viernes, 3 de noviembre de 2017

CINE - "Te esperaré", de Alberto Lecchi: Cuando el mensaje entorpece al cine

Como una serie de diapositivas superpuestas, Te esperaré, último trabajo del director y guionista Alberto Lecchi, coloca en el mismo plano narrativo varias historias curiosamente unidas por el amor y también por el espanto. Historias que vinculan las atrocidades cometidas por el franquismo y por la última dictadura cívico militar en la Argentina, a través de cuyas transparencias montadas es posible reconocer algunos horrores del presente a los que, justamente por proximidad, a priori cuesta poner al mismo nivel. Sin embargo es la propia película la que se encarga de proporcionar argumentos para que el procedimiento no resulte un exceso.
La primera capa del relato transcurre en España y está protagonizada por Miguel Creu, un joven que deja a su novia para ir a combatir por la República con la promesa de volver, aunque no lo hará. En la segunda capa, ambientada en Buenos Aires en la actualidad, Ariel Lermanh, hijo de Miguel, se entera de que los restos de su padre y de su madre fueron identificados en una fosa común junto con los cuerpos de otros 30 desaparecidos por la dictadura argentina. Mientras tanto Juan Benítez, un escritor español autor de dos novelas cuyo protagonista está inspirado en la vida de Creu, decide viajar a la Argentina para seguir el caso de cerca. Entre ambas capas hay una tercera, la de la desaparición y muerte de Creu y su mujer en los ’70 a manos de un grupo de tareas. Esta transcurre fuera de campo y se desarrolla a partir de la información que van aportando los personajes desde el presente.
En principio la intención manifiesta de ligar las atrocidades cometidas por el franquismo en España y por la dictadura en Argentina con algunos hechos del presente o de la historia inmediata puede resultar una idea hiperbólica, aunque a la luz de algunos acontecimientos, no necesariamente absurda. “En democracia todavía se dan casos de desaparecidos”, le dice Juan a Federico, el hijo de Ariel, y es imposible no pensar por lo menos en Julio López, cuyo caso es elípticamente citado por la película.
Lecchi usa la identificación de aquellos desaparecidos para generar un sistema en el que cuatro generaciones entran en fricción, haciendo que el procedimiento vuelva evidente las diferentes realidades que a cada una le ha tocado. Diferencias que en principio parecen insalvables, pero que el devenir del relato irá haciendo confluir. El problema de Te esperaré, que cuenta con las buenas actuaciones de un elenco homogéneo y momentos de genuina emotividad, es una excesiva necesidad discursiva que utiliza como canal a algunos personajes que en ciertos pasajes son puestos a hablar casi en epigramas. La estética de teleserie de qualité y un giro final más efectista que efectivo colaboran para que las buenas intenciones se resientan, debilitando el cuerpo cinematográfico de una película que por momentos parece más preocupada por dejar claro su mensaje que por sostener el propio verosímil. 

Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.

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