jueves, 11 de septiembre de 2008

CINE - Caos, de Tony Giglio: Otro policial de rigor


La cantidad de sustos que pueden provocar esos payasitos empalados en la punta de un resorte y metidos a presión dentro de una caja, se reduce a uno: el truco sólo es efectivo cuando se quita la tapa por primera vez, y después deja de sorprender. Caos, policial dirigido por Tony Giglio, se parece a esos payasos no tanto porque las sorpresas de su trama remitan a otras de películas anteriores (que lo hacen), sino porque son tantos sus giros pretendidamente inesperados, que al tercer cambio de rumbo los saltos del payasito comienzan a parecer demasiado. A priori las premisas parecen bien planteadas: Jason Statham es Conners, un policía que ha sido separado de la fuerza por la muerte de una mujer inocente en una situación con rehenes, y a quien su jefe se verá obligado a recurrir cuando, tiempo después, en el robo a un banco aparentemente fallido, el líder de los delincuentes (Wesley Snipes) ponga como condición que sea Conners quien lleve adelante la negociación.
Desconfiado, el jefe le pondrá un novato de su riñón como compañero (Ryan Phillippe, pero antes de protagonizar La conquista el honor, de Clint Eastwood), para que este actue como informante ante posibles excesos. El relato avanza al principio con cierta firmeza, mientras el misterio por resolver todavía se sostiene en una red de situaciones y personajes que parecen caprichosamente conectados, aunque una trama oculta los va enlazando; no por nada la película pretende justificar su nombre en la teoría del caos, fuente en la que el cine suele abrevar con asiduidad y pretensión dispar (basta mencionar a Jeff Goldblum y su intento de seducir a Laura Dern en el asiento trasero de un jeep, en Jurassic Park; o la reciente Chaos theory, sin vueltas, un drama pequeño protagonizado por Ryan Reynolds que difícilmente se estrene por aquí).
Esa estructura se debilita cuando el vicio norteamericano de la acotación pretende imponer un orden en ese caos: la información que se ha mantenido oculta va siendo revelada de forma tan engañosa como arbitraria, demandando por lo menos tres epifanías sucesivas en las que las sospechas se van corriendo de un sujeto a otro. No conforme con eso, como si no se confiara en que las cosas puedan quedar claras a partir su propio peso y drama, escenas o secuencias completas son repetidas o agregadas como flash backs didácticos para explicar los retuerzos de una historia que tal vez hubiera sido más efectiva cuanto más llana. Phillippe, Snipes y Statham (este último uno de los actores más solicitados en la actualidad a la hora de producir policiales y films de acción, suerte de heredero de Bruce Willis) cumplen con lo justo, aportando personajes construidos a reglamento que sin embargo son lo único que consigue hacer de Caos una opción posible para quien busque algo de acción. Aunque, claro, los fanáticos no podrán olvidar haberlos visto en mejores trajes: Blade o Chev Chelios, más sanguíneos, más venales, justamente podrán ser más recordados porque no se andan con tanta vuelta.


(Artículo publicado originalmente en la sección Cultura y Espectáculos de Página 12)

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