Con coordinación del escritor y periodista argentino Matías Carnevale, los textos recorren el universo bradburiano en busca de un objetivo tan oportuno como difícil de cumplir: renovar la lectura de una de las obras literarias del siglo pasado más transitadas por la crítica y la academia. De ese modo, el argentino Carlos Abraham recorre el vínculo entre el autor de las Crónicas Marcianas con la revista Más allá, editada en Buenos Aires por la editorial Abril entre 1953 y 1957, en cuyas páginas se publicaron por primera vez en castellano algunos relatos incluídos en ese libro. En tanto que el platense Matías Bragagnolo analiza la compleja relación que es posible establecer entre la obra de Bradbury y un género como el policial negro.
El propio Carnevale realiza una cronología de los hitos que enlazan al estadounidense con nuestro país, en el capítulo titulado “Ray, el argentino”. La lista incluye las primeras publicaciones en español, también realizadas en Buenos Aires por la editorial Minotauro, que en 1955 lanzó la hoy mítica versión de las Crónicas prologadas por Jorge Luis Borges; su única visita al país, en 1995, para participar de la Feria del Libro; la relación con el artista plástico y fotógrafo Aldo Sessa, quien trabajó junto a Bradbury en tres libros que combinan textos e imágenes. O el breve pero emotivo intercambio epistolar que el escritor mantuvo con Patricia Breccia, historietista e hija del gran Alberto Breccia, leyenda de ese género en nuestro país, quien siendo niña le mandó una carta y un dibujo sin saber más que su ciudad de residencia, pero que al mes recibió una amorosa respuesta de puño y letra del propio Bradbury.
También argentino, el investigador Darío Lavia rastrea dos producciones realizadas por la televisión local basadas en cuentos de Bradbury, pero que debido a las pésimas políticas de conservación de la Argentina se creyeron perdidas durante mucho tiempo. Una de ellas producida por el inolvidable Narciso Ibáñez Menta y su hijo, Narciso Ibáñez Serrador. Y Adrián Muoyo desarrolla un certero análisis crítico de la adaptación televisiva de Crónicas marcianas, realizada en 1980 por el director británico Michael Anderson. A pesar del carácter fallido de dicha producción, Muoyo destaca la labor del escritor Richard Matheson, otro prócer de la literatura fantástica estadounidense de ese período, cuyo guión consigue mantener y resaltar el espíritu humanista contenido en los relatos de Bradbury.
Por su parte el peruano Elton Honores analiza dos cuentos puntuales, como “La hora cero” y “La pradera”, en busca de rastrear referencia a invasiones y nuevas tecnologías en el trabajo del escritor angelino. Mientras que José María Marcos firma el ensayo “Tinieblas avanzan sobre Green Town”, y el matrimonio integrado por Teresa P. Mira y Guillermo Echeverría hacen lo propio con “De un extremo a otro, o cómo Bradbury resuelve un tema por medio de su contrario”. El volumen incluye también los textos “Ray Bradbury en el Reino Unido: dos perspectivas”, del británico Phil Nichols; “Aquellos deleitables terrores”, del entrerriano Cezary Novek; y “Bradbury y España. Cultura y ciencia ficción (1955-2020)”, del español Sergio Pedraja Cabo. Y concluye con “M: Mildred y Montag”, capítulo en el que Eduardo Wolovelsky examina bien de cerca a los protagonistas de la novela Fahrenheit 451, cerrando un oportuno homenaje al Tío Ray, pensado desde el sur.
Artíulo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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