Podría decirse que Liam Neeson devino en estrella del cine de acción de manera inesperada y que casi sin querer acabó convertido en uno de esos actores que son un género en sí mismos. La punta de ese ovillo se encuentra en el origen de Búsqueda implacable, saga que una vez logrado el rango de trilogía parece haber llegado a su fin. Es cierto que Neeson mostró siempre buenas aptitudes para el cine de acción, basta recordar que tuvo una importante participación en proyectos como la segunda fase de La Guerra de las Galaxias, en Batman Inicia de Christopher Nolan y hasta su protagónico como superhéroe en Darkman, de Sam Raimi, hace 25 años. Aun así era difícil imaginarlo como un habitué de esos papeles que solían ir a parar a las manos de Stallone, Schwarzenegger, Willis, Gibson o Statham. Pero con la guía de ese industrial del cine que es Luc Besson, el actor irlandés comenzó un camino sólido interpretando a antihéroes que calzan muy bien con su perfil de prócer. Una carrera prolífica que de 2008 para acá ha sumado casi una decena de títulos, todos entretenidos y algunos de ellos, como la primera Búsqueda implacable, dirigida por Pierre Morel, o Non Stop – Sin Escalas, de Jaume Collet-Serrá, buenas películas de acción.
Y eso es lo que ofrece Búsqueda Implacable 3 que, igual que la segunda entrega de la saga, vuelve a ser dirigida por Olivier Megaton, uno de los amanuenses favoritos de Besson en su faceta de guionista/productor. Aunque esta vez la serie termina de alejarse definitivamente de la premisa que le dio origen y que justificaba su título original, Taken, que en este caso podría traducirse como “capturado/ capturada”. El mismo era una referencia directa al secuestro de una adolescente en París, a la que su padre, Bryan Mills, un ex agente de la CIA interpretado por Neeson, termina rescatando a sangre y fuego de una red de trata de personas destinadas a la prostitución. En el segundo episodio Mills todavía se enfrentaba a los parientes de los criminales que habían secuestrado a su hija, con la ciudad de Estambul como telón de fondo. Pero acá ya no hay secuestro ni nadie a quien el héroe deba rescatar, con lo cual se desdibuja un poco el personaje, aunque eso no significa que le falten problemas por resolver. En este caso, el asesinato de su propia ex esposa, crimen del cual él mismo es el principal sospechoso.
Búsqueda implacable 3 es el episodio más flojo de la saga, en donde el montaje del dispositivo de la intriga es más endeble, dejando al verosímil cinematográfico al límite del fracaso. La película no consigue ser efectiva en la imprescindible tarea de mantener sus secretos bajo control, permitiendo que sea sencillo saber qué personajes ocultan algo y cuáles están puestos para justificar los abracadabras del guión. La única que se mantiene en pie, sólida y confiable, es la capacidad de Neeson para hacer de Bryan Mills un personaje creible y querible. Parece bastante, y lo es, pero no alcanza.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura y Espectáculos de Página/12.
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