viernes, 6 de noviembre de 2020

CINE - "Music and Apocalypse", de Max Linz: Locademia de científicos cool

Presentada en la sección Forum de la edición 2019 de la Berlinale, Music and Apocalypse retrata a un conjunto de académicos que enseñan e investigan en una institución dedicada al desarrollo tecnológico en la capital alemana y los problemas que deben enfrentar ante la posibilidad de un cierre inminente. Dificultades que por un lado tienen que ver con lo específico de la propia labor, pero también con la matriz financiera que les permite sostenerla. Construida desde la farsa, esta comedia de humor elusivo parodia el universo de las instituciones educativas europeas de alta gama, ofreciendo un reflejo distorsionado.

El gran acierto de su director, el alemán Max Linz, reside en la elección de ese tono deliberadamente grotesco que recorre a la película. Una mirada a la vez cómica y descarnada de los modernos claustros académicos y de la fauna natural que en ellos habita. En ese paisaje interactúan un conjunto de personajes cuya calculada pose intelectual se expresa a través de la sobreactuación y de un discurso de lenguaje pretencioso que no siempre cumple con su función básica: comunicar. Síntoma de un universo en el que “parecer” es más importante que “ser”, la mirada de Linz pone en escena esa contradicción, revelando un vacío siempre incómodo. 

No es desacertado pensar en Music and Apocalypse como una crítica burlona a cierto progresismo intelectual de perfil claramente europeo, pero realizada desde el exceso. En esa forma poco tradicional de abordar al objeto criticado –el universo académico/tecnológico, la cultura Hipster, cierta clase ilustrada que vive adentro de su propio Tupper—, la voluntad humorística de Linz prescinde de toda intención realista, naturalista o mínimamente verosímil. En esa búsqueda a veces consigue hacerle un lugar a la gracia. Otras veces no. 

Articulando recursos del musical, el cine de intrigas y las comedias de enredos, ecuación en la que cada uno de estos géneros es reducido al absurdo, Music and Apocalypse ofrece un objeto refinado pero de difícil aprehensión. Cercano al cine de Wes Anderson a partir de su propuesta escénica, de la deliberada artificialidad de su relato o del tono de las actuaciones, desarrolladas a puro Deadpan, el film de Linz puede resultar atractivo para quienes acepten el desafío implícito en esta sátira audaz y excéntrica, pero que a veces termina empalagándose con su propio tono canchero. Ese pecado de vanidad puede resultar, en cambio, el botón de eyección para aquellos espectadores que encuentren en el trabajo del alemán una réplica del objeto criticado. Una mera pose antes que un gesto de subversión cinematográfica.  

Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.

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