domingo, 25 de enero de 2015

DISCOS - "Discipline", de King Crimson: Música para llegar al mundo

Cuando descubrí a King Crimson ya era bastante tarde, aunque no lo suficiente: siempre hay tiempo para llegar a la música. Por entonces me encontraba en medio de una carrera desesperada por encontrar el perfecto disco de metal (me refiero al género musical, no al material), probando los límites de mi amplitud estética, viendo hasta dónde me permitía disfrutar de la distorsión, las estructuras radicales y las voces desgarradas o guturales. No es que no escuchara otras cosas, porque nunca me gustaron ese tipo de límites, pero sí era metódico en esa búsqueda. Por eso resulta significativo haber descubierto en ese momento Discipline, primer disco de la segunda etapa de la banda del rey carmesí, esa que los jihadistas del rock progresivo miran por encima del hombro. Es un disco extraordinario, revolucionario, futurista para 1981, con un Adrian Belew iluminando con su voz y su guitarra los paisajes sonoros imaginados por Robert Fripp. Tanto me enamoré de Discipline, que a poco de descubrirlo nació mi hija Serena y no encontré mejor forma de recibirla que musicalizar su parto con “Matte Kudasai”, una de las mejores siete canciones del disco.

   

Columna publicada originalmente en el suplemento Cultura de Tiempo.

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