
Hombre fundamental en la difusión de la animación en todas sus variantes y estéticas, la película Ánima Buenos Aires resultó la concreción de un sueño largamente demorado para el artista gráfico. Básicamente se trata de una colección de cuatro cortometrajes unidos por una quinta historia que los va enlazando, con el tango como fondo permanente. La historia imaginada por Caloi y realizada junto a María Verónica Ramírez, es la que cierra el recorrido de la película. Y no puede ser más digna de su autor. Ya desde el título del corto, "Mi Buenos Aires herido", surgen las referencias porteñas, a partir de la intertextualidad con un clásico de la cultura ciudadana, como el tango "Mi Buenos Aires querido", popularizado por Carlos Gardel. El imaginario de Caloi rebalsa cada escena de una historia que transcurre en un clásico cafetín de barrio y cuyo protagonista es un guapo, al que pretenden cambiarle su viejo y querido farolito por un posmoderno poste de alumbrado público. Un gran cierre para una película que sin querer se ha convertido en el canto del cisne, una bella elegía para uno de los más grandes nombres del arte de los cuadritos y las viñetas.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario