida para aquellos que lo ignoren todo acerca del personaje y su marco histórico.
Sin embargo, ninguno de ellos puede arrogarse el derecho de ser un retrato definitivo y completo acerca de Ernesto Guevara de la Serna, el joven rosarino que se fue de la Argentina lleno de ilusiones y proyectos y que murió asesinado en Bolivia, convirtiéndose, en el camino que va de un punto al otro, en uno de los hombres más importantes de su tiempo.
Hoy, a casi 44 años de su desaparición, su gesta entre romántica y violenta sigue despertando pasiones encontradas: admiración o rechazo, amores y odios. Mientras tanto, su ya legendario saludo final (fruto de una lectura equivocada que Fidel Castro hizo de su carta de despedida, aquella que el Che escribió al partir por última vez de Cuba) seguirá siendo un canto de esperanza para quienes, como él, no se resignan a vivir en un mundo de injusticias.
Será entonces, hasta la victoria siempre.
Para chicos

Constanza Brunet y Guido Indij, los responsables de los textos de Che. La estrella de un revolucionario, han optado por no abusar de los detalles violentos que dominan gran parte de la vida política del Che. Para eso es fundamental el notable trabajo del ilustrador coreano Ju Yun-Lee, quien tampoco se excede en el uso del rojo, manteniendo las alusiones a la sangre y la política bajo control, para que su aparición en los momentos adecuados resulte tan sutil como simbólica.
Estructurada en torno a diferentes citas extraídas de textos, cartas y discursos de Guevara, Che. La estrella de un revolucionario consigue hilvanar un relato humanista a partir de los ideales más nobles de la gesta de aquel que quiso construirse a sí mismo y para todos, un hombre nuevo.
La epopeya del joven que a partir del viaje iniciático a caballo de su moto despierta a las iniquidades de un mundo injusto, es también un relato que rescata el valor de la lucha idealista y el concepto del “todos para uno y uno para todos” de la vida en comunidad.
Un libro doblemente único en su clase, por contenido y lujo visual.
Para adolescentes

La novela gráfica Che, del coreano Kim Yong-Hwe retoma el mito de uno de los hombres más reales de la historia universal, para contársela a aquellos adolescentes que llevan sus remeras sin saber muy bien qué detalles se ocultan detrás de la imagen de ese hombre con barba y boina estrellada, que eternamente mira más allá, como por sobre la cabeza de todos los que sin éxito le buscan los ojos.
Como su objetivo son esos chicos, la gran innovación y a la vez el acierto de esta versión de la vida de Ernesto Guevara, es la incorporación de diversos íconos de la cultura pop para reforzar desde lo simbólico algunos conceptos fundamentales.
Por eso no es ni casual ni ociosa la asimilación de Darth Vader al imperialismo estadounidense, como tampoco lo es que el Señor Smith, aquel virus o falla en el sistema de Matrix, capaz de aparecer donde fuera o asumir la identidad de cualquier persona del mundo, sea el encargado de acabar con el héroe de un tiro en la cabeza.
Otro gran punto a favor de Che es su estética de manga, estilo de historieta propia del Japón, y extensiva a los países de Extremo Oriente (Corea incluida), cuyos productos son de los que mayor llegada tienen entre los lectores más jóvenes.
Para revolucionarios

Sin embargo, su valor no es mayor que el del resto de las 30 mil almas arrancadas de sus cuerpos, ni del de los muchos miles que sobrevivieron a costa de cargar para siempre cicatrices. Lo que distingue a Oesterheld es que, como Conti o Walsh, han dejado una obra por la que sus nombres se volvieron inolvidables. Dentro de ella destaca, por varios motivos, Vida de Ernesto Che Guevara, publicada originalmente en enero de 1968, imediatamente después del asesinato del Che en Bolivia.
Escrita por Oesterheld e ilustrada por Enrique y Alberto Breccia en perfecto blanco y negro, esta es la más comprometida con los acontecimientos que componen el relato y a la vez la más poética de las versiones de las biografías del Che incluidas en este informe.
Algo más allá del papel liga la existencia de personaje y creador, al punto de que el destino acabaría por convertir también en víctima al escritor.
Tanto uno como el otro no se resignaron a roles pasivos en el devenir histórico de su tiempo, y sus propias vidas fueron parte de los sacrificios que con generosidad aceptaron hacer en pos de lo que consideraban un mejor futuro.
Todo eso se nota en esta obra, concebida en un menage a trois que entrelazó los talentos de Héctor Oestrheld y los Breccia, padre e hijo.
Para peleadores

Para eso, Una biografía gráfica del Che incorpora sinópticas clases de historia que pretenden dar cuenta de la situación política en cada uno de los países de América Latina, al momento en que Guevara encaraba sus ya legendarios viajes en moto. Sin embargo, no deja de ser una mirada sobre la historia ajena y muchas de las verdades expuestas por los autores son pasibles de ser puestas en duda, o por lo menos discutidas. Y ajena a punto tal, que los autores necesitan aclarar que cuando Guevara alude a América en sus textos, en realidad se refiere a América y no a los Estados Unidos.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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