martes, 7 de abril de 2009
ENTREVISTA - Fernando Molnar y Sebastian Schindel, co- directores de Mundo Alas: El difícil camino a Ítaca.
De entre los artistas populares que han dado los más de 40 años de historia del rock nacional, no debe haber ninguno que consiga amalgamar con tanto equilibrio y sinceridad lo artístico, el entretenimiento y la conciencia social como León Gieco. No es raro que del seno de su sensibilidad haya surgido el deseo de consumar un proyecto como Mundo Alas. Se trata de un emprendimiento multiformato en torno a un grupo de artistas desconocidos, algunos de ellos verdaderamente notables, unidos por historias de vida que incluyen distintos tipos y grados de discapacidad, y que convocados por Gieco recorrieron el país durante los años 2007 y 2008. Mundo Alas tiene como primer motor necesario esa gira, pero incluye además la publicación del libro Cuento con alas, un disco de próxima edición, una serie que emitirá canal Encuentro, y la película.
Dirigida por Fernando Molnar y Sebastián Schindel en colaboración con Gieco, la película Mundo alas está concebida como bitácora de la gira, una dinámica road movie al estilo de lo que el propio Gieco soñó para su inconclusa De Usuahia a La Quiaca. Y mucho del éxito con que la película consigue abordar el formato es sin duda mérito de sus directores, quienes juntos o por separado ya habían dado muestras de su eficiencia en producciones similares, como los documentales musicales Rerum novarum y Que sea rock. Aunque ellos insistan, sinceramente, en no olvidar la parte del León. “Codirigir fue la condición que él puso cuando nos comentó la idea. León dejó claro que si bien no sabía nada de dirigir cine, tampoco estaba dispuesto a que su proyecto quedara por completo en manos ajenas”, comenta Schindel. Aunque ambos directores ya tenían experiencia compartiendo el puesto, en algunos momentos no fue sencillo encontrar un punto de acuerdo con alguien sin antecedentes en cine. Sin embargo la experiencia fue grata. “León tiene un manejo de lo que es el posible espectador que le dan sus años de experiencia frente al público y desde la intuición consiguió suplir su inexperiencia como director”, dice Molnar.
El film define claramente tres actos y en cada uno cumple con sus objetivos: presentar los personajes y la historia, desarrollar la trama y alcanzar un clímax no exento de sorpresas. “Primero se filmó lo que nosotros llamamos el reclutamiento, que es cuando León le presenta el proyecto a cada artista. Después el desarrollo de la gira y al final la historia particular de cada uno”, cuenta Molnar. Este inesperado grupo incluye, entre otros, a Alejandro Davio, gran guitarrista y compositor; a Pancho Chévez, armoniquista que ha tocado con artistas populares como Los Piojos, Las Pelotas y Bersuit; a la delicada cantante Carina Spina; al bailarín Demián Frontera o el cantante Maxi Lemos. Ellos son los protagonistas de un relato trazado a partir de una mirada cinematográfica que parece haber esquivado a conciencia la sensiblería que suele afectar a producciones similares. Sobre eso Schindel confiesa que Mundo alas marca un punto de inflexión en su vida: “a la película le debo el descubrimiento de este mundo y el haber perdido un montón de prejuicios que por ignorancia tenía acerca de la discapacidad”. Molnar coincide con su socio. “Hubo que sacarse la costumbre de ser complaciente sólo porque el otro es discapacitado. En el ser amable sólo por lástima también hay mucho de discriminación. Adaptarse a eso sin dudas nos demandó una energía extra”.
“A partir de ahí pudimos disfrutar de la realización de la película, porque alejarnos de la imagen social de que el discapacitado no es una persona fue un alivio enorme y movilizante”. La frase de Molnar sirve no sólo para graficar el cambio de paradigma que propone Mundo alas, sino también para demostrar su éxito como road movie: recorrer el camino equivale a transitar una instancia de transformación casi homérica. Allí aparece el mayor logro de una película que consigue re- humanizar el arquetipo del discapacitado, sin trucos y lejos de todo amarillismo lacrimógeno. “A nivel dramático fue importante obtener primero un buen retrato de cada persona antes de presentarlos como artistas”, dice Molnar. Schindel recurre a la cita: “durante la película Demián Frontera propone `ver lo que hay y no lo que falta´: lo que Mundo alas retrata es un conjunto de grandes artistas y no un grupo de gente con problemas”.
Como en La Odisea, en Mundo alas también hay héroes que, superados los obstáculos del viaje, esperan encontrar los brazos confortables del amor al final del camino. Así sea.
Artículo publicado originalmente en la revista Ñ.
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