sábado, 16 de agosto de 2014

CINE - Versiones contradictorias por la reapertura de la sala Lugones: Algunos dicen que sí, algunos dicen que ni

A fines de 2013, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció que la sala Leopoldo Lugones, espacio de cine del Teatro General San Martín, sería cerrada temporalmente para realizar una serie de demoradas y muy necesarias refacciones. La iniciativa se encuadraba dentro de un plan de puesta en valor del Teatro San Martín, en vista del 70º aniversario del complejo, que se celebra este año. En consecuencia, la tradicional sala porteña fue cerrada por restauraciones en febrero pasado, con la promesa de una renovada reapertura a finales de junio. Sin embargo, un mes y medio después de vencido ese plazo, la Lugones, nombre de entrecasa con el que se la conoce, no sólo sigue cerrada, sino que los planes de obra ni siquiera han comenzado. O casi: hasta el día de ayer los únicos trabajos realizados eran el desmonte de la pantalla y la cabina de proyección, dos detalles que trasladados a un ejemplo doméstico equivalen a descolgar los cuadros del comedor cuando alguien decide que es hora pintar la casa. 
Una nota del diario Página/12 publicada el domingo pasado reveló los detalles del caso, recibiendo también la negativa a hacer declaraciones por parte de los funcionarios de mayor rango del área responsable de la Lugones, el Ministerio de Cultura de la Ciudad, a cargo de Hernán Lombardi. A partir de ahí, una serie de iniciativas llevadas adelante por grupos particulares, entre los que se incluyen intelectuales, directores de cine, actores, críticos, periodistas, espectadores y otras especies habituales del cine y la cultura, reclamaron directamente a Lombardi, exigiendo una explicación detallada acerca del estado de la Lugones y un cronograma preciso de los pasos a seguir, así como la reapertura de la sala a la brevedad posible. Entre ellas se destacan el petitorio digital en el portal www.change.org, otro similar lanzado desde Facebook y el comunicado de FIPRESCI Argentina, filial local de la reconocida Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica.
Sin embargo, ninguna de las autoridades responsables recogió el guante y hasta ayer no había novedades al respecto. Tiempo Argentino consiguió comunicarse con la Dirección General del Teatro San Martín, y aunque el director general de la institución, Alberto Ligaluppi, no tuvo oportunidad de hacerlo personalmente, funcionarios directamente a su cargo transmitieron en su nombre la versión oficial: las obras empezaron ayer mismo y estarán concluidas antes de fin de año, pudiendo asegurar que las actividades de la sala comenzarán a desarrollarse nuevamente en plenitud durante enero de 2015. Una información que tiene carácter de primicia, en tanto que el propio Ligaluppi recién la hará pública formalmente el día martes próximo a través de un comunicado. 

Sin embargo, un par de horas más tarde el propio ministro Lombardi accedió a dialogar con este medio, negándose a confirmar una fecha de reapertura, pero afirmando que a partir de octubre la Lugones tendrá un espacio provisorio en las salas del Centro Cultural San Martín, ubicadas a la vuelta del teatro e inauguradas hace un par de años (ver recuadro más abajo).
Cuando se consultó acerca de los motivos de una demora tan prolongada, la Dirección General remitió a las declaraciones ya realizadas por Sergio Levit, vocero del ministro de Desarrollo Urbano de la ciudad, Daniel Chaín, departamento responsable de las obras. Levit había dicho la semana pasada que "se llamó a una licitación, como corresponde" en estos casos, pero que se seleccionó a "una empresa que tenía muy buen precio, pero cuyos avales no eran suficientes. Por lo tanto, se optó por la segunda empresa, que va a empezar a trabajar en cuanto firme el contrato." Es decir: en el momento de ser cerrada la sala para dar inicio a las obras, en febrero, no había nadie a quien se las hubieran asignado. Seis meses después nada había cambiado mucho: la Lugones continuó cerrada sin nadie que pudiera poner manos a la obra. 
Sin embargo quedaba lugar para un inesperado paso de comedia. Durante el mediodía de ayer, un fotógrafo de Tiempo Argentino se acercó hasta el décimo piso del teatro, para documentar el estado actual de la Lugones. En los cuarenta segundos que tuvo para hacer libremente su trabajo se encontró con lo anunciado: la sala vacía y sin pantalla. Inútil. El único detalle inesperado eran los dos obreros que descansaban tras haber levantado la alfombra del hall. Pero enseguida apareció un hombre corpulento y con barba, quien sin identificarse en ningún momento exigió saber qué hacía ahí el fotógrafo. "¿Así que vos querés sacar fotos?", dijo al recibir la explicación solicitada y acto seguido les pidió a los dos obreros que se acercaran y comenzaran a hacer algo. "Ahí tenés una foto para sacar", concluyó el barbudo, muy satisfecho con su ingeniosa salida. No podía haber habido un mejor escenario que la Lugones, en el décimo piso del Teatro San Martín, para una escena de farsa semejante, digna de algún clásico de los Hermanos Marx.
No es sencillo describir la importancia de la Sala Lugones sin caer, de una u otra manera, en una injusticia. Suele decirse que se trata de uno de los espacios más emblemáticos y tradicionales de la cinefilia nacional, pero ya en el hecho de utilizar esa palabra, cinefilia –que muchas veces es usada como un cerco para meter dentro o dejar fuera determinado tipo de películas (a veces unas, a veces otras); como si categorías tan amplias como películas, directores y público también pudieran dividirse en castas–, hace que eso sea decir poco. La Lugones es sin lugar a dudas una institución que desde su nacimiento en octubre del año 1967 sostiene la difusión de obras y ciclos cinematográficos que no suelen tener espacio en las pantallas comerciales. Además de esta tarea de por sí invaluable, en la última década su grilla comenzó a incluir de manera frecuente el estreno de trabajos de cineastas argentinos jóvenes o independientes, una misión que colabora literalmente con la supervivencia del cine nacional, habida cuenta la falta de salas disponibles y la cuota cada vez más limitada que los complejos multipantallas reservan para las producciones locales. Ante motivos de un peso semejante, está claro que el costo cultural de tener la Lugones inactiva un año entero es altísimo. Por eso es de esperar que las nuevas promesas esta vez sean cumplidas y que la sala pueda entrar nuevamente en funciones en el plazo convenido. Y, si se puede, claro, incluso antes.

