jueves, 9 de septiembre de 2021

CINE - "De noche con Kate" (Late Night), de Nisha Ganatra: El pecado de la comodidad

La historia que se cuenta en De noche con Kate, de la canadiense Nisha Ganatra, ya fue abordada en el cine una gran cantidad de veces de manera casi literal. Se trata de la novata/novato que consigue el trabajo soñado, pero la experiencia se convierte en un infierno debido a un jefe/jefa tan talentoso como insoportable, cuya confianza la/el protagonista se debe ganar a la fuerza, mientras aguanta humillaciones, desprecios y malos tratos. En los últimos años este modelo tuvo una versión muy popular en El diablo viste a la moda (2006), con Meryl Streep como la editora pedante de una revista de modas y Anne Hathaway en el rol de la pasante que se la tiene que fumar. O la reciente serie Hacks, en la que Jean Smart compone a una legendaria y egocéntrica comediante de Las Vegas y Hannah Einbinder a una guionista desempleada que acepta trabajar para ella.

De hecho, el recorrido y los personajes del film de Ganatra son casi idénticos al de esta serie, solo que en lugar de los escenarios de la ciudad del pecado, acá la acción transcurre en un estudio de televisión neoyorkino. En este caso, la inglesa Emma Thompson es quién está a cargo del rol de Katherine, otra comediante legendaria, ganadora de toneladas de premios y única mujer en la historia de la tele en conducir un late night, esos shows nocturnos que combinan el humor y los monólogos tipo stand up con entrevistas y música en vivo. Mientras que la actriz y guionista Mindy Kaling (conocida por el papel de Kelly Kapoor en la serie The Office) es quien interpreta a Molly, la nueva guionista.

Cuando Katherine debe incorporar un nuevo integrante a su equipo de libretistas, compuesto únicamente por hombres, decide que ese lugar debe ocuparlo una mujer, solo para demostrar que puede “tolerar” no ser la única. Kaling por su parte interpreta a Molly, una fanática de Katherine que trabaja en una planta química y que se postula para el trabajo, persiguiendo su sueño de hacer humor y trabajar junto a su ídola. La película avanza a paso firme, pero sin desviarse ni un ápice de un camino seguro hecho de situaciones modélicas, diálogos de ingenio moderado, pinceladas de drama intercaladas estratégicamente y, claro, los infaltables ganchos de corrección política que caracterizan al cine del Hollywood contemporáneo.

Como era de esperarse, esa sensación de haber sido narrada sin moverse de la zona de confort acaba convirtiéndose en un lastre tanto para la película como para el espectador. Nada de giros sorpresivos ni ideas novedosas. Al contrario, Katherine y Molly cumplen con todas las paradas previsibles que deben realizar estos dos personajes para construir su vínculo estandarizado. Un arco dramático que incluye el choque inicial, la degradación, la revelación del talento de Molly, la construcción de la confianza, una ruptura momentánea y el happy end de rigor. De noche con Kate adolece del peor defecto que puede tener una comedia: la comodidad. 

Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.

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