viernes, 9 de abril de 2021

CINE - "Those that, at a Distance, Resemble Another", de Jessica Sarah Rinland: Aquello que, muy de cerca, se parece a una película

Extraña experiencia cinematográfica resulta el documental Those that, at a Distance, Resemble Another, ópera prima de la directora Jessica Sarah Rinland, en la que retrata el universo de las restauraciones y réplicas de piezas de museo a partir de un dispositivo infrecuente. El mismo incluye escenas e imágenes tomadas durante la labor de los equipos de conservación y restauración de instituciones como el Laboratorio de Arqueología de Manaos, el Museo de Arte de San Pablo, ambos en Brasil; o del Victoria and Albert Museum, el Museo Británico, el Museo de Historia Natural y el Gran Museo de Zoología, todos ellos ubicados en la capital inglesa y dedicados al cuidado y exhibición de piezas de los orígenes más diversos. Sin embargo, ninguna de estas personas aparece en la pantalla más que de forma tangencial, a pesar de que la película realiza un registro detallado de sus labores. En esa decisión se sostiene la película de Rinland no solo en el plano estético, sino también en el terreno de lo ético.

A Those that, at a Distance, Resemble Another no le importa saber quiénes se encargan de restaurar un viejo alajero con incrustaciones de marfil, de imitar antiguas vasijas precolombinas o de recuperar el colmillo de un elefante cazado a finales del siglo XIX, pero que permaneció un siglo sumergido en el océano junto al barco que lo transportaba desde África a Inglaterra. Lo que le interesa a la película es solo su labor, que la cámara registra a través de obstinados primerísimos planos que tienen como protagonistas a cada una de esas piezas y en las que apenas caben las manos de los profesionales que trabajan sobre ellas. Como un chico que intenta descubrir el truco de un mago, la directora no le saca de encima el ojo de la cámara a esas manos que consiguen convertir en nuevo aquello que ya no lo es, o de clonar piezas cuyo valor se encuentra en su carácter único. De ahí viene el sugestivo título de la película, cuya traducción aproximada sería: Aquello que, desde lejos, se parece a otra cosa.

En ese sentido, la película de Rinland logra transformarse en aquello que retrata, en tanto también se convierte en una imitadora, en una profesional de la réplica, consiguiendo que a partir de su particular modo de abordar la acción su film pueda ser visto como un avatar cinematográfico de la curiosidad. Y es que el dispositivo diseñado por la directora captura en esencia la forma en que trabaja la curiosidad, concentrándose en aquello que la obsesiona mientras se olvida por un rato del resto del universo. Un efecto que se cimenta en el uso permanente de esos primerísimos planos en los que los objetos intervenidos recuperan la juventud que el tiempo les había arrebatado. En ese minimalismo obsesivo la película puede volverse fascinante, pero también reiterativa y algo mecánica. Son los riesgos de concentrarse en lo técnico y relegar el factor humano, que a pesar de estar presente (sobre todo a través del sonido) es mantenido en segundo plano. 

Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.

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