
El arquitecto detrás de este mundo paralelo es el artista plástico Juan Maresca, ex publicitario argentino radicado en Brasil, quien en un momento en que las relaciones entre ambas naciones se encuentran en su pico histórico de acercamiento, supo ver que también hay un pasado de coincidencias que entrecruzan los relatos históricos de manera notable. Tomando las figuras de los emblemas políticos más destacados del siglo XX a uno y otro lado de la frontera, como lo son el matrimonio de Juan Domingo y Eva, y el de Getúlio y Darcy, y a partir del simple recurso de invertir sus países de origen, el artista plástico prueba que las historias de los pueblos son más próximas de lo que puede suponerse. Y que con facilidad pueden intercambiarse. Sin dudas, que Maresca resida en Brasil hace algunos años ha sido un factor de inspiración importante para su trabajo. “Viviendo allá a uno le preguntan mucho sobre la Argentina. Y como buen peronista, yo me siento muy orgulloso de mi país y de mis ideales”, afirma Maresca.

La muestra se compone de 17 trabajos (número cabalístico que recuerda cierta fecha de importancia capital en toda esta historia) de marcado perfil pop. En ellas se revela una forma de tratamiento visual muy próxima a la estética publicitaria que tan bien conoce Maresca, pero también con el arte callejero del esténcil. A través de esas imágenes, POPulismo mágico recorre las historias del peronismo y el getulismo, sus fechas y momentos icónicos, acompañando a cada una con un texto que las complementa. Como Getúlio y Juan Domingo, Maresca también cultiva el pensamiento de la acción y su trabajo parece decir: “Melhor que dizer é fazer, melhor que prometer é realizar.” Un espíritu que parece remarcar el cuerpo de su obra. “La única influencia que tengo”, repite Maresca, “es que detrás de todo trabajo tiene que existir una idea. Sin idea, no hay mensaje.”
–Pero debés haberte planteado un objetivo puntual en el momento de pensar una revisión tan particular.
–El único objetivo era hacerlo con respeto. Junto a cada uno de los 17 cuadros hay un texto. Uno puede ver la obra o leerla. Si uno la lee, descubre la historia del peronismo en Brasil y del getulismo en Argentina. Es una historia que se la cuento a mis hijas, a las hijas o hijos de mis hijas y a todos los hijos que quieran leer una historia de amor. La gran enseñanza de esa historia es que la “oligarquía siempre miente”, ya sea con sus conceptos, con los mensajes que crea o con sus métodos. Trabajé toda la vida en la industria de la comunicación y es indudable que la historia se repite todo el tiempo. Para mí fue un hallazgo descubrir que los métodos en Brasil y en la Argentina fueron los mismos.
–La fusión y relectura de las historias de dos vecinos importantes, como son la Argentina y Brasil, resulta un juego interesante que se potencia con el momento histórico, donde no sólo estos países se encuentran en un pico de buenas relaciones, sino que ese estado de armonía abarca a casi toda la región. ¿Pensaste tu obra como parte de este momento?
–Vivo en Brasil, amo Brasil. Allá descubrí muchas cosas hermosas. Pero la más importante es lo orgullosos que ellos están de ser brasileños, algo que nosotros teníamos y ya nos queda poco. La segunda cosa que me encanta es que los medios, más allá de estar en contra de Lula, jamás –pero jamás– se ponen en contra del país. ¡Jamás! Y eso tiene que ver con la primera aclaración: el orgullo está por encima de todos. Hablar mal del propio país es desalentar las inversiones, es pasar un mensaje negativo hacia el exterior. En el fondo, hablar mal del país de uno es antipatriótico.

-POPulismo mágico tiene varios sentidos en mi cabeza. Uno, el más obvio, es agarrar las primeras tres letras de la palabra populismo. El populismo es pop. Por lo menos para mí. Una vez recibí una crítica de mi obra: me dijeron que tenía muchos colores. Para mí fue una alabanza. A mí me gusta Caminito: esta obra es para aquellos que gustan de Caminito. El populismo se convirtió en una mala palabra, acá, en Brasil, en todos lados. Y para mí el populismo es una buena palabra. Es hermosa, una de las más bellas que hay. Significa un gobierno que piensa primero en los más necesitados del pueblo, que los cuida, que les sonríe, que les dice cosas lindas. Pero el populismo no es sólo frases lindas, es principalmente hechos. Hechos de gobierno. En la historia de las democracias, el único sistema que le dio hechos a los más necesitados es el populismo. Los demás, siempre favorecen a otros, mientras hablan de la teoría del derrame. A los más necesitados hay que ayudarlos ¡ya!, no funciona la teoría del derrame cuando el hambre es real. El populismo es mágico. ¿Qué sistema democrático tiene más magia que el populismo? Tiene mitos, leyendas, cuentos, historias, y también tragedias. Pero siempre nos acordaremos que alguna vez reinó en el pueblo el amor y la igualdad.
Borrachos de Getúlio, embriagados de Perón, la recorrida termina. Tal vez como última muestra de que no está mal pensar ciertos movimientos como religiones, no exentos de ritos y de liturgias (de mitos y de leyendas, de cuentos y de tragedias), Juan Maresca incluyó entre los objetos que integran el conjunto de POPulismo mágico un altar. Un sagrario dedicado a Evinha y João Perón, tan sobrecargado de imágenes y objetos que no tardan en traer a la memoria todo el imaginario del Umbanda. Una iconografía brasilera “más cercana a la macumba y a los ritmos africanos que a la cristiandad nacida en España”, como afirma el propio artista. Allí es donde se adora y reside el verdadero espíritu de esta exposición.
Quién es Juan Maresca
Para visitar la muestra
POPulismo mágico puede visitarse hasta el 31 de marzo, de martes a domingo de 11 a 19 horas, en el Museo Evita, Lafinur 2988; tel: 4807-0306 www.museoevita.org
La entrada es libre y gratuita. Más información en www.populismomagico.com
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura del diario Tiempo Argentino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario