jueves, 2 de diciembre de 2021

CINE - "Las leyes de la frontera", de Daniel Monzón: España, los dueños de Netflix

Películas como Las leyes de la frontera pueden funcionar como un espejo y los espejos siempre generan preguntas. ¿Por qué será que el cine de España encontró en Netflix una ventana de exportación que le permite imponer sus productos en toda Latinoamérica y más allá? Películas y series que pueden ser mejores o peores, pero que siempre están bien construidas desde lo técnico y funcionan como un motor para la industria audiovisual. Una industria que en Argentina también alcanzó picos de calidad no solo en lo técnico, sino también en lo artístico, pero que desde la gestión hace años no hace otra cosa que ametrallarse los pies. Contingencia que ya no es posible simplificar con una explicación política, sino que se ha extendido en el tiempo abarcando los cambios de color. ¿Pero será esa la única razón? Lo cierto es que mientras las obras locales no logran abrir definitivamente esa ventana, fundamental para la industria cinematográfica de esta tercera década del siglo XXI, la producción española se ha parapetado en Netflix y tira con munición gruesa. Las leyes de la frontera es su disparo más reciente.

Dirigida por Daniel Monzón, quien ya tiene un vínculo con el cine de género que acumula siete largometrajes, Las leyes de la frontera combina con eficacia las reglas del policial con el color local, cierto costumbrismo y una reconstrucción de época no exenta del comentario social. En su relato las fronteras son menos geográficas que simbólicas, a pesar de que la acción transcurre en Girona, ciudad catalana ubicada cerca del límite de España y Francia. Acá las fronteras más bien tiene que ver con lo etario, con la cultura, la historia y, sobre todo, con cuestiones de clase. Con esas herramientas, Monzón cuenta la historia de un adolescente de clase media acosado por sus compañeros, que de forma imprevista empieza a frecuentar a un grupo de jóvenes con una carrera delictiva aún incipiente.

Ambientada a fines de los ’70, tras la muerte de Franco, Las leyes de la frontera es una historia de iniciación en la que su protagonista no solo despierta a la conciencia del deseo, sino a la de su lugar en la sociedad y a una búsqueda de libertad que funciona como metáfora de los cambios políticos en la España del Destape. Aunque la película es la adaptación de una novela de Javier Cercas y fluye bien narrativamente, esos apuntes apenas consiguen ir más allá de lo superficial. Incluso llegan a ponerse más bien gruesos sobre el final, cuando la trama se resuelve de un modo tan aleccionador como éticamente cuestionable. 

Se intuye que buena parte de esos méritos y debilidades surgen del libreto escrito entre el director y Jorge Guerricaechevarría, habitual guionista de Alex de la Iglesia, cuyos últimos trabajos también registran esta tendencia al subrayado y las alegorías recargadas, incluso cuando sus relatos avanzan con naturalidad. Aún así, no deja de ser interesante la forma en que el cine español intenta contar historias que, desde los géneros, le permiten al espectador (español) reconocerse como parte de una cultura y de una Historia. 

Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.

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