miércoles, 30 de diciembre de 2015

LIBROS - Balance 2015 de la industria editorial: Final de un tiempo bueno

En un informe realizado por Milena Heinrich para la agencia Télam acerca de los números de lo producido por la industria editorial en la Argentina entre los meses de enero y noviembre del año que se acaba hoy se publicaron más de 26 mil títulos. En el informe también se menciona que de ese total el mayor volumen corresponde a publicaciones literarias, siendo las temáticas sociales y las publicaciones juveniles las que la siguen en número. Tales datos fueron aportados por la Cámara Argentina del Libro, asociación que nuclea a más de 500 pequeñas y medianas editoriales y librerías de la Argentina, y confirman una tendencia de crecimiento respecto del año anterior que replica una situación que se observa en toda América Latina, cuya producción para los primeros once meses del año ya superó los 90 mil títulos publicados.
Según un adelanto de la Cámara Argentina del Libro entre enero y noviembre de 2015 la producción editorial registró un total de 26.865 títulos, de los cuales 2902 fueron publicados en forma independiente. La tirada de esos libros alcanzó la cifra exacta de 78.196.518 ejemplares que salieron a las calles. Estos números confirman, aunque sensiblemente menores, aquellos que adelantara un grupo autoconvocado de editores, libreros, distribuidores, escritores, traductores, correctores, imprenteros, gráficos, diagramadores, encuadernadores y otros trabajadores de la industria del libro en un informe previo a la realización del balotaje presidencial. En aquella carta pública también se indicaban los números de otros períodos anteriores que sirven para ilustrar por comparación las diferentes realidades de la industria editorial de hoy con las de mediados de los ’90 y comienzos del siglo XXI. Con la participación de 36 editoriales independientes y 14 librerías, aquel informe indicaba que durante 1997 en la Argentina se produjeron 43 millones de ejemplares de 11.000 títulos, en tanto que en 2002 esos números habían caído a 32 millones de ejemplares de 9500 títulos. Las diferencias aparecen como abrumadoras.
Garciela Rosemberg, presidenta de la mencionada Cámara Argentina del Libro, se encargó de aclarar la diferencia entre cantidad de ejemplares impresos y cantidad de ejemplares vendidos al público. La titular indicó que de esos más de 78 millones de ejemplares impresos, apenas el cuarenta por ciento corresponde a lo distribuido en el circuito comercial. Muchos de los títulos registrados por las estadísticas de la Cámara Argentina del Libro incluyen, por ejemplo, publicaciones de cooperativas o sociedades religiosas. "Lo que hay es una mayor oferta de títulos pero con tirajes más bajos", aclaró, al tiempo que destacó que gran "parte del mercado de las editoriales correspondió en buena medida a las publicaciones y las ventas institucionales, que incrementaron el volumen de tiraje" pero no representaron un aumento en las ventas al público. La mayor incidencia de estas compras institucionales correspondió al rol activo que tuvo en estos años el Estado, sobre todo a través de los Ministerios de Cultura y de Educación, en la distribución gratuita de material de estudio y de lectura, tanto en escuelas como en bibliotecas y otros organismos públicos. Como un signo de los primeros tres lustros del siglo XXI, Rosemberg destaca el crecimiento constante que durante estos años se dio en el terreno de las pequeñas editoriales independientes, dedicadas sobre todo a los autores emergentes dentro del ámbito literario y a los libros infantiles.
Para Rosemberg el rol político del Estado fue importante durante estos años, sobre todo en esa participación como gran comprador y distribuidor de productos editoriales, pero cree que todavía hay muchas e importantes políticas para incentivar el desarrollo de esta industria. “Nosotros lo que quisiéramos es que se creara el Instituto Nacional del Libro Argentino, que ocupara un rol similar al que desarrolla el Incaa para la industria de cine, que se encargaría de generar estímulos a la producción.” La titular de la Cámara insistió además en las dificultades del sector para acceder a líneas de crédito por tratarse de una “industria sin máquinas” cuyo principal “capital es el nombre de los autores y los libros, que muchas veces para los bancos no representan nada importante”. Rosemberg también destacó que todavía es posible por parte del Estado proveer de ventajas impositivas a una industria fundamental en la transmisión de cultura como la del libro. “El libro como producto está exento de IVA, pero no el proceso industrial que lo produce, con lo cual hay un IVA incluido en el costo de cada libro. Por otro lado también tributamos ganancias. Hubo épocas en las que el IVA del papel en tanto insumo podía descargarse posteriormente de ese impuesto a las ganancias. Pero ya hace años que no”, comenta.
Por su parte, un informe de la Cerlalc, el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe medido con ISBN (un identificador internacional que equivale a una suerte de documento de identidad de cada título que se publica), destacó que en los primeros seis meses a nivel regional se revirtió la tendencia decreciente de los últimos dos años con la publicación de 94.125 mil libros, un 10.5 por ciento más que en el mismo período de 2014. La clave de la tendencia creciente fue la fuerza que retomó Brasil, uno de los mayores productores. Asimismo, en este panorama, Argentina junto a Colombia y México fueron los países que más contribuyeron a la escalada de resultados positivos en América Latina, mientras que mercados como el panameño traccionaron hacia abajo. En opinión de Rosenberg, 2015 estuvo signado por "una gran producción de libros que las librerías no pueden mantener, porque el espacio para el libro es muy grande y no les dan los tiempos para poder exhibir todo", al tiempo que señaló que "las librerías están pasando un momento complejo por los altos alquileres".

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