viernes, 20 de abril de 2012

CINE - 14 BAFICI, días 8 y 9: Retratos de familia

Se va terminando el 2012 para el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires y, en lo que respecta al cine argentino, la programación parece haber reservado para el final algunos de sus mejores platos. Cerrando la Competencia Argentina se proyectó Papirosen, segunda película de Gastón Solnicki, un documental en el que el objeto observado es nada menos que la propia familia del director. Aunque dicho así pudiera temerse que el asunto resultara un nuevo engendro de la Era de los Reality, nada hay más lejano a Gran Hermano, ética y estéticamente, que esta película. Por empezar Solnicki no hace un uso banal ni exhibicionista de sus parientes, por más que se encargue de retratar situaciones tensas o tragicómicas normalmente reservadas al plano de lo íntimo. Papirosen está estructurada como un collar de perlas finísimas, unidas por el hilo conductor del relato matriarcal de una abuela, encargada de contar una historia familiar, entre oficial y clandestina, que comienza en Lodz, Polonia, poco antes de la Segunda Guerra. Valiéndose de videos y películas hogareñas, Solnicki recorre, subiendo y bajando, cuatro escalones de su genealogía, para montar una saga familiar. En ese poner en primer plano lo más doloroso o vergonzante de su intimidad (desde berrinches entre su madre y su hermana mayor durante un paseo de compras por Miami, hasta una tensa discusión del hermano del medio con sus padres) hay una declaración de amor conmovedora. Y sí da gusto reírse con los Solnicki de esos detalles, es porque el director consigue hacernos sentir como invitados a su casa y nos permite reconocer en el espejo de su familia algunas historias propias. Y de paso, un detalle nada menor, consigue trazar un retrato de clase realizado en primera persona, con honestidad brutal y sin piedad alguna.

Dentro de las proyecciones especiales del Bafici, fuera de los límites de las competencias, se presentó El etnógrafo, nuevo trabajo de Ulises Rosell. Como Papirosen, se trata de otro gran documental y aunque resulten tan diversas, sobre todo en lo formal, si algo comparten entre sí es el don de la sinceridad. Rosell cuenta la historia de John Palmer, un inglés doctor en antropología que en la década del 70 vino por primera vez al país para realizar su tesis doctoral. Entonces conoció los asentamientos Wichi en el noreste argentino y su vida cambió para siempre. En la actualidad Palmer está casado con una mujer de esa etnia y tiene con ella una familia compuesta por cuatro hijos pequeños. Palmer es además un defensor de los derechos de los Wichi y trabaja junto a ellos en los reclamos contra empresas y estados que ocupan y explotan (léase: roban) sus tierras y recursos. Cercana ideológica y estéticamente a Los Labios, la gran película de Santiago Loza e Iván Fund, El etnógrafo narra la épica de un hombre que, como un caballero andante de la más pura tradición inglesa, no le teme a los dragones y se empecina detrás de una causa justa. Rosell ha sabido hacer con eso una película bellísima y conmovedora.


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Cobertura publicada originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

1 comentario:

  1. Anónimo10:06 a.m.

    Cuando podremos ver El etnografo en montevideo!

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