Melodrama familiar con toques de drama social, ¿Dónde está ella?, del belga Guillaume Senez, se alza como una alternativa que aporta a la cartelera porteña una propuesta que en el contexto actual del mercado de la exhibición cinematográfica se ha convertido en infrecuente. Pero que tiene un linaje reconocible dentro del cine europeo, en especial el de origen francófono. Se trata de un tour por los conflictos de clase obrera de Europa cuyos personajes, vistos desde la recurrente crisis argentina, pueden ser considerados unos verdaderos privilegiados. Claro que no se trata de una película de obreros durante el Mayo Francés ni de realismo socialista, sino de una en la que las dificultades que atraviesa Olivier en el depósito en el que trabaja y en su labor sindical por mejorar las condiciones laborales son apenas una subtrama dentro de un drama mayor y más complejo: el de su propia vida.
Feliz padre de dos hijos y casado con una mujer encantadora, la existencia de Olivier se sacude cuando un operario que trabaja a su cargo en el depósito se suicida tras ser despedido por la empresa, luego de que él se peleara con un superior para defender el puesto de trabajo. Pocos días más tarde y sin que nada lo anunciara, su esposa se va del hogar. Víctima de una crisis personal, ella lo deja solo con el trabajo, con la casa, con los chicos y con el trauma de haber sido abandonado sin saber por qué. Ante esta descripción muchas espectadoras sacarán pecho, recordando que ese escenario era hasta hace poco muy habitual en la vida de tantas mujeres. Y en buena medida, a pesar de los cambios en la lucha por la igualdad, lo sigue siendo.
¿Dónde está ella? parece ser consciente de eso desde el momento en que genera en torno a Olivier una red femenina que se encarga de sostenerlo durante el momento crítico. Como si la sororidad se extendiera a este hombre al que por sus circunstancias perciben como un par. No se trata solo de su madre y de su hermana, presencias previsibles. También está su compañera de trabajo y militancia, secretamente enamorada de él; la madre y la hija del compañero suicidado, a quienes él acompañó en la tragedia; la compañera de trabajo de su mujer fugitiva; y una psicóloga. En todas ellas se va apoyando Olivier, quien parece asumir esas presencias como un hecho natural. Pero que cuando así lo manifieste se encontrará con la reacción de las chicas, decididas a no quedar encerradas en los viejos corsés.
Oscilando entre el culebrón familiar y la novela sindical, ¿Dónde está ella? recorre el proceso en el que Olivier, interpretado por el siempre eficaz Romain Duris, va asumiendo su nueva realidad. Senez maneja con justeza la tensión ente las líneas narrativas y consigue genuina emoción en el trabajo con los dos niños actores, una herramienta fundamental para darle carnadura a este tipo de dramas. A partir de sus aciertos la película consigue trascender sus propias limitaciones, para redondear una experiencia válida de ser compartida.
Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.
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