Durante el período victoriano, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, surgió dentro de la literatura una generación de escritores que a pesar de sus diferentes nacionalidades y raíces estéticas, compartieron un carácter marcadamente humorístico en el desarrollo de sus obras. Escritores como Arkady Averchenko en Rusia, Allphonse Allais en Francia, Ambrose Bierce o Mark Twain en los Estados Unidos, o autores de la talla de Oscar Wilde, Bernard Shaw, Saki o Chesterton en las isla británicas, desarrollaron una literatura que, a veces de manera despreocupada, a veces comprometida, contaba con el humor como elemento común. Un humor irónico, ácido y burlón que en todos ellos ha servido de elemento conductor para retratar de manera certera y generalmente cruel, las frívolas costumbres de aquella época. O´Henry, seudónimo de William Sydney Porter, comparte con ellos este rasgo.
Nacido en 1862, O´Henry es un prócer de la literatura de los Estados Unidos. Es considerado además, junto con Edgar Allan Poe, uno de los padres del cuento de aquel país y precursor directo de otros notables cuentistas norteamericanos del siglo XX, como William Faulkner, Jerome Salinger o Raymond Carver. Los cuatro millones es una de las más famosas recopilaciones de sus mejores cuentos.
Ya desde el título, este libro aporta algunos indicios acerca de la literatura de O´Henry: es que aquellos cuatro millones son los habitantes de la ciudad de Nueva York, a finales del siglo XIX. Y es en ese terreno, el de los albores de las grandes ciudades modernas -principalmente esa Nueva York- y el de las nacientes masas de población urbana, en donde O´Henry cosecha sus personajes y sus historias.
Dueño de un humor corrosivo y cargado de ironía, sus relatos se caracterizan por los finales con giros inesperados, que gustan tomar al lector por sorpresa. A tal punto es suyo este recurso, que cuando algún otro escritor todavía lo utiliza, en los círculos literarios de los Estados Unidos es común hablar de un final "A la O´Henry".
En el libro titulado La risa, el filósofo francés Henri Bergson afirmaba que precisamente la risa es una de las características esenciales del ser humano que lo distinguen del mundo animal. En consonancia con esta idea, Umberto Eco, reputado escritor y semiólogo italiano, habla de Homo Ludens (el hombre que juega) y de Homo Ridens (el hombre que ríe) en su libro Entre mentira e ironía, y afirma que el humor es una herramienta humana para conjurar los miedos, que en el fondo es siempre uno y único: el miedo a la muerte. De mucho de esto está conformada la obra de O´Henry.
En el cuento El don de los magos, una joven pareja de esposos decide, cada uno por su cuenta y en secreto, hacer un gran sacrificio durante el día de Nochebuena en pos de la felicidad del otro, sin saber el destino acabará invalidando sus esfuerzos mutuamente. En los últimos párrafos del cuento, O´Henry se encarga de que lo dos secretos se revelen para volver a ambos protagonistas igualmente desencantados. Algo similar ocurre con los personajes del cuento Un sacrificio por amor.
En otro de su cuentos, es un perro amarillo quien relata de modo sumario, con detalles y pormenores, las diferentes humillaciones cotidianas a las que es sometido por una mujer gorda, en su vida en un departamento de ciudad. Caricias sofocantes y exageradas, conversaciones absurdas, un moño en la cola y el denigrante nombre de Lovey (Amorcito), son algunas de las miserias que debe tolerar. Más humano que muchos, el perro sabe que no está sólo en su sufrimiento: el esmirriado marido de la señora gorda también está allí; lavando platos, escuchando su conversación infinita e imparable; otro animal de compañía que todavía no sabe que también es otra víctima.
El Perro amarillo sueña con despertar a su amo a un nuevo estado de conciencia, en la que ambos, con una visión más clara de la realidad, puedan olvidar esa vida de sometimiento y, quien sabe, tal vez hasta conseguir un mejor nombre que Lovey.
Así, el perro amarillo es uno más en la multitud urbana y proletaria de los personajes en las historias de O´Henry, que entre la comedia y la amargura, se revela con ingenio y humor frente a la realidad chata, y descubre que la dignidad puede encontrarse en un nombre tan verdadero como vulgar, como por ejemplo: Pete. Ingenio y Humor: las mismas herramientas con las que O´Henry, perro amarillo de la literatura, ha construido su obra.
Artículo publicado originalmente en el portal electrónico Informe Reservado.
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