Guillermo del Toro, reciente ganador de múltiples Oscar por La forma del agua, habló esta semana en el Festival de Cine de Marrakech, donde tuvo a su cargo una clase magistral. Ahí el cineasta mexicano dio detalles a la prestigiosa revista The Hollywood Reporter acerca de su próximo trabajo, una adaptación del clásico de la literatura italiana Pinocho que realizará para Netflix en el formato de la animación y que, según contó, tendrá una oscura lectura política que alejará al personaje del conocido perfil infantil que popularizó la versión de Walt Disney de 1940. Pero entre comentario y comentario acerca de la obra de Carlo Collodi, Del Toro también realizó un anuncio inesperado que de algún modo lo vincula al cine argentino, concretamente a un cineasta local: el mexicano producirá en Hollywood la remake de Aterrados (2017), film del argentino Demián Rugna.
La noticia no solo resulta sorpresiva por el impacto que provoca la llegada de un artista nacional a la industria más poderosa del mundo, alimento para el tradicional chauvinismo vernáculo. Ocurre que a pesar de las buenas críticas y de transitar uno de los géneros más populares, Aterrados apenas fue vista en el país por algo más de 20 mil espectadores. Que fueron suficientes para convertirla en una de las películas de terror más “taquilleras” del cine argentino moderno, pero que resultan un número mínimo si se lo compara con las más de un millón de entradas vendidas por otras como Mamá se fue de viaje, El ángel o El fútbol o yo. Aterrados, que se estrenó en mayo de este año, ni siquiera entrará en el top 10 de las películas argentinas más vistas de la temporada. Pero su director filmará su próximo trabajo en los Estados Unidos a través de los estudios Fox.
Hasta ahora Rugna era uno más de los muchos artistas que pelean para filmar en la Argentina y que en los últimos años vieron como la perspectiva de seguir haciéndolo se volvía cada vez más cuesta arriba. Todas sus películas tuvieron estrenos limitados o, peor aún, no lo tuvieron. Es el caso de su trabajo anterior, la comedia negra Vos no sabés con quién estás hablando, que nunca consiguió distribuidor y apenas pudo ser vista como parte de la Competencia Argentina del Festival de Mar del Plata en 2016. A Rugna no le han hecho entrevistas en los grandes medios y su cara no aparece en la tele. En resumen: casi nadie conoce a Demián Rugna ni a sus películas en su propio país, pero filmará la próxima en Hollywood.
“Es una sensación muy extraña, sentir que pertenezco a un mundo que está lejísimos de esto que me están proponiendo”, dice Rugna para tratar de explicar el combo de euforia y confusión que le provoca la posibilidad del salto que está a punto de dar su carrera. “En 15 años como director no pude consolidarse en mi propio país, siempre me moví por los márgenes, con amigos del under, siempre viendo desde el otro lado del vidrio como el banquete del cine se lo morfaban otros. Y esta bomba me explota justo cuando evaluaba abandonar la profesión. Eso me genera lo que le sentiría un futbolista de potrero ya pasadito de años ante una convocatoria para jugar en la selección al lado de Messi: ‘¡Ey…! ¿Pero si todavía no jugué en primera?’”, continúa el director. “Ahí te acordás de los goles que metiste en el arco de madera y te das cuenta de que no eran algo menor, que los partidos que te embarraste y te lastimaste las rodillas no fueron en vano, y entendés que hasta los trofeitos que levantaste valían más de lo que creías.”
-Es decir que en realidad no todo ocurrió tan rápido como podría interpretarse a partir de lo sorpresivo de la noticia.
-Mi sensación ahora es de ansiedad y vértigo. Me da gracia haber tenido tan poca suerte antes y de repente tener tanta ahora. Pero por otra parte lo asimilé bien, porque la posibilidad de dirigir el remake surgió en diciembre de 2017, entonces esa euforia que tuve que contener durante este largo año de negociaciones hicieron madurar una templanza necesaria para estos casos. Tampoco divulgué antes la noticia para estar más tranquilo. Y viendo como estaba la situación del cine en Argentina preferí ser reservado. Así que gran parte de mis amigos y hasta de mi familia se están enterando por esta nota.
-¿Tiene idea de presupuestos o del equipo de trabajo con el que va a filmar?
-Sé que Del Toro será productor a través de Fox Searchlights y que vamos a trabajar en conjunto todo el proceso. Sobre todo el desarrollo y la preproducción. Del equipo solo puedo confirmar al guionista Sacha Gervasi (el mismo que escribió el guión de La terminal para Steven Spielberg), que va a ayudarme específicamente con la adaptación de los diálogos.
-¿Se siente listo para filmar en un contexto en el que todo ya no dependerá de usted, que apenas será otra pieza de la máquina de hacer películas?
