viernes, 27 de marzo de 2009
CINE - Manejados por el sexo (Sex drive), de Sean Anders: Cuando el sexo huele rancio.
Sí: ya todo el mudo sabe lo gracioso que resultan en el cine los infructuosos y fallidos intentos de los adolescentes desesperados por perder su virginidad. Reírse de ellos es muchas veces reírse de uno mismo. Una suerte de terapia para aligerar el recuerdo del propio rito iniciático -por lo general demasiado inocente o bochornoso-, y hasta un recurso para exorcizar uno que otro demonio todavía inconfesable. Pocos momentos en la vida de un hombre o una mujer suelen estar tan cargados de pudorosa significación y de detalles tan ligados a la constitución del alma humana. No son pocas las ocasiones en que estos detalles acaban convertidos en traumas adultos, que invariablemente serán aprovechados por Woody Allen para acomplejar a alguno de sus personajes. Pero esa ya es otra película.
Manejados por el sexo no se aparta ni un milímetro de esa intención farsesca en torno al mito del debut. La fórmula parece no haber cambiado mucho a lo largo de los últimos 30 años y desde el estreno en 1982 de Porky´s y El último americano virgen en adelante, la cosa viene insistiendo (casi) siempre por el mismo lugar. Ian es el típico chico virgen en los últimos años de la secundaria que prefiere creer que está esperando su momento especial, mientras recibe las burlas de un abusivo hermano mayor y unos cuantos de sus propios compañeros. De todas maneras, nada le impide fantasear con las chicas que conoce en internet con la invaluable ayuda del photoshop. Tal vez por este lado venga la novedad en Manejados por el sexo respecto de sus antecedentes: los jóvenes protagonistas parecen no poder vivir sin el apoyo emocional que encuentran en la tecnología moderna. Toda comunicación parece imposible si no es on line; todo es filmado, fotografiado e invariablemente colgado en la web, sin importar consecuencias eventuales ni daños colaterales. Así, cualquier humillación ajena captada por una cámara inoportuna, es pasible de convertir en víctima global al receptor de los clásicos abusos escolares. La película actúa respecto a esto como un eco irresponsable de una realidad que constantemente ofrece nuevos ejemplos de esta tendencia, ninguno de ellos demasiado gracioso. Con un vuelo muchísimo mayor, la coproducción belga holandesa Ben X, recientemente estrenada aquí, realizaba una dura crítica a estas costumbres de las que Manejados por el sexo se ríe sin preguntarse demasiado por qué. Claro que se puede optar por no ser papista e intentar disfrutar de la incorrección política… si es que al menos esta fuera ingeniosa y no una simple sucesión de adolescentes fotografiados mientras orinan u otras gracias escatológicas de similar vuelo lírico.
Nueva comedia sobre el debut sexual, Manejados por el sexo intenta un poco subirse al caballo de Supercool –inteligente y divertido film que refrescó el género, estrenado en 2007-, pero en realidad nunca consigue bajarse del pony de American Pie y el resto de la larga lista de películas anteriores que tratan más o menos de lo mismo, en términos similares. Por supuesto que en el camino la película ofrece algunos chistes y situaciones de gracia (en particular para quienes tengan la risa fácil), pero con eso no le alcanza para salir de pobre.
Artículo publicado originalmente en el diario Página 12.
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