Por empezar La quinta ola se suma a la tendencia de las heroínas adolescentes y, siguiendo el esperable modelo de (otra vez) Los juegos del hambre, elige a una joven actriz que ya dio buenas muestras de talento para encarnar el rol protagónico. Si en aquélla ese lugar le cabía a la hoy superestrella Jennifer Lawrence, acá la elegida es la también prometedora Chlöe Grace Moretz que, si bien cumple con su parte, también es verdad que nunca consigue transmitir los sentimientos de nobleza, entrega y legítimo heroísmo que irradia su oscarizada colega. Aunque el film consigue algunos aciertos modestos, como cuando la voz en off de la protagonista afirma que “cuando estás en la secundaria todos los días te parecen el fin del mundo”, justo antes de que el verdadero apocalipsis se desate, del mismo modo cae en el burdo ejercicio de cumplir a rajatabla con los requisitos de este tipo de sagas para adolescentes del siglo XXI. Entonces, así como se hace girar el relato en torno a una chica, también se utiliza a los chicos como objetos de deseo de la manera más tosca. Es decir, haciendo que se bañen desnudos en un lago para que la protagonista pueda espiarlos escondida atrás de un pino. Exactamente el mismo juego que se daba en la saga Crepúsculo entre los personajes de Kristen Stewart y Taylor Lautner. Por último, una serie de referencias al militarismo estadounidense que carecen del humor y la autoconciencia satírica de la ya mencionada Día de la independencia, película que no siempre es valorada como lo merece, terminan de degradar a un producto de buena factura técnica pero que desde lo narrativo, paradójicamente, nunca consigue hacer olas.
Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.
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