viernes, 27 de marzo de 2009

ENTREVISTA - Helke Sander: La memoria documental


La documentalista alemana Helke Sander, acostumbrada al ejercicio de la observación, parece entender la realidad como una construcción en la que el detalle y el paisaje se justifican y explican mutuamente. Ligada al activismo femenino por más de cuarenta años, tal vez por eso prefiere hablar de Frauenbewegung (Movimiento de mujeres) y no de Feminismo; para ella esta palabra “alude al meollo teórico de la cuestión” que se aleja de asuntos de índole más práctico y urgente, temas centrales de su cine. Sander llegará a Buenos Aires en los próximos días como invitada a la octava edición del Festival de Cine Documental DocBsAs, donde en sección especial será presentada gran parte de su obra.

¿De qué modo el retrato que hace el documentalista de una realidad en perspectiva y muchas veces distante en tiempo o espacio, es capaz de modificar el aquí y ahora?

No sé si se puede generalizar. La película Liberadores y Liberados, que se mostró en la Berlinale de 1992, no sólo presentó por primera vez cifras y material documental serio sobre los sucesos ocurridos en el ´45, en la Alemania ocupada, sino que además redirigió la mirada hacia los abusos sexuales durante las diferentes guerras en la Yugoslavia que se desmoronaba, e hizo de la violación un tema de agenda pública.

Su film de 1968 A Quebrar el Poder de los Manipuladores trata sobre la manipulación de información en los medios masivos. ¿Cómo y hacia dónde ha evolucionado esa clase de control de masas?

Tengo la impresión de que a pesar de las posibilidades crecientes de acceso a la información, o justamente a causa de eso, cada vez sabemos menos. La tendencia de no creerle nada más a nadie responde a experiencias muy concretas: una guerra como la de Irak, basada en mentiras, o la crisis bancaria como efecto del capitalismo salvaje impulsado por los estados. El repliegue y el desinterés general por las cuestiones públicas representan cada vez más esa desconfianza.

¿Hay alguna razón particular que sirva para explicar el crecimiento que ha tenido el cine documental durante los últimos años?

Probablemente la esperanza de que las imágenes obtenidas de la realidad mientan menos, lo cual en plena era digital es un gran error. Además hay muchas imágenes que ya no se entienden: aunque veamos un avión estrellándose contra un edificio, no podemos saber quién lo condujo hasta ahí. Y sigue habiendo realidades imposibles de retratar en forma documental porque no se accede a ellas, como muchos ámbitos privados o lo relacionado con asuntos militares.

¿Qué significa para una cineasta de su trayectoria el interés que su trabajo despierta en entornos culturales más o menos distantes, como puede ser Buenos Aires?

Me alegra eso, por supuesto. Como público uno siempre busca conocer más de cerca su propia vida y las cuestiones que le preocupan, y a veces esto se refleja mejor desde la distancia. Cuando uno ve una película de otro país puede ocurrir que experimente un cambio de perspectiva repentino, conmocionante, absolutamente inesperado.


Artículo publicado originalmente en revista Ñ.

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