viernes, 18 de noviembre de 2016

CINE - "Animales fantásticos y dónde encontrarlos" (Fantastic Beasts and Where to Find Them"), de David Yates: Cuando Rowling desembarcó en América

Cuando se trata de convertir al cine en un negocio, parece que no hay nadie más eficiente que J. K. Rowling. Mérito doble, porque antes que eso la escritora escocesa hizo lo propio con el "negocio" de la literatura, componiendo una de las series de libros más exitosas de todos los tiempos: la de Harry Potter. Una vez transformados sus siete volúmenes ocho películas, cuya recaudación global rondó los siete mil millones de dólares, parecía que la cosa quedaría ahí, grabada para la historia en el bronce de las estadísticas. Quienes creyeron que la prolífica Rowling se conformaría con eso se equivocaron. Cuando los fanáticos empezaban a aceptar que las aventuras de Potter fueran parte del pasado, la británica sorprendió con una nueva línea dentro de ese universo, que retoma su imaginario para contar una historia paralela. Un procedimiento que en el cine se denomina spin off. El estreno de Animales fantásticos y dónde encontrarlos es la adaptación cinematográfica de la primera novela de esta nueva serie, que regresa al universo mágico desarrollado en Harry Potter pero en un nuevo contexto, un nuevo foco narrativo y nuevos protagonistas. El primer episodio de al menos cinco que ya fueron anunciados. Negocio redondo.
Rowling es inteligente y supo hallar la mejor forma de renovar su catálogo de creaciones sin perder la continuidad de lo construido, que le garantiza un público potencial muy numeroso. Si el relato de la saga Potter transcurría en tierras británicas, con toda su tradición mítica y cultural como soporte, la gran apuesta de Animales fantásticos... reside en trasladar toda esa parafernalia al nuevo mundo, a los Estados Unidos. El truco es simple, pero debe admitirse que se requiere de algún talento para realizarlo de manera exitosa y no se le pueden negar a Rowling los suyos. El más notorio: su facilidad para crear personajes con los cuales es muy fácil vincularse, ya sea por simpatía, empatía o antipatía. Y el nuevo protagonista, Newt Scamander, se las arregla bien para cargarse la compleja tarea de calzar los zapatos de Harry. Se trata de un joven mago, ex alumno de Hogwarts (la misma escuela donde transcurre la acción en las novelas de Potter), que llega a Estados Unidos en busca de animales fabulosos que están prohibidos en tierra americana. Pero la naturaleza de las cosas hace que todo se complique, involucrando a un nomago (un ser humano común, lo que en la Gran Bretaña potteriana se conoce como muggle) y acaba arrestado por la autoridades mágicas de Nueva York.
Encarnado por Eddie Redmayne, Scamander concentra en sí mismo la esencia de lo británico para hacer que destaque entre lo estadounidense por contraste. A diferencia de otros papeles en los que el actor pelirrojo tuvo vía libre para sus excesos histriónicos hasta volverse insoportable, acá tiene la prudencia de atenerse a un perfil británico más contenido y flemático. Es decir, Redmayne no deja de sobreactuar, pero al menos no resulta (tan) exasperante. Rowling aprovecha bien el cruce del Atlántico para dar continuidad dentro de su imaginario a las diferencias culturales que existen entre estadounidenses y británicos en el mundo real, y lo hace con humor. Y utiliza la particularidad del nuevo escenario para definir un universo propio que se vaya despegando de la saga anterior. Ejemplo de eso el movimiento antimagos, que reproduce las tradicionales cacerías de brujas asociadas al costado puritano de la historia norteamericana. Otro acierto es ambientar la historia en Nueva York entre 1920 y 1930, partiendo de una estética cercana al steampunk que recuerda al monumentalismo del Brazil de Terry Gilliam.
Animales fantásticos... cuenta además con un gran reparto que ayuda a hacer que todo se vuelva aceptable. Incluso lo menos creativo de este trabajo de Rowling (y de todos sus trabajos en general), que son sus criaturas, nunca muy originales y siempre subsidiarias de lo ya imaginado antes por diversas mitologías. Incluso en ocasiones hasta parece no haber ninguna razón demasiado sólida que justifique algunas de las apariciones que realizan las extrañas especies, más que la simple fórmula de romper la linealidad del relato cada tantas escenas, buscando distraer y asombrar a partir de un despliegue visual algo vacuo. 

Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.

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