
Por supuesto que Disney representó una presencia importante para que el regreso fuera con éxito. Sobre todo porque la casa del ratón tuvo el buen tino de respetar la esencia del universo Muppet, sosteniendo al grupo de artistas detrás de los personajes, entre quienes se cuenta Dave Goelz, único sobreviviente de los años dorados y encargado de animar a personajes clásicos como El gran Gonzo o el saxofonista Zoot. Del mismo modo, para esta segunda película post Disney también se ha mantenido en sus puestos a James Bobin, director y guionista de la película anterior, y a Bret McKenzie, ganador de un Oscar por la canción “Hombre o Muppet”, incluida también en el film de 2011. Porque, como solía decir el viejo Walt, equipo que gana no se toca.
Lejos de esquivar el tema de las secuelas, Los Muppets 2 (numeración inexacta, como se ha visto, que no corresponde al título original) no sólo pone el asunto en primer plano sino directamente en la primera escena. La película comienza ahí donde terminaba la anterior, con todo el equipo reunido en plena avenida Broadway después de un número musical. “¿Y ahora qué hacemos?”, se preguntan Kermit y sus amigos. La aparición de un representante de artistas cuyo nombre, Dominic Badguy, revela su lugar en la trama, es suficiente excusa para que la compañía se embarque en una gira mundial. Como corresponde, la decisión es celebrada con otra canción de título oportuno: “Hagamos una secuela”. El trabajo de McKenzie resulta otra vez una de las fortalezas del Los Muppets 2, aportando no sólo a los fines dramáticos, sino que también constituye una fuente inagotable de one liners y cameos, todos recursos que son una marca de fábrica de la saga.
Bob Hope, Mel Brooks, James Coburn, Peter Ustinov o Liza Minelli son algunos de los que se han prestado a aparecer de sorpresa en las películas anteriores. Y algunos hasta han repetido, como Ray Liotta o Zach Galifianakis, quienes vuelven a aparecer en esta junto a Lady Gaga, Tony Bennett, Salma Hayek, Frank Langella y Christophe Waltz entre otros. Aunque debe decirse que no todos los cameos resultan igual de efectivos, una irregularidad leve que se traslada a otros aspectos del film. Porque esa gira mundial que los malos de turno usarán como pantalla para un plan criminal, es apenas el motor que pone en marcha una historia muy básica que no consigue ir mucho más allá de las peripecias que orbitan en torno a ese eje, debilidad que el guión suple con una metralla de gags a discreción que siempre dan en el blanco. Está claro que esta séptima secuela está (apenas) debajo de su antecesora, sin embargo no alcanza para decir que la película falla. Lejos de eso, a fuerza de un humor muy preciso, de canciones notables y un gran sentido de la oportunidad, Bobin convierte esa sencillez en una virtud y su film termina siendo un más que digno representante de la dinastía Muppet.
Artículo publicado originalmente en la sección CUltura y Espectáculos de Página/12.
1 comentario:
Para mí mis favoritas siempres serán: Los teleñecos Cuento de Navidad y Los Teleñecos en La isla del tesoro. Por lo demás también hacen muy buenas parodias de videoclips como la del Bohemial Rapsody de Queen.
Saludos
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