A veces pasa que el cine deja de ser por un rato una lista de las películas más vistas de la semana, que en muchas oportunidades parecen ser siempre las mismas pero con distintos nombres, para convertirse en una particular forma de entender el mundo. De entenderlo y dar cuenta de él, que es en definitiva para eso que sirven los lenguajes. Porque, sí, el cine es un lenguaje distinto, con sus propios mecanismos verbales y estructuras sintácticas, diverso tanto de lo oral como de lo escrito, pero capaz de similar elocuencia. Un poco de eso tratarán las jornadas La Imagen Argentina. Episodios cinematográficos de la Historia argentina, que tendrán lugar entre hoy y mañana en el auditorio de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), ubicado en la esquina de las calles Salta y Moreno, Buenos Aires.
Organizadas por la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional que encabeza Ricardo Forster, la grilla de las actividades de La Imagen Argentina incluye una variedad de especialistas que abordan al cine desde todos los ángulos posibles. Cineastas como Gustavo Fontán, José Campusano, Andrés Di Tella o Carmen Guarini; críticos como Eduardo Russo, Roger Koza o Fernando Martín Peña; académicos y teóricos como María Pía López, o algunos que se destacan en más de un área, como el director y crítico Nicolás Prividera. La idea es poner en acción una manera de pensar desde el cine, específicamente en relación a la Historia argentina. María Iribarren, coordinadora de las jornadas por parte de la Secretaría que dirige Forster, explica que la realización de estas jornadas forma parte de la voluntad de dicha oficina por “abrir espacios para el debate bajo distintos formatos”. En particular menciona la realización de las jornadas La Letra Argentina, realizadas el año pasado en el Centro Cultural Paco Urondo de la Facultad de Sociales de la UBA, “en dónde se puso en discusión los modos de edición y circulación de la literatura a partir de la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad”. “Tomando ese formato como rector es que pensamos La Imagen Argentina”, afirma Iribarren. “No tanto para ver los modos de circulación del cine, que nos hubiera llevado a una discusión alrededor de la industria, sino a revisar si efectivamente el cine argentino produjo ideas cinematográficas en torno a la Historia, a la creación de la Nación, al ingreso a la modernidad, al surgimiento del peronismo, al terrorismo de estado”. Iribarren comenta que la idea es “revisar esos momentos álgidos en la historia de una cultura en los que algo se produce, se rompe o se crea, para articular cine y política desde una propuesta que es inusual para lo que suele generar un ministerio”.
-La variedad de perspectivas que se constata en la lista de panelistas remite a una definición muy amplia de lo que es el cine. ¿Cuál es la idea de cine sobre la que se han parado para organizar estas dos jornadas?
-Es difícil tomar una sola idea de cine que explique la decisión de hacer estas jornadas. Creo que el cine como lenguaje a lo largo de la historia ha demostrado tener la capacidad de referir un pasado e incluso un presente pero también, a partir de los procedimientos que le son propios, de dejar abierto un margen para pensar y conjeturar el futuro. Me parece que el cine es un lenguaje transhistórico que tiene esa capacidad de, con menos procedimientos gramaticales, llevarte en un viaje interesante a través del tiempo, de las épocas y de los acontecimientos al mismo tiempo que echa luz sobre ellos.
-Decías que la idea de La Imagen Argentina surge a partir de la realización de La Letra Argentina, y en ese procedimiento de ir de una cosa a la otra se da por sentado que el cine es un lenguaje distinto, con procedimientos y mecánicas particulares.
-Me resuena la idea de Jean-Louis Comolli respecto de que el cine es el arte de la puesta en escena y que entonces no hay ninguno mejor que el cine para dar cuenta de las puestas en escena de los poderes hegemónicos a lo largo de la historia. Ahí tenés un libro abierto que, en la medida que la historia es algo orgánico que se va reescribiendo, acompaña esa organicidad. Porque las imágenes también tienen esa capacidad de poder ser resignificadas a través del tiempo.
-¿Pero se trata de pensar la historia con la lógica del cine o de pensar cómo el cine se encargó de registrar la historia?
-Creo que las dos cosas, pero que eso ira variando con cada expositor. Después si tendrá una gestión más historicista o más orientada hacia otro tipo de orden, desde Deleuze o desde Bazin, no importa. Lo importante es que este espacio quede abierto y que se lo abra desde el Ministerio de Cultura. Que la idea de reunir a estas personas o a otras en el futuro es algo que le hace bien al cine, pero también a la política, a la historia y a cualquiera que esté interesado en estos temas. Y no importa cuál sea la mirada, porque el Estado no puede ponerse en ese lugar rector. Lo importante es que el Estado abra la puerta, reciba a todos y ponga los instrumentos parta facilitar el encuentro de esa pluralidad. La idea es cruzar saberes y formas diversas de relacionarse con el cine.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo.
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