-Se lo que significa Hollywood, pero por suerte caí en las manos del mejor productor. Del Toro me garantizo libertad y me dio toda la confianza. A tal punto que me dijo: “yo creo en tu instinto, porque eso te hizo hacer Aterrados en la forma en que la hiciste. Tu sensibilidad te hizo elegir a los actores adecuados, así que confío en que los vas a volver a elegir bien”.
-¿Y ya sabe cuáles son los actores que elegiría?
-Es que ahí mismo le dije que quería a Jeff Bridges. Entonces me miro un poco y me dijo: “no sé si el presupuesto dará para tanto, pero déjame y ya veremos qué pasa”. Entiendo que no tendré el control del corte final pero saber que Del Toro me respalda me da muchísima tranquilidad.
-Antes de la entrevista me contaba que Del Toro habló de Aterrados con Spielberg. ¿Cómo es eso?
-Fue como realidad virtual, como escuchar todo lo que soñé cuando era chico. En uno de los almuerzos que tuvimos Del Toro me dijo, así nomás, mientras se tomaba una sopa, que le iba a pasar el link de la película a Spielberg porque le había estado hablando de una escena, la del chico muerto y el vaso de leche. No me salió otra cosa que agarrarme la cabeza, no pude decirle nada. Uno de mis ídolos del cine me contaba que le quería mostrar mi película a mi gran ídolo de la infancia. Imposible.
-Está claro que el mérito en esta situación le corresponde a Aterrados. Sin embargo usted ha dicho en la presentación de la película en Sitges que la filmó casi de compromiso, sin mucha confianza. ¿Por qué?
-No era falta de confianza en mí, sino en el sistema. Sobre todo porque mientras hacia la posproducción de Aterrados veía como mi película anterior, Vos no sabés con quién estás hablando, no lograba venderse ni tener distribución después de esperar 5 años pata poder filmarla y de un año entero sin salir de casa para posproducirla. Encima en las funciones de los pocos festivales en los que participó el público se reía y la disfrutaba, no me entraba en la cabeza que no se vendiera. Ahí me dije ya fue, me dedico a otra cosa. Empecé a replantearme seriamente lo que iba a hacer a partir de entonces, viviendo en el fondo de la casa de mi vieja, con un auto modelo ‘95 semifundido y un un futuro incierto en el cine a los casi 40 años.
-¿Pero qué tan serio fue ese replanteo? ¿Evaluó alternativas concretas?
-Mirá, mientras hacia la posproducción de Aterrados mande a pedir un cargamento de muñecos de China y los vendí por internet para probar con otro negocio. Y te digo que, salvo con Aterrados, me fue mejor con eso que con mis otras tres películas. Pensábamos estrenar Aterrados en unas pocas salas en octubre de 2017, palo y a la bolsa. Pero entramos al Festival de Mar del Plata y eso retrasó todo. Ahí la película gano el Festival Mórbido, en México, y desde entonces se fue dando todo. Terminamos participando en los festivales mas grandes de género fantástico, incluida la Competencia Oficial de Sitges. Por eso creo que la suerte me llegó justo a tiempo.
-¿Cree que este salto que está dando puede ayudar no solo a la producción del cine fantástico en la Argentina, sino a modificar la desconfianza que el público siente por el cine argentino, en particular por la vertiente fantástica?
-Creo que va a ayudar muchísimo. Hace años vengo bregando por un cine fantástico nacional y se ha avanzado desde lo institucional, pero siempre cuesta que el público apoye. Estoy cansado de leer comentarios que dicen que si una película es argentina “seguro va a ser una mierda”, o que tal otra está bien “para ser argentina”. O ver gente levantarse y salir de la sala al minuto de empezar Aterrados porque se dieron cuenta de que era argentina. Es un tema cultural, pero también debemos hacernos cargo como industria de que le hemos dado la espalda al espectador que no consume cine de autor. Que es el gran porcentaje de la gente que va a ver cine a las salas y que es el mismo público al que le chupa un huevo si el Incaa se va a la mierda o si se deja de hacer cine nacional. A ese público lo descuidamos al no producir contenido, pero también por no contar con espacio para la difusión en los medios de comunicación. Por ejemplo a mí solo Página 12 y Tiempo Argentino me hicieron notas por Aterrados. Entonces a un productor independiente le cuesta apostar al género, porque la apuesta es más dura. Ojalá Aterrados haya abierto una ventana para atraer a ese público que no suele mirar su propio cine. Creo que la película puede darle mucho al cine nacional ganando el respeto de muchos espectadores que nunca tuvimos en cuenta. Ahí podré decir que como realizador argentino habré cumplido con el objetivo de aportar en algo que me parece es muy importante.
Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.
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