sábado, 31 de mayo de 2014

CINE - "Proyecto Mariposa", de Sergio Costantino: La más impensada y bienvenida historia de amor jamás contada

El estreno de Proyecto Mariposa, Historia de amor entre rejas, documental de Sergio Cucho Costantino que se proyecta hoy a las 18 en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, vuelve a poner en evidencia que los años de la última dictadura militar siguen siendo un pozo sin fondo de historias por contar. Muchas de ellas horribles, habida cuenta de que el horror era huésped de honor de aquel gobierno. Pero también hay otras, impensadas y bienvenidas, que consiguen filtrar su luz entre tanta oscuridad. La película de Costantino cuenta una de esas historias que parecen inventadas, pero no: todo lo que se muestra en Proyecto Mariposa es verdad y nada más que la verdad.
Isabel Garraza, o simplemente Lina, era militante de la Juventud Peronista a mediados de los años 70, en su San Luis natal. David Mazal también, pero él era cien por ciento porteño. Ambos compartían la pasión por la militancia, un deseo de libertad, el convencimiento de que el sueño de un mundo mejor ameritaba luchar por él y un ansia desesperada por la vida. Lo compartían todo, pero cuando fueron detenidos en 1976 ni siquiera se conocían. Y todavía no habían cumplido 20 años. A Lina se la llevaron de su casa junto a Pedro y Chavela, sus padres, y a una de sus hermanas, quedando en libertad únicamente la hija menor, de 7 años de edad; a David lo detuvieron en una asamblea en un colegio secundario. Aunque permanecieron detenidos los ocho años que duró la dictadura, todos ellos forman parte del grupo de afortunados que consiguió salir con vida de aquel proceso.
A lo largo de esos años fueron trasladados a diferentes penales a lo largo del país: en 1978 David conoció al papá de Lina en el de La Plata. Poco después el régimen autorizaba a los reclusos a escribirse con sus parientes, pero sólo con ellos. Recién entonces las hermanas Garraza, que entonces permanecían en la cárcel de Devoto, pudieron comunicarse con sus padres. Pero el encierro provoca avidez: de libertad, de amigos, de amor, y pronto David comenzó a escribirse con Lina. Pero como no eran familiares debieron hacerlo a través de Pedro, quien transcribía en sus propias cartas las interminables líneas que David le dedicaba a su hija. Y Lina hacía lo propio, disimulando en las cartas a su padre las respuestas a David. Así se escribieron hasta recuperar la libertad en 1983 y recién ahí se vieron las caras por primera vez. Para entonces, sólo con palabras, David y Lina se habían enamorado para siempre. 
“Conocí a David en una reunión política”, dice Costantino. “Gustavo Vaca, hoy director general de la comuna 12, me dijo ‘vos que haces películas, ahí tenés una’. Me lo señaló y me contó su historia. Me le fui al humo enseguida y ahí ya no paramos hasta hacer la película”, completa, orgulloso de contar una película de amor en tiempos de odio. Un amor que se continuó en dos hijos y que todavía sigue de pie. “Hay puñaladas que jamás cicatrizan, se infectan, y creo que Lina aún hoy no ha calmado ese dolor. Sin embargo la vida sigue”, dice el director. “El amor con David, los hijos, la lucha por la igualdad y justicia son grandes valores que encajan y se acomodan para seguir con la cara alta.”
Más allá del tema del amor nacido entre dos chicos presos, Proyecto Mariposa parece ser una película acerca del poder y el valor de las palabras. En una época en donde las palabras podían ser una condena, cuando decirlas era un riesgo, en la historia de Lina y David resultaron lo contrario: la salvación, la esperanza, un plan de escape. “Construí un mundo en imágenes lleno de palabras: palabras mudas, palabras de amor en una época donde hablar no era bueno”, define Costantino, quien considera que “como cineasta mostrar el amor sin un beso, lo invisible, era un gran desafío” y se muestra feliz de haberlo logrado. Porque más allá del contexto histórico de la película, inevitablemente político, Costantino está convencido de haber contado una historia de amor. “Hablar de su historia de amor y poner el plano político como marco fue una decisión personal hablada con ellos dos”, afirma. “En un documental podes desviar fácilmente ante tanto material y sin embargo otra vez gano el amor: el amor al cine ¡Por eso me gusta decir que es una peli de amor con Memoria!”  

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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