Aunque las separa la edad, porque Ofelia es una joven a la que se intuye cercana a los 30, sin dudas las une el flequillo. Pero más allá del detalle cosmético, Ofelia también manifiesta una capacidad de observación entre ácida y desencantada, siempre al servicio de sus dilemas existenciales. Si algo las distancia es justamente la edad, y a partir de ahí, los problemas que las asaltan. Mientras en Mafalda primaba una mirada lúcida pero infantil, que engañosamente pareciera nunca acabar de entender cómo funciona el mundo, en Ofelia los conflictos surgen de la relación con los demás, con un otro generalmente másculino.
Julieta Arroquy, quien ya supo transitar un imaginario femenino del mundo en ¡Oh no!, me enamoré, también editado por De la Flor, aprovecha las posibilidades que le ofrece un personaje como Ofelia para hacer un humor con aroma de mujer, pero de gracia universal. En el camino no se priva de, por ejemplo, recrear algunos clásicos de la pintura universal para retorcerlos desde el humor o la ternura, aprovechar otros personajes de la cultura popular (ver el chiste de Heidi), o darle visibilidad a temas impostergables relacionados con cuestiones de género, como la violencia contra las mujeres (ver también más abajo). Ofelia comenzó a publicarse en el desaparecido diario Libre, pero a partir de diceimbre tiene su propio libro.
"Ofelia apareció de la nada", confiesa Arroquy. "Me negaba a dibujar personas, porque era muy crítica conmigo misma en cuanto al estilo gráfico. Las personas que dibujaba me resultaban demasiado aniñadas. El personaje apareció en la Feria del Libro 2011 mientras firmaba ejemplares, pero sólo era un dibujo. Cuando terminó la Feria hice la primera tira, a la que pensé en nueve cuadros. Escribí su primer guión y ahí empezó todo", completa la autora.
–No pude volver a pensar más con objetos y frases, se me volvió necesario humanizar, ser más honesta, más reflexiva. Creo que el universo femenino tiene mucho de ciertos modelos culturales, fantasías, drama, todo conectado por intrincados razonamientos y teñido de arquetipos. Lo femenino es casi universal, por eso supongo que Ofelia fluye bien, porque retrata todo eso que se nos pasa por la cabeza a las mujeres y que no decimos porque son razonamientos muy neuróticos. Pero no creo estar siendo condescendiente con el alma femenina, es decir, haciendo esto porque se que va a funcionar, cómo hacer un chiste sobre la angustia que supone estar gorda y que llega el verano y hay que ponerse en forma. Trato de ir por otro lado, en todo caso por preguntarme sobre la autoestima, por ejemplo.
–Ofelia es un personaje a quien todo parece afectarla, muy pendiente de la mirada del otro, sobre todo de otro masculino, y siempre deseosa de hallar correspondencia para un amor que está ahí, sin dueño y a la espera.
–El otro masculino, todo un tema. Yo siempre encuentro algo muy gracioso en lo trágico, en la ausencia, en el desencuentro. Sobre todo en el desencuentro de los géneros, puntualmente eso que las mujeres queremos que los hombres sean, mientras que los hombres lo único que quieren es que no les rompamos más los cocos.Dicen que cuando una mujer describe a su hombre perfecto en realidad está describiendo a otra mujer. Pero ojo, que Ofelia ha encontrado el amor, hay varias tiras donde se la ve feliz y enamorada flotando por el cosmos y eructando mariposas. Pero he comprobado que cuando está feliz, no me sale ser graciosa o ácida. Y hasta las lectoras me hicieron saber que extrañaban cuando su mundo no era tan color de rosa y se despachaba con algún reclamo. Hice un par de tiras donde aparece un posible candidato, pero no logro que Ofelia lo trate bien o que encaje del todo. Pero el muchachito cada tanto aparece.
–¿No te resulta difícil como autora escatimarle, viñeta tras viñeta, el alivio de finalmente encontrar la felicidad que busca?
–Yo no le escatimo nada, creo. Sólo que es siempre desde la falta, la ausencia, que me resulta mejor crear. Seguramente, tal vez pronto, Ofelia deje de monologuear para pasar al diálogo con el otro y analizar, de manera colaborativa, estas diferencias entre hombres y mujeres, con la posibilidad de escuchar la otra campana. Aunque por suerte eso está cambiando, las mujeres siempre han estado bajo la aprobación masculina, y ocupando gran parte de su universo en completar el casillero del amor, el de la familia y el de los hijos, y por eso hay cierta obsesión en llenarlo. Hay que ver si, en realidad, detrás de esa búsqueda incansable por un amor, Ofelia no tiene un miedo terrible a que las cosas realmente sucedan. Lo imposible también es un terreno seguro.
–Eso lleva en realidad a otra pregunta: ¿es posible que alguien obsesionada con la idea de un amor perfecto no acabe indefectiblemente decepcionada?
–No creo que Ofelia esté obsesionada con lo perfecto, pero si con el amor. La idea del amor de manera fantasiosa, de película y siempre, siempre imposible. Tiene el espíritu de esas escenas en donde la chica corre bajo la lluvia llorando por un hombre con el que acaba de terminar mientras de fondo suena una canción bien down de Radiohead. Ofelia es peliculera, pero esa película nos la hacemos casi todas las mujeres desde que nos vienen contando que los sapos se convierten en príncipes y los besos nos despiertan de letargos. Qué se yo, el amor es un tema complejo pero, en vistas de que parece tan grave el asunto, creo que tengo que dejar de torturarla y dibujarle un novio.
–Aunque se trata de un personaje con una mirada muy femenina, no se trata para nada de un personaje feminista.
–No, feminista no es, pero porque yo no quiero ponerle ninguna camiseta que tenga el rótulo de "Feminista". Creo que a las mujeres nos preocupan las mismas cosas, y Ofelia se ha manifestado muchas veces en temas importantes en ese sentido, como contra la violencia de género, las triquiñuelas machistas de muchas leyes y la trata de personas. Es feminista en cuanto a apoyar los derechos y garantías del género y luchar contra muchas expectativas sociales y culturales que "se espera" tengamos que cumplir debido a nuestro rol femenino.
–¿Escribís pensando en un público determinado? ¿Existe realmente un humor para mujeres?
–Nunca pienso a quién me dirijo. Es decir, dibujo un personaje que siente como siente y piensa como piensa pero, bueno, es un personaje femenino y yo, su autora, también soy una mujer. No puedo escapar a lo que soy. Pero creo que Ofelia muchas veces tiene sentimientos universales. ¿A quién no le han roto el corazón, o se ha sentido decepcionado, triste, solo? La forma en la que ella sufre o dramatiza es, por supuesto, desde el arquetipo femenino, aunque aspiro a que con Ofelia nos riamos todos, no sólo las minas.
–Los temas de género han ganado espacios y motivan debates en todas partes. ¿Qué creés que aporta el humor o una mirada humorística sobre esos temas?
–Fue Sigmund Freud quien aseguró que "Todo chiste, en el fondo, encubre una verdad", por eso creo que el humor es un analgésico para ver las cosas desde otra óptica, o al menos para poder digerir ciertas verdades un poco mejor. Si con Ofelia consigo despertar alguna inquietud o instalo momentáneamente un dilema que permita ganar terreno en el debate, ya me siento satisfecha.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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