Con el inicio de octubre llegan también los anuncios de los prestigiosos Premios Nobel con los que la Academia Sueca marca el pulso de un amplio abanico de disciplinas. Durante una semana la institución revela, a razón de uno por día, los ganadores en las categorías de Medicina, Física, Química, Literatura y Paz, reservando generalmente el día jueves para hacer público el nombre del escritor distinguido en el rubro literario. Efectivamente, el anuncio se hará en el día de mañana, sin embargo, como ocurre todos los años, hace meses que las casas de apuestas vienen manejando un listado de potenciales ganadores que incluye a muchos de los autores más prestigiosos de la literatura global. Un catálogo que reúne a las figuras de notables bestsellers con otras casi desconocidas para quienes no pertenezcan al círculo de especialistas en la materia literaria. Lo cual no deja de ser una curiosidad, tratándose simplemente de una lista generada por apostadores: cuesta imaginarse a burreros y ludópatas discutiendo acerca de las posibilidades de la escritora bielorrusa Svetlana Alexievich o del keniata Ngugi Wa Thiong’o de llevarse este año los más de 900 mil euros que recibe cada ganador. La gran sorpresa de 2015 es la aparición del argentino César Aira dentro de la lista de los primeros 20 favoritos: es probable que, más allá del ámbito de la literatura iberoamericana, su presencia resulte igualmente exótica para los lectores de todo el mundo.
Este año la mencionada Alexievich es la gran favorita en todas las grandes casas de apuestas del mundo. Bastará mencionar, como prosaico ejemplo de hasta dónde llega el desconocimiento de su nombre y la poca difusión de su obra entre los lectores locales, que sólo uno de sus libros se publicó en el país (el ensayo Voces de Chernóbil. Crónica del futuro, a través del sello Debolsillo) y recién fue editado a comienzos de este año, luego de que Alexievich ingresara en 2014 por primera vez en estas listas de apuestas. El detalle no menor es que el libro no fue publicado en papel, sino que sólo está disponible en una edición digital. Exactamente lo mismo ocurre con Thiong’o y su obra, de la que sólo es posible conseguir otro ensayo: Descolonizar la mente: la política lingüística de la literatura africana, también editado por Debolsillo unicamente en formato digital. El autor de origen africano ocupa el tercer escalón del podio de los favoritos entre los apostadores.
En medio de ambos virtuales desconocidos se ubica el japonés Haruki Murakami, una vez más instalado en un lugar de privilegio dentro del pelotón de favoritos, siempre según el criterio de los apostadores. El caso de Murakami es más que curioso, ya que su nombre integra desde 2008 la élite de las apuestas de manera ininterrumpida, pero cada año la Academia Sueca invariablemente ha elegido a otro autor, haciendo que el asunto se convierta en centro de incontables humoradas. Entre ellas se destaca el ingenio del diario madrileño El Confidencial, que tituló su nota sobre las previsiones del Nobel de literatura de este año, firmada por Daniel Arjona, parafraseando el famoso microrrelato El dinosaurio del escritor hondureño Augusto Monterroso: “Cuando Murakami despertó, el Nobel de literatura seguía sin estar allí”. Si bien es un hecho que los favoritos de las apuestas no suelen coincidir con los ganadores –la única excepción tal vez sea la del turco Orhan Pamuk, premiado en 2006—, sí ha ocurrido que el favorito de un año sea premiado al año siguiente, lo cual constituiría el único indicio a favor del éxito de Murakami. Algo que parece difícil atendiendo a que el chino Mo Yan lo recibió en 2013. Conociendo la pasión de los suecos por la corrección política y el cumplimiento de cupos (aunque sea de manera informal y nunca explícito), resulta muy improbable que dos escritores orientales lo reciban con tan pocos años de diferencia.
El Top Ten de favoritos de los apostadores no presenta mayores sorpresas y en ella es posible encontrar a los sospechosos de siempre: los estadounidenses Philip Roth y Joyce Carol Oates; el noruego Jon Fosse; el austríaco Peter Handke; el sirio Adonis; el coreano Ko Un y el albanés Ismail Kadare. La aparición de Aira en el puesto 20 y 19 de las apuestas registradas en Ladbrokes y Unibet, las dos principales agencias de apuestas del mundo, es sin dudas la gran sorpresa del año. Aunque el argentino llegó a ubicarse en el puesto número 12, en las últimas horas ha ido perdiendo el favor de los apostadores para dejarlo al límite del Top 20, lugar que comparte con el cantautor Bob Dylan, el israelí Amoz Oz, los estadounidenses Thomas Pynchon y Cormac McCarthy o el checo Milan Kundera, todos ellos figuritas repetidas en estas instancias. Pero, ¿cuáles son las posibilidades reales de Aira de recibir el Nobel de literatura? Imposible saberlo a ciencia cierta. Pero si hubiera que arriesgar con criterio de apostador se podría pensar que no son tantas, aunque es posible que sean más que las que parece tener el pobre Murakami. Los cinco años que han pasado desde la premiación del peruano Mario Vargas Llosa, último escritor en lengua castellana en recibir el Nobel, no parecen ser suficiente distancia. Cuenta como punto a favor que ningún argentino lo ha recibido nunca antes. Las posibilidades existen, claro. Aunque si fuera por eso tampoco habría que descartar a Ricardo Piglia, quien directamente no figura en ninguna lista de apuestas.
Usando la misma arbitraria lógica de apostador y pensando en la ya mencionada tendencia de los suecos a convertir los premios en lecciones morales, tal vez habría que buscar un favorito sin descartar los detalles geopolíticos. ¿Favorecerá al poeta sirio Adonis la imagen repetida del cadáver de Aylan Kurdi tirado en la playa? ¿El duro panorama migratorio de la Europa actual beneficiará al albanés Ismail Kadare? ¿O finalmente Thiong’o vendrá a llenar el cupo de etnias africanas, teniendo en cuenta que solamente dos escritores negros recibieron el premio en sus 114 años de existencia (el nigeriano Wole Soyinka en 1986 y la estadounidense Toni Morrison en 1993)? ¿O su carácter de mujer y feminista dentro del mundo árabe será favorable a la elección de la egipcia Nawal El Saadawi? Lo único que está claro es que por unos días el Nobel de literatura se convierte en una atracción de kermese y, entonces, por qué no jugar un rato. La literatura, por suerte, sigue a salvo en los libros.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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