Jugar en primera. Eso es lo que encarna Hollywood para los directores de cine de todo el mundo. Tan difícil es llegar a filmar en esa tierra prometida que conseguirlo califica como sueño incluso para los aspirantes nacidos en Estados Unidos y para quienes lo anhelan fuera de sus fronteras el asunto roza la categoría de fantasía irrealizable. Pero siempre hay lugar para unas pocas excepciones: el caso de Demián Rugna es una de ellas, pero no la única. En los últimos cinco años un puñado de directores nacidos en la América del Sur más profunda necesitaron ser pellizcados para saber que no estaban soñando despiertos y realmente habían alcanzado el nirvana de filmar en el valle de California. Los chilenos Sebastián Lelio y Pablo Larraín, el uruguayo Fede Álvarez y el argentino Andy Muschietti forman parte de esa pequeña élite a la que ahora se suma Rugna. Bienvenidos a Sudacollywood.
Se trata, eso sí, de caminos muy diferentes. En el caso de los chilenos primero debieron convertirse en profetas en su tierra para recién ahí llamar la atención de los estudios y productores estadounidenses. Larraín rodó seis películas en Chile antes de que Fox se fijara en él para dirigir Jackie (2016), donde con un elenco de estrellas que incluyó a Natalie Portman, John Hurt y Peter Sarsgaard, retrata la trágica odisea de Jacqueline Kennedy en los días posteriores al asesinato de su marido, el presidente John F. Kennedy. Por su parte Lelio, quien este año ganó el Oscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera con Una mujer fantástica, no trabajó menos que su compatriota, filmando cinco películas en su país antes de dar el salto. Recién ahí le ofrecieron dirigir Disobedience (2017), con Rachel Weisz y Rachel McAdams, ampliando su logro este año con Gloria Bell, un remake de su propia película Gloria (2013), pero con Julianne Moore en el papel que en la original representó estupendamente Paulina García.
A diferencia de sus colegas chilenos, los rioplatenses Muschietti y Álvarez llegaron a Hollywood sin haber debutado en el cine de sus países y a través de poderosos padrinos. Ambos contaban como único antecedente con algunos cortos muy efectivos que llamaron la atención de las personas indicadas. En el caso del uruguayo fue Ataque de pánico (2009), donde imagina una invasión de robots gigantes que destruyen Montevideo. El corto explotó en la plataforma YouTube y de esa forma llegó a ojos de Sam Raimi, famoso por la trilogía Evil Dead, un clásico del cine de terror de los años ’80, pero que alcanzó categoría de top dirigiendo la súper exitosa saga de El Hombre Araña. Fue Raimi quien le entregó a Álvarez en bandeja la posibilidad de filmar el remake de Evil Dead, que con el título de Posesión infernal se convirtió en uno de los grandes éxitos del cine de terror en 2013.
Otra de las sorpresas de ese mismo año y en ese mismo género fue la película Mamá, ópera prima de Muschietti. El film está basado en un corto homónimo que llegó hasta Del Toro, quien le propuso ampliarlo al formato de largometraje con Jessica Chastain y el danés Nikolaj Coster-Waldau como protagonistas. A partir de ahí tanto Álvarez como Muschietti revalidaron sus credenciales filmando otras películas que superaron el éxito de sus debuts. El uruguayo filmó No respires en 2016 (que tendrá su secuela el año próximo) y acaba de estrenar La chica en la telaraña, basada en una de las novelas de la popular saga Millenium. Por su parte el argentino adaptó al cine IT, uno de los libros más famosos de Stephen King, que se convirtió en uno de los títulos más taquilleros de 2017 en todo el mundo y también tendrá su esperada continuación el año que viene. Ambos tienen por delante una agenda cargada: Álvarez dirigirá el remake del clásico de los ’80 Laberinto y Muschietti adaptará el manga japonés Attack on Titan.
En el camino ha quedado por ahora Damián Szifrón, quien estuvo tres años al frente de la adaptación al cine de la clásica serie de los ’70 El hombre nuclear, con un guión propio y el protagónico de Mark Wahlberg. A dos semanas de comenzar el rodaje, el director que logró reconocimiento internacional a partir de Relatos salvajes (2014) fue despedido por Warner en mayo pasado, por motivos que nunca quedaron del todo claros pero que fueron salvados con la rigurosa excusa de las diferencias creativas. Parece que no todas son rosas en el camino hacia la Meca del cine.
Artículo publicado originalmente en la sección Espectáculos de Página/12.
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