Una de las gratas curiosidades que integran este año la programación del 28 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, es la proyección de la película Buenos Aires en relieve, mediometraje documental de propaganda del director argentino Don Napy, estrenado durante la primera edición de este mismo festival, en 1954. Se trata de la primera película argentina rodada en 3D, en la que se muestran imágenes de la ciudad capital utilizando el recurso de las tres dimensiones, entre las que se intercalan secuencias que exaltan muchas de las obras sociales realizadas por el gobierno de Juan Domingo Perón, quien entonces participó de aquella primera proyección.
Se trata de un film perdido y recientemente reencontrado en el Archivo General de la Nación por la investigadora y directora del Museo del Cine, Paula Félix Didier, y restaurada a través del Programa de Recuperación Cultural del INCAA TV, a cargo de su director Eduardo Raspo. Hay muchos detalles que hacen al gran valor de una pieza semejante. Uno de ellos, se ha dicho, es la de ser la primera obra realizada en el país con la tecnología 3D, que por entonces la industria del cine norteamericana usaba para tratar de recuperar los espectadores perdidos a partir del comienzo de las transmisiones de televisión, pocos años antes.
Desde lo social, Buenos Aires en relieve documenta cabalmente la vida porteña en la década del 50. Una imagen paradójica, porque mientras por un lado la película muestra una ciudad que no dista mucho en su arquitectura general de la Buenos Aires moderna, por el otro permite al espectador asistir al momento preciso en el que aquella ciudad se renovaba en una multitud de obras monumentales. Entre sus escenas se exhibe orgullosamente el mismo velódromo municipal que hoy quiere demolerse, o pueden verse los esqueletos de edificios emblemáticos todavía en construcción, como el de 9 de Julio y Sarmiento, que aún ocupa el Banco de la Ciudad, o el Edificio Atlas (hoy Edificio Alas), en Alem al 700, al que el texto de la película, interpretado con gracia inigualable por la emblemática voz de Jaime Font Saravia, una estrella de la locución de la época, como “el edificio de concreto más alto del mundo”.
Desde lo político, se trata de un trabajo que no sólo muestra el estado de un país, sino que representa un buen ejemplo de la propaganda estatal peronista. Y desde lo cultural resulta un documento valiosísimo que recoge fragmentos de la vida y el humor de una ciudad que, siendo la misma, ha dejado de existir hace bastante. Casi 60 años después, Buenos Aires en relieve vuelve a proyectarse en Mar del Plata.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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