miércoles, 23 de mayo de 2012

CINE - Una cita, una fiesta y un gato negro, de Ana Halabe: Cine argentino que atrasa

Es tan falso asegurar que no existen las buenas películas argentinas, como creer que acá sólo se produce mal cine. Está claro que la primera afirmación es muy poco habitual, porque lo que sí no existen (y está bien que así sea) son los fanáticos acríticos del cine argentino. Por el contrario, la segunda es una creencia extendida: son muchos los que desprecian cualquier producción de la cinematografía local sólo por su origen y ni locos pagarían una entrada para ver una película nacional. Aunque no sea fácil de escribir en una crítica, películas como Una cita, una fiesta y un gato negro, debut como directora de Ana Halabe, de estética anticuada y desprolija, son un poco responsables de esa conducta. Aunque, claro, para este problema haya responsables de todos los pelajes. Pasatista por decisión propia, esta comedia parece no pretender más que su propia ligereza y aunque eso no la redima, al menos le otorga el beneficio de la honestidad. Y es que el más grave de los problemas no es el relato en sí mismo, el fondo, sino más bien una cuestión de formas.
Gabriela (Julieta Cardinali) es una chica de clase media emprendedora, que resignó su carrera como publicista para poner una pinturería, con la que le va bien. Hasta que aparece Felisa (Leonora Balcarce), una amiga de la adolescencia a la que dejó de ver porque contagiaba mala suerte. Se trata del viejo cuento del mufa, mito sumamente porteño pero de raíz europea (sobre todo italiana) –con exponentes notables como la pieza teatral ¡Jettatore!, del dramaturgo Gregorio de Laferrère, o Fúlmine, personaje de historieta creado por el gran Divito, muy popular en los años 40 y 50-, al que la película no aporta mucho. De hecho, Felisa se dedica al negocio de la fabricación de pintura y la marca de sus productos no es otro que Fulminex. A partir de su reaparición, la vida de Gabriela se volverá un rosario de infortunios grandes o pequeños, que incluyen desde un robo a la pinturería y el descubrimiento de una posible infidelidad de su marido, a pisar baldosas flojas y cerrar el auto con las llaves dentro.
Cercano en estética al cine de Enrique Carreras, pero con al menos 35 años de por medio como agravante, Una cita, una fiesta y un gato negro intenta un humor negro demasiado lavado, que carece de autentica transgresión como para ser efectivo y, muy por el contrario, muchas veces parece basarse en prejuicios peligrosos. Como aquellas películas de los 70 y parte de los 80, el film de Halabe está sobremusicalizado, sobresonorizado, fotografiado y montado de manera rudimentaria. Como broche, sobre el final la moraleja deviene moralina, complicando más el collage que conforma el relato. Más allá de estos argumentos debe destacarse la labor de Rita Cortese, quien consigue rescatar a su personaje, y reconocer a Roberto Carnaghi, Fernán Mirás, Leonora Balcarce y hasta Julieta Cardinali, que a pesar de todo dan muestras de oficio.


Artículo publicado originalmente en la sección Cultura y Espectáculos e Página/12.

2 comentarios:

Ale dijo...

La verdad que Página 12 es una bosta... pero republicar algo de Página 12.. es doblemente bosta.
La diferencia entre un escrito de Página 12 y un guión de cine es esta :
El de página 12 es un escrito de un diario que sobrevive por la pauta oficial (nuestros impuestos)
El escrito de un guionista es un escrito en el que alguien ha invertido su propio tiempo y esfuerzo sin valerse del dinero de los demás.
Te sugiero que si hacés un blog de cine.. al menos te tomes la molestia de ver las peliculas y publicar tu propia apreciación . Saludos

jpCinelli dijo...

Ale: primero gracias por tu cometario.
Prefiero no detenerme a cometar nada acerca de que las cosas te parezcan una bosta, para ir directo al punto de cuáles son las cosas que calificas de ese modo.
Antes que otra cosa debo hacer notar que el argumento de despreciar lo que se publica en Página/12 sólo porque recibe pauta oficial, muy pobre y hasta falso. Tanto que ni siquiera es un argumento ni un razonamiento: simplemente es una muestra de ignorancia. Y como tal debe ser tomada. Con todo lo que podrías objetarle a un diario como Página/12, a vos lo único que se te ocurre por toda impugnación es que recibe pauta oficial. Te cuento que todos los diarios del país (TODOS)o bien reciben o bien han recibido de parte de este u otro gobierno el apoyo de la pauta oficial. Y nunca ha sido eso lo que los convierte en buenas o malas publicaciones. Hay cuestiones mucho más profundas que tallan en este asunto y no sería sencillo entrar en detalles desde aquí.
Respecto de la diferencia que haces entre un texto de Página/12 y el de un guionista, es un poco risueña. Más allá de insistir con la tontería del origen del dinero, quiero hacerte notar que todo texto involucra un esfuerzo y una inversión de tiempo. Mayor, es verdad, en el caso de un guionista. Tan cierto como que lo que un texto vale no se mide por el tiempo ocupado en su creación, sino por su capacidad para generar sentido o sentimientos en quien lo recibe. No voy a cometer la torpeza de querer comparar un guión con una crítica, porque ambos textos tienen fines y objetos muy diversos entre sí. Pero sí puedo decirte que quien se sienta a escribir un guión de cine lo hace soñando con una película. Y todo aquel que sueña con una película, sabe que en algún momento deberá enfrentarse a una mirada crítica. El guión, la película y la crítica son partes necesarias de la cadena del cine como acto creativo. Que un director o un guionista no tengan la suficiente inteligencia o entereza para saber aceptar (y tolerar) esa mirada crítica, es una muestra de que hay algo que se ha perdido en su camino de aprendizaje como creadores. Una cosa es no compartir la crítica; otra muy distinta es descalificarla porque no dice lo que a nosotros nos gustaría. De eso se trata: de aceptar la mirada de los otros, porque ¿qué sería de uno sin los otros?
Yendo a tu sugerencia, te cuento que todos los textos publicados son míos. Por lo tanto me he tomado la molestia de ver la película y todo lo que aquí se expresa es pura y exclusivamente mi apreciación y, claro, podemos no estar de acuerdo.
Ale, una vez más, gracias por participar de este espacio. Lamento que la crítica te haya dolido y admito que mi trabajo no siempre es grato. Abrazo sincero.