La plataforma de contenidos Cont.ar, que reúne un amplio catálogo de producciones audiovisuales entre programas de televisión, series y películas, ofrece desde ayer un ciclo que homenajea al Festival Buenos Aires Rojo Sangre (BARS). Se trata del festival de cine de género más importante del país, que el año pasado cumplió veinte ediciones y por cuyas pantallas pasaron las producciones de cine fantástico y de terror más destacadas realizadas por artistas locales. El BARS ha acompañado la evolución del cine independiente fantástico argentino y se ha convertido en uno de sus más importantes difusores, mostrando en cada nueva edición los progresos del género y el crecimiento que sus creadores. El ciclo estará disponible hasta el 19 del julio.
La selección agrupa 19 títulos repartidos entre largo y cortos, y abarca los géneros y sub géneros más populares de los universos del terror, el fantástico y la ciencia ficción. Entre ellos el slasher (películas de asesinos seriales que se ocultan detrás de una máscara y matan con armas blancas), el giallo (en los que el terror más truculento se cruza con el policial, sin ahorrar nada de sangre) o híbridos en los que varios de estos géneros se combinan, incorporando elementos de la comedia y el absurdo. Todos los films fueron parte de las últimas ediciones del BARS y algunos han llegado a convertirse en verdaderas películas de culto.
Entre ellas se puede mencionar en primer lugar a ¡Malditos sean! (2012), dirigida a cuatro manos por Fabián Forte y Demián Rugna, compuesta por tres historias que pueden ser vistas de manera unitaria, pero vinculadas entre sí a través de un oscuro personaje. El más contundente de esos segmentos es el último, protagonizado por los integrantes de un grupo de tareas durante la última dictadura militar. Ahí, el horror real se confunde con una fantasía de la que también forman parte un monstruo compuesto por partes humanas y un ridículo escuadrón de enanos, encargado de instaurar un extraño orden en ese caos.
Otro nombre importante es el de Daniel de la Vega, cuya extensa carrera lo convierte en uno de los mayores impulsores del cine de género. De él se verá su film más reciente, Punto muerto (2018), realizado en blanco y negro. Ambientado en las primeras décadas del siglo XX y utilizando el clásico misterio del cuarto cerrado, Punto muerto se inspira y homenajea a la estirpe clásica del policial, tanto en el campo literario como en el cinematográfico. Dentro del ciclo también se destaca la presencia de los hermanos Luciano y Nicolás Onetti. A pesar de que su filmografía se mueve sobre todo dentro el giallo, la película de ellos que puede verse en la plataforma Cont.ar es un clásico exponente del slasher. Se trata de Los olvidados (2017), en el que un grupo de documentalistas encuentra el horror entre las ruinas de la inundada ciudad de Epecuén.
No menos importante es la labor de Farsa, productora integrada por Pablo Parés, Hernán Sáez, Berta Muñiz, Walter Cornás y Paulo Soria, cuya desquiciada filmografía puede ser equiparada con la de los legendarios estudios Troma. Quienes integran el equipo de Frasa son los virtuales padres de la movida, a partir de su festiva película Plaga Zombie (1997), parodia del cine clase B convertida en saga de culto. De ella se verá su tercera parte, Plaga Zombie: Zona Mutante: Revolución Tóxica (2011), en la que con mejores recursos vuelven a proponer una celebración que reparte vísceras y sangre como cotillón.
El resto de la programación estará integrada por Mirada de cristal (2017), un giallo ochentoso de Ezequiel Endelman y Leandro Montejano; Rebobinado (2018), film de Juan Francisco Otaño que combina humor con viajes en el tiempo. También se podrán ver dos exponentes del terror clásico como Corazón Muerto (2015), de Mariano Cattaneo, y La Segunda Muerte (2012), de Santiago Fernández Calvete, el slasher Naturaleza Muerta (2014), de Gabriel Grieco, y el documental Culto al terror (2017), de Gustavo Mendoza. Entre los cortos: Atajo, de Matías Xavier Rispau; Tinta, de Matías Boettner; Virgen, de Nicolás Amelio Ortiz; Camino al monte, de Santiago Fabrizio; Durazno, de Francisco Ríos Flores; Homúnculo, de Exequiel Sambucetti; La chica en el estacionamiento, de Andrés Pintos; Abaddon, de Jessica Aran; y Pinball, de Nicanor Loreti.
El terror, también en envase chico
En la misma línea y como complemento del ciclo dedicado al Festival Buenos Aires Rojo Sangre, se encuentra la serie No grites, dirigida por Sebastián Dietsch y guión de Martín Méndez. Recién estrenada en la plataforma Cont.ar e integrada por cinco capítulos de no más de diez minutos, la misma cuenta la historia de una vieja casa habitada por una monstruosa entidad paranormal. Cada episodio se ubica en una época diferente y son presentados en un orden cronológico inverso. Es decir, la historia que se cuenta en el primero sucede en la actualidad y los siguientes irán en busca del origen del mal.
En el primer capítulo, titulado “Selfie”, un grupo de adolescentes se cuela en una casa abandonada y descubrirán el horror que ahí se esconde mientras se sacan fotos entre las ruinas. El segundo se llama “Bienes raíces” y transcurre mientras un agente inmobiliario le muestra la propiedad a unos posibles compradores, una familia con dos hijos. “Posesión” es el tercero y tiene lugar en los ’80. El cuarto, “Purgatorio”, es el de mayor impacto. Como ocurría con uno de los segmentos de la película de Forte y Rugna que integra el ciclo BARS, acá la historia también transcurre durante la dictadura y tiene como protagonistas a un trío de represores. El en este caso el horror le abre la puerta a una suerte de espantosa justicia poética.
Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Pägina/12.
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