
Lo más fácil para continuar este artículo sería decir que esta noticia suma un nuevo argumento en contra de los profesores de Lengua. Sin embargo, tal vez sea más productivo verlo de modo práctico y, de paso, también menos ofensivo. Por ejemplo, buscar algún otro caso pasible de ser reeditado de forma políticamente correcta. Sin ir demasiado lejos, podemos citar al gran escritor argentino del siglo XIX, Domingo Sarmiento, hoy criticado con justicia por sus posturas más bien contrarias a la integración de las culturas originales en la Argentina y promotor de la implantación a sangre y fuego de la civilización, allí donde los libros (y las armas) pudieran llevarla. Si le tocara al profesor Gribben ser responsable de una nueva edición de Facundo, civilización y barbarie, ante la ausencia de un término que pudiera suplir el uso que se hace de la palabra “barbarie”, el libro sería rebautizado simplemente como Civilización. La variante resulta a todas luces una mejora invalorable, en virtud de que dilucida la falsa disyuntiva del título original. Además, es un hecho que esto haría que los descendientes de mapuches, tobas, ranqueles y otras etnias diezmadas en nombre del progreso, se convirtieran en fervientes sarmientinos.
Sin dudas Mark Twain, gran cultor de la ironía y la incorrección política, se debe estar riendo de lo lindo con el gran chiste del profesor Gribben. A su salud, entonces.
Artículo publicado en la sección Cultura del diario Tiempo Argentino.
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