Entrevista con el ministro de Cultura de la ciudad Hernán Lombardi 


"Desde los años sesenta no se había hecho una inversión como esta para poner en valor el Teatro San Martín como el lugar que queremos los porteños y los argentinos", dijo a Tiempo Argentino Hernán Lombardi, ministro de Cultura porteño. "Eso implicaba dificultades, pero era imprescindible hacerla, sobre todo en la Lugones, a la que vamos a refaccionar a nuevo", completó.  
–Lo que se reclama desde distintos ámbitos de la cultura es que la sala se cerró en febrero con la promesa de reabrirla en julio, y al día de ayer las obras no habían comenzado.
–La demora es evidente porque se trata de una obra muy compleja. Pero no sólo la de la Lugones: toda la obra del Teatro San Martín. La demora existe, pero las obras se están haciendo.  
–Pero lo preocupante es que en estos casi siete meses que lleva cerrada no se ha realizado ninguna obra en la sala. La pérdida en este caso es el tiempo en que se impidió que la sala continuara con su tarea. ¿Cómo se evalúa ese costo cultural?  
–Hay que pensar que la obra no es sólo en la Lugones, sino en el conjunto del teatro. Y eran necesarias. El trabajo que estamos haciendo no tiene precedentes y por eso algunas críticas me parecen injustas.  
–Tengo que insistir en que la cuestión central sigue siendo que la sala haya permanecido cerrada todo este tiempo con una promesa de apertura incumplida y sin que se hiciera ninguna obra.
 –No. Las obras comenzaron: no llegaron a la Lugones, pero comenzaron. Todo el teatro está en obra porque es un conjunto edilicio. Igual reconozco la demora y preferiríamos que no fuera así.  
–¿Hay previsto algún nuevo plazo para entregar la sala en condiciones de retomar sus actividades?  
–Puedo confirmar que los nuevos ciclos de la Lugones a partir de octubre se realizarán en las salas que inauguramos hace algunos años en el Centro Cultural San Martín, a pocos metros del Teatro. Esa es una gran noticia.  
–Está bien, pero esas salas también desarrollan actividades propias. Estaría bueno tener una precisión de cuándo la Lugones va estar en condiciones de volver a su propia casa.  
–Nosotros no llevamos la dirección de las obras, pero estamos trabajando para que sea en el menor tiempo posible.
–¿No es posible dar una fecha concreta para la reapertura de la Lugones?  
–Lo antes posible, pero con seriedad. Y aunque algunas críticas me parecen injustas, comparto la preocupación de abrir cuanto antes.  

Movida a favor de la Lugones

Durante la semana varias iniciativas exigieron al ministro Hernán Lombardi aclarar la situación de la sala Lugones. Un petitorio digital en el portal www .change.org consiguió reunir 1500 firmas, mientras que otro similar exige que "Reabran la Lugones" desde Facebook y convocó por ese medio a casi 300 adherentes. 
Por último, FIPRESCI Argentina, filial local de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, emitió un comunicado desde su sitio fipresciar .tumblr.com manifestando su preocupación por el caso y exigiendo presiciones al gobierno de la ciudad. 
Iniciativas necesarias en busca de una solución satisfactoria.

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino. 

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