Quién puede negarlo: Mo-Yan es un hombre de suerte. Porque para quedarse con el Nobel de Literatura cuando los favoritos eran los más taquilleros Murakami y Philip Roth, hay que tener un poco de suerte. Lo mismo puede pensarse de un autor que obtiene un premio que nombres como Joyce, Kafka o Borges, por citar al menos tres autores ineludibles de la literatura del siglo XX, no han tenido la suerte de recibir. Pero si estos argumentos a favor de la fortuna de Mo-Yan resultaran insuficientes, entonces hablemos de cine. Cualquier escritor sabe que las adaptaciones cinematográficas pueden convertirse en una pesadilla; redituable, pero pesadilla al fin. Pero no para Mo-Yan: en 1987 su novela Sorgo rojo fue adaptada por el debutante Zhang Yimou, luego de que esta se convirtiera en un éxito editorial. Al año siguiente la película ganó el premio mayor del prestigioso festival de Berlín. Yimou se fue convirtiendo en uno de los más notables artistas del cine chino, alcanzando gran notoriedad con Ju-Dou (1991) y Héroe (2002), dos de sus 6 películas que recibieron nominaciones a los Oscar. Y volvió a adaptar a Mo-Yan en 2000, en su película Happy Times. Si eso no es tener suerte.
Para ver la nota madre de esta columna, escrita por Ivana Romero.
Columna publicada originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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