Como la mayoría de los géneros musicales que se popularizaron en todo el mundo durante el siglo pasado, bastante antes de que expresiones como globalización o internet formaran parte del lenguaje popular, el blues nace en las comunidades negras estadounidense. Sus creadores son entonces ex esclavos devenidos obreros que consiguieron de ese modo expresar los sentimientos de un pueblo capaz de soportar sus sufrimientos sin perder nunca la alegría.
Durante la segunda mitad del siglo pasado, el blues se convirtió en uno de los géneros más abrazados por las generaciones de músicos jóvenes de la Argentina. Sin embargo su llegada parece más un efecto secundario de la explosión cultural que representó el rock and roll, con las figuras de Elvis Presley primero y The Beatles algunos años más tarde a la cabeza. El del blues en la Argentina es, entonces, un tema sobre el que son pocos los que tienen más o menos clara una cronología o una historia. Un abismo que el músico e investigador Gabriel Grätzer y el periodista Martín Sassone se encargan de explorar a fondo en su libro Bien al sur. Historia del blues en la Argentina (Gourmet Musical). “La idea fue de Gabriel. Él me convocó en 2013 para armar una especie de enciclopedia del blues local, un poco a la manera del mítico libro Blues Who`s who de Sheldon Harris”, confiesa Sassone. “Empezamos a investigar y nos fuimos dando cuenta que había una historia sin contar y que con ese formato quedábamos acotados”, completa.
-¿Por qué la aparición del blues a nivel local ha quedado tan asociada a los inicios del rock nacional?
-Antes de la década del 60, el blues en la Argentina estaba considerado como una forma musical asociada al jazz. Es decir, músicos como Oscar Alemán, Lois Blue, Blackie y algunas bandas interpretaban algunos pocos blues en sus repertorios. A mediados de los 60, comenzaron a llegar los discos del rock y blues británico, que rápidamente captaron la atención de los jóvenes músicos locales. Pappo, Claudio Gabis, Javier Martínez y Litto Nebbia, entre otros, comenzaron a interesarse en John Mayall, Eric Clapton y Peter Green. Ellos tuvieron primero acceso a un blues ya tamizado por los ingleses antes de poder escuchar a los verdaderos pioneros, a quienes descubrirían tiempo después. De hecho el primer blues eléctrico en nuestro país fue “Little red rooster”, grabado en 1965 por Los Gatos Salvajes, que se inspiraron en la versión de los Rolling Stones y no en la original de Willie Dixon.
-En los ’60 casi no existían comunidades negras en el país, que son las que crearon el blues en EE.UU. ¿Cómo nació entonces la versión local del género?
-Es cierto que el blues se da en un lugar y contexto determinados, el de los negros del sur de los EE UU, y a ellos les sirvió como modo de expresión, de vía de escape y divertimento. Pero con el correr de los años el género se expandió, diversificó y trascendió fronteras. Los jóvenes ingleses y argentinos de los '60 encontraron en la música una forma de expresarse a través de la cadencia y el ritmo del blues. Algunos reinterpretando viejas canciones, otros componiendo sus propias letras.
-¿Y qué lugar ocupa hoy el blues local en el mundo?
-El punto máximo de la internalización del blues local fue el encuentro de Pappo con BB King en el Madison Square Garden, en 1993. Desde entonces, paulatinamente, los músicos comenzaron a salir de gira por Latinoamérica y España. Primero La Mississippi y Memphis; luego Botafogo, que se convirtió en un emblema del blues regional no sólo por sus discos, sino por sus libros para aprender a tocar la guitarra blusera. En los últimos años se dio un fenómeno particular: en Brasil se generó un boom de festivales de blues que no solo convocó a músicos estadounidenses y locales, sino que abrió las puertas a decenas de intérpretes argentinos. Además, hay otros músicos radicados en Europa que tienen exitosas carreras como José Luis Pardo, Gabriel Trombetta y Flavio Rigatozzo.
-Lejos de lo ocurrido en las cuatro décadas anteriores, en lo que va del siglo XXI no aparecieron grandes referentes dentro del género.
-Lo que sucede ahora es que no hay grandes exponentes comerciales como lo fueron La Mississippi, Memphis, Pappo o Las Blacanblus en los 90. Pero la escena local está más consolidada. Hay muchos ciclos de blues bien organizados en Capital y el conurbano y muchas bandas que lo interpretan en un nivel extraordinario. En el interior del país la escena también creció mucho y hay músicos y grupos muy destacados como Caburo (Rosario), Rula Cansino (Misiones), Yergue la Oreja (La Pampa), Damián Duflós (Neuquén) o Los Zorros de Florindo (Chubut).
Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura de Tiempo.
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