La metáfora cartográfica se fortalece en la decisión de Canel de ubicar sus historias en distintas ciudades de América, cuya lista abarca de sur a norte la geografía del nuevo continente. Una de ellas tiene lugar en Los Ángeles y Tijuana; otra en Río de Janeiro; y otras en distintos barrios de Buenos Aires. Algunas de estas historias también introducen alusiones a otras ciudades, como México, y hasta locaciones más allá de los límites americanos, como el breve relato que realiza uno de los personajes y que tiene lugar en una aldea china. A pesar de la distancia física que separa a estos escenarios, todas las historias de Río giran entre el amor y la pérdida.
Una actriz de teatro sufre el final de una relación con un escritor que trabaja en una novela ambientada en Río. Un albañil existencialista conversa en un bar con un inmigrante chino. Una pareja que no atraviesa su mejor momento recibe a un compañero de trabajo que se está por separar. Un director de cine trata de filmar una película experimental en las calles de los barrios populares aledaños al centro de Hollywood y una producción argentina quiere filmar en Río una historia que se parece mucho a la novela del escritor mencionado al comienzo del párrafo. Canel intenta que las ideas de circularidad y de relatos organizados como anillos intersectados recorran a su película de principio a fin.
Algunos elementos que aparecen repetidos dentro de los segmentos buscan crear entre ellos lazos desde lo simbólico. En especial aquellos que tienen que ver con el agua o, de forma más amplia, con la maleabilidad de lo líquido. Un río torrentoso en el que se ancla la memoria; un helado que se derrite sobre una mesa; un arroyo entubado, corriendo en secreto debajo de una avenida. Y sobre todo la lluvia: como ocurre ante la muerte, todos somos iguales bajo la lluvia. Canel elige con cuidado los elementos con los que construye sus relatos, sin embargo también sobrecarga los textos en off y los diálogos que mantienen sus personajes. La combinación entre la búsqueda de una oralidad verosímil y la manifiesta intención literaria muchas veces produce fricciones que atentan contra la eficacia dramática.
Artículo publicado originamente en la sección Espectáculos de Pägina/12.
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