
Trazada la sinopsis, puede ser un experimento interesante preguntar quién podría ser el director de esta película. Si se es capaz de imaginar las posibilidades de abordar semejante trama asumiendo el riesgo de hacerlo sin esquivar el halo de humor amargo que parece rodearla, no sería raro que alguien pensara en el Woody Allen de Crímenes y pecados o el de Maridos y esposas. Sin embargo, no: no se trata de una película suya ni hay nada (pero nada) de humor en Frente al mar, tercer largo de ficción de la atractiva Angelina Jolie, rebautizada para la ocasión con su nombre de casada, agregando al final el apellido de su marido, el no menos barbilindo Brad Pitt. Rápido sucesor de Inquebrantable (2014), drama bélico de recargado tono épico ambientado en la Segunda Guerra, este drama íntimo representa la segunda vez que Pitt y Jolie comparten pantalla como coprotagonistas. La primera fue Sr. y Sra. Smith, comedia de acción estrenada hace 10 años que significó el comienzo de la relación sentimental que aún los une.
Frente al mar vuelve a evidenciar las virtudes y debilidades que Jolie ya mostró en su breve carrera como directora. Por un lado el film muestra una prolijidad formal que incluye sobre todo al rubro fotográfico, gentileza del austríaco Christian Berger, habitual colaborador de Michael Haneke. Por otro Jolie consigue una inesperada buena actuación de su marido, que en general no suele dar con el tono preciso en este tipo de papeles dramáticos (ver desde Leyendas de pasión a su participación en 12 años de esclavitud). Más allá de eso, Jolie (que además es autora del guión) resbala apenas por la superficie de las emociones y situaciones que transitan sus personajes, suponiendo que, por ejemplo, mostrar al personaje de Pitt poniendo una y otra vez boca arriba los anteojos de sol que su mujer deja siempre boca abajo, es suficiente para dar cuenta de una personalidad obsesiva. Del mismo modo, Jolie no se permite correrse ni un centímetro del destino dramático que se ha impuesto para contar esta historia y acaba reduciendo sus pretensiones poéticas a la más obvia de las literalidades.
Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.
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