La obra de Pécora tal vez no resulte muy conocida para quien sólo se vincula al cine a través de la oferta limitada de los estrenos comerciales, pero sin duda será identificada rápidamente por los que se permitan hurgar en festivales y otros espacios no tradicionales en los que la difusión cinematográfica se mueve por carriles menos transitados pero más ricos y complejos. Puede decirse que al cine de Pécora, como al de tantos otros artistas, nunca se llega por el camino más sencillo, sino que es necesario ser dueño de un espíritu curioso y, sobre todo, aventurero. Porque de alguna manera eso es lo que también es este director, cuyos dos largometrajes, El sueño del perro –estrenado en 2009 y premiado en el Festival de San Sebastián– y la ya mencionada Marea baja, transcurren en ese espacio onírico entre civilización y barbarie que es el delta del río Paraná. De alguna manera Pécora utiliza al cine, un dispositivo que claramente pertenece al lado civilizado de la dicotomía, para penetrar y retratar esos territorios. “No estoy muy seguro qué herramientas me otorga el cine para adentrarme tanto en esos espacios salvajes y selváticos, pero sí tengo muy claro que si no fuera por el cine quizás no me hubiera aventurado tanto en ellos”, confiesa el cineasta y sigue. “Yo encuentro un placer muy especial en esos lugares, no sólo porque son escenografías naturales para darle un marco apropiado a muchas de mis historias, sino también porque es ahí donde me siento más pleno, más vital, más ser humano. Es extraño, sobre todo para una persona tan urbana como yo, pero cuando me adentro en la naturaleza rejuvenezco, vivo descalzo, me mimetizo mucho con el ambiente, entablo una relación muy íntima con los animales y me siento mucho mejor.”
Más allá de sus dos películas, Pécora es reconocido por su trabajo como director de medio y cortometrajes, formatos en los que realizó más de 30 trabajos, casi todos ellos multipremiados en festivales alrededor de todo el mundo. Entre ellos se incluye, por ejemplo, el mediometraje Las amigas, un logrado ejercicio expresionista centrado sobre el género del terror, estrenado en la competencia Vanguardia y género del BAFICI 2013. “Considero al cortometraje como un género en sí mismo, con sus propias reglas, valores y posibilidades, que paradójicamente surgen de sus propias limitaciones”, resume Pécora, que inmediatamente vuelve a definir al cine, y en particular al género del cortometraje, como un espacio de “plena libertad creativa, que no sólo se remite a lo estético y narrativo, sino también a lo económico, ya que es posible hacer un cortometraje con casi nada, intentando encontrar un equilibrio entre lo que se tiene y lo que se puede”. En referencia a los medios que demanda la producción de un corto, el director aclara que “en general me gusta filmar con lo poco que tengo a mi alrededor, con pocos equipos, pocos actores y pocas locaciones, y eso me hace sentirme mucho más liviano y libre”. En cuanto a las restricciones propias del cortometraje, Pécora sostiene que “la limitación temporal opera como un disparador para la imaginación, tanto a la hora de elegir qué historia narrar como para decidir qué estética es la más apropiada”.
La retrospectiva incluye además el documental Amasekenalo, que representó para un director argentino la infrecuente posibilidad de filmar en el continente africano. Pécora cuenta la experiencia con satisfacción. “La verdad que nunca se me había cruzado por la cabeza la posibilidad de viajar a África. Tuve la suerte de ser convocado por Pablo César para hacer un making-off de su película Los Dioses de Agua, cuyo rodaje transcurría en Angola y en Etiopía. La verdad que fue una experiencia increíble, no sólo a nivel cinematográfico, sino también a nivel humano, ya que me permitió conocer otras culturas e idiosincrasias que me enseñaron otras formas de ver el mundo y concebir la vida. Como había filmado más de 20 horas de material, nos decidimos a dejar de lado el making-off tradicional y me volqué a hacer un documental, un diario de rodaje donde no sólo se ve el trabajo del director, los actores y los técnicos argentinos y africanos, sino también quedan reflejadas todas nuestras vivencias, las buenas y las malas, los problemas, los dramas y las alegrías”.
El ciclo Paulo Pécora - Retrospectiva general se llevará a cabo durante todos los sábados y domingos
de marzo a las 16, en la sede del Museo del Cine, Caffarena 51, en el barrio de
La Boca, con entrada libre y gratuita. Teléfonos: 4300-4820 / 4307-1969
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo.
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