La de poner a actores que ya han entrando en distintas etapas de la vejez a jugar papeles de acción para demostrar que en realidad viejos son los trapos es una costumbre más o menos reciente. Quizá el antecedente más destacado sea el de Clint Eastwood, quien en los ’90, junto a Donald Sutherland, James Garner y Tommy Lee Jones, hizo de astronauta jubilado en Jinetes del espacio, aunque ésa no era estrictamente una película de acción. Hoy las grandes estrellas del género en los ’80, con Stallone, Bruce Willis y Schwarzenegger a la cabeza, se dedican a sacarle lustre al nuevo physique du rol en buenas películas como Los Indestructibles, 16 calles o El último desafío, donde se permiten interpretar a héroes que, como ellos, están en edad de merecer... una jubilación digna. La saga RED, basada en una historieta de DC Comics, es el ejemplo más reciente de esta tendencia.
La historia no difiere mucho de la primera película, estrenada en 2010. Un grupo de ex espías que vivieron su momento de gloria durante la Guerra Fría son obligados a volver al oficio a causa de viejos trabajos inconclusos que, en un contexto geopolítico radicalmente distinto, los convierte a ellos mismos en cabos sueltos que agentes más jóvenes deben anudar. El acrónimo RED corresponde a “Retirados Extremadamente Peligrosos”, según su sigla en inglés. Con un gran elenco de actores entrados en años, como los británicos Helen Mirren, Anthony Hopkins y Brian Cox, más John Malkovich y el infalible Willis, RED 2 cumple una de sus promesas: ofrecer una sucesión de escenas en las que esta banda de notables despacha a gusto algunos diálogos ingeniosos, que sobre todo se dedican a rizar el rizo de lo infrecuente de ver a los personajes realizar acciones que poco tienen que ver con su edad cronológica ni con las carreras de muchos de los protagonistas como actores dramáticos. El caso más evidente es el de Helen Mirren, deslumbrante en su nuevo rol de heroína.
La película apuesta a exagerar los anacronismos en pos de obtener mayor rédito dramático de cada situación. Así y todo, no alcanza para que aquella afirmación que hace el personaje de Willis acerca de que ya no se trata ni de bandos ni de reglas, sino de buenos y malos, no suene infantil y fatalmente reduccionista. Detalle que debe pasarse por alto porque claramente sólo se trata de entretenimiento, de un juego de ingenio que superpone dos maneras diferentes de pensar el mundo en un mismo plano de acción, permitiéndoles interactuar para ver qué pasa. Más allá del gusto de ver cómo Mirren o Malkovich son capaces de auténticos malabarismos actorales, o de reunir por primera vez en pantalla a los dos actores que interpretaron a Hannibal Lecter (Hopkins en la serie de El silencio de los inocentes; Cox en Manhunter de Michael Mann), RED 2 encadena una serie demasiado extensa de situaciones que hace saltar el relato desde los Estados Unidos para pasearse por toda Europa, reduciendo la película a una cadena de sketchs generalmente efectivos, pero volviendo un poco engorrosa la tarea de seguir una trama que tal vez a nadie le importe demasiado.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura y Espectáculos de Página/12.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario