sábado, 23 de noviembre de 2013

LIBROS - "La mirada cinéfila", de Daniela Kozak: Una mirada a la historia crítica

Los festivales de cine no son un espacio ajeno a la crítica. Más bien todo lo contrario: son el ecosistema ideal para que la tensión entre los artistas y los críticos se desarrolle y alcance su mejor forma. No es raro que un evento como el 28° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata no sólo represente un espacio para el goce de las películas en exhibición, sino también para el desarrollo y la expresión crítica en sus formatos clásicos: el debate, la charla y la escritura. Por eso tampoco sorprende que varios libros que tienen a la crítica cinematográfica como eje, hayan elegido este festival para hacer su presentación oficial. Uno de ellos es El tiempo detenido, recopilación de textos del prestigioso crítico estadounidense Scott Foundas; el otro es La mirada cinéfila, de la periodista y crítica argentina Daniela Kozak, en el que propone un recorrido por la historia de la revista Tiempo de Cine.  
Tiempo de Cine fue una publicación que editó el Cine Club Núcleo, el más longevo de los que aún existen en la Argentina, fundado por Salvador Sammaritano en 1952 (ver aparte), y se lanzó entre 1960 y 1968. Su aparición representó un hito de la crítica cinematográfica en el país. "Hasta los años '50, salvo contadas excepciones, las publicaciones sobre cine informaban sobre las estrellas o distintos aspectos del negocio. Pero entre mediados de los '50 y principios de los '60 surgieron varias revistas especializadas y el panorama cambió. La más importante fue Tiempo de Cine", afirma Kozak, quien considera que la publicación reunió una serie de elementos que por entonces comenzaban a aparecer con fuerza en las capitales de la crítica cinematográfica de la época. "En sus páginas se cruzaron procesos que marcaron el campo cinematográfico a partir de la segunda posguerra: el surgimiento de la modernidad cinematográfica en Europa (de la mano del neorrealismo italiano), de la revista Cahiers du Cinéma y de los nuevos cines", continúa la autora.

–¿Cuál fue el impacto de la aparición de la revista?  
–Cuando apareció la revista, hacía poco que el cine empezaba a ser considerado un arte, y la crítica cinematográfica todavía no tenía el mismo estatus que la literaria o la teatral. Aunque hubo antecedentes, con Tiempo de Cine empezó a delinearse un nuevo modelo de crítico, especialista en su tema, capaz de analizar y escribir a partir de un conocimiento específico y una formación cinéfila. Además, la revista asumió un rol muy activo, cuestionando con énfasis la censura y ciertas políticas del Instituto de Cinematografía, y no se limitó a criticar películas, sino que hizo todo lo posible por instalar la idea de que había una nueva generación de cineastas que venía a cambiar el cine argentino.  
–Imagino que la revista habrá funcionado como espacio de expresión para voces consagradas, pero también para otras más jóvenes, que formaron parte de esa fuerza renovadora.  
–En Tiempo de Cine había un "cuerpo crítico estable" formado por Edgardo Cozarinsky, Mabel Itzcovich y Carlos Burone. Tenía prestigiosos corresponsales en el exterior, como Guido Aristarco (fundador de la revista Cinema Nuovo, en Italia), George Fenin (Nueva York), Marcel Martin (Francia), y Homero Alsina Thevenet y Emir Rodríguez Monegal (Uruguay). Entre las firmas locales, había algunas de cierto renombre, como Domingo Di Núbila, pero además colaboraban algunos jóvenes que luego serían reconocidos periodistas, como Enrique Raab, Tomás Eloy Martínez, Ernesto Schoo y Horacio Verbitsky. Aunque algunos ya escribían sobre cine antes de la revista, para otros fue una plataforma de lanzamiento hacia los medios masivos.  
–¿Puede pensarse a la revista como antecedente de otras aparecidas más adelante, como Film o El Amante?  
–La relación que estableció Tiempo de Cine con los cineastas independientes de los '60 se parece a la que se dio en los '90 entre revistas como Film y El Amante y el nuevo cine argentino. En ambos casos, los críticos apoyaron y promovieron la renovación con tapas, dossiers y artículos sobre el nuevo cine argentino de la época, sin ser por ello condescendientes ni elogiar a las películas sólo porque fueran nacionales. Tanto en los '60 como en los '90, la crítica especializada cumplió un papel importante al instalar la idea de que había una nueva generación de cineastas. 
–¿Y cómo fue la relación con otras publicaciones de la época? ¿Es posible trazar líneas entre Tiempo de Cine y los Cahiers franceses?  
–En Tiempo de Cine se nota sobre todo la influencia de dos revistas: la mencionada Cinema Nuovo y la francesa Cahiers du Cinéma. La influencia de Cinema Nuovo se percibe en el interés por el neorrealismo italiano y por un cine que se acercara a la realidad y fuera "auténtico". En cuanto a Cahiers, Tiempo de Cine partía siempre del concepto de autor elaborado por los franceses para analizar las películas. A veces no coincidía con sus planteos, pero Cahiers era una referencia ineludible e incluso se hablaba de la revista en algunas notas.  
–¿Qué condiciones hicieron que la revista desapareciera?  
–La revista salió, con interrupciones, entre 1960 y 1968. La principal razón por la que dejó de salir fue económica, porque no lograba cubrir los costos.  
–En eso se parece al proceso por el cual El Amante dejó de editarse en papel hace muy poco.  
–Sí, pero esa no fue la única razón. Porque el contexto político y cultural era muy distinto. Y en 1968, cuando salió el último número, era muy distinto al de 1960: la censura era cada vez mayor, ya no había tantas visitas de críticos extranjeros, ni salían otras revistas de cine con las que pudiera dialogar. Y sobre todo, si en 1960 Tiempo de Cine se proponía ser el correlato crítico de la nueva generación de cineastas, en 1968 muchos de esos cineastas ya no estaban haciendo películas, y tardarían varios años en volver a hacerlo. La revista se quedó sin interlocutores.  
–¿Por qué sin embargo todavía sobrevive el Núcleo?  
–Creo que porque logró convertirse en un punto de referencia para aquellos interesados en ver algo más que lo que ofrecía la cartelera comercial. Por otro lado, el cineclub logró autosustentarse, cosa que Tiempo de Cine nunca consiguió porque tenía muy poca publicidad. De todas formas, la trayectoria de Núcleo es tan extensa que su historia trasciende a la de la revista. Merecería otro libro.

FORMAR UN PÚBLICO

Tiempo de Cine fue creada como órgano del Cine Club Núcleo ¿Pero cómo surgió y qué representó Núcleo en aquellos años? "Salvador Sammaritano, que era maestro, visitador médico y estudiante de abogacía, fundó Núcleo junto con tres amigos. Tenía 22 años. Ahí difundían películas de distintas épocas que no llegaban al circuito comercial y se proyectaban cosas que no era posible ver de otro modo. Núcleo difundía cine de todo el mundo y buscaba formar un público interesado en la historia y el lenguaje del cine, por eso también editaba textos sobre cine. Llegó a ser el cineclub más importante de los 60 y su continuidad lo convierte en el más importante de la historia del cine argentino", explicó Kozak a Tiempo Argentino.

2 comentarios:

AB dijo...

Muy buena entrevista. Donde puedo conseguir este libro? Me encantaría agregarlo a la biblioteca de mi universidad!

jpCinelli dijo...

Hola AB: te sugiero contactar a la autora, Daniela Kozak, a través de su perfil en Facebook.
https://www.facebook.com/DanielaLauraKozak

Salud.