lunes, 25 de septiembre de 2017

CINE - Entrevista con Isaac "Chacho" León Frías: Las venas del cine latinoamericano

El jueves pasado el Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) publicó la Resolución 942/2017 en la cual establece una serie de modificaciones a la histórica Ley del Cine de 1994. Dicha norma fue inmediatamente criticada por asociaciones y entidades de la comunidad cinematográfica local, por considerar que se trata del primer paso de la actual gestión del estado para "flexibilizar" la producción de cine, haciendo que el INCAA deje de ser un órgano de fomento para convertirse en uno de financiamiento. Un cambio lexicológico que está en sintonía con la estructura CEOcrática del gobierno de Mauricio Macri. Todo el arco de la industria coincide en que la resolución 942 representa una amenaza para la buena salud que el cine argentino viene mostrando desde la aprobación de la mencionada Ley del Cine, hace casi 25 años.
Isaac León Frías es peruano y además un histórico admirador del cine argentino. Crítico e historiador especializado en cine latinoamericano, León Frías, a quien todos conocen cariñosamente como Chacho, se ha convertido en los últimos años en un prolífico autor de libros a través de los cuales se ha propuesto bucear en la historia del cine en la región. "La verdad es que en mi vida publiqué poco, pero en los últimos años se dio la posibilidad de editar esta serie de libros", entre los cuales se cuentan Tierras bravas, una antología sobre cine peruano y latinoamericano, o El nuevo cine latinoamericano en los setenta, dedicado a los nuevos cines nacionales surgidos en aquella década. Y tiene previstos otros dos volúmenes a publicar en un futuro próximo, uno de ellos dedicado a relevar la importancia de los cines argentino y mexicano en la creación de una identidad latinoamericana durante el período clásico. "A 72 años estoy en el mejor momento de mi vida en cuanto a producción, escribiendo más y con más entusiasmo", dice Chacho. "Porque hay una edad emocional e intelectual que no siempre coincide con la edad biológica."
El crítico cuenta que en la actualidad su trabajo se concentra en el mencionado proyecto de trazar "un panorama del período del cine clásico en América Latina. Es decir, el cine de la Argentina y el de México entre 1930 y el curso de los '60. La idea también es trabajar con otras etapas del cine latinoamericano, la que va de los '70 a fin del siglo XX y luego lo que viene después, que es lo más complicado porque se han diversificado y multiplicado la producción. En León Frías se percibe un interés por captar cómo se ha ido generando la identidad del cine en su país y en América Latina, pero también cómo afecta el cine extranjero en la región en la construcción de esa identidad. "Mi impresión es que ya en el período silente el peso del cine norteamericano era tan fuerte que en una medida importante nuestros cines estaban muy mimetizados con su forma. A diferencia de los cines orientales, que desde temprano manifestaron características propias, nosotros hemos sido un continente mucho más dependiente en lo cultural de España, Francia, Inglaterra o Estados Unidos." Sin embargo también destaca la importancia que los cines de Argentina y México tuvieron "una influencia tremenda sobre el resto de los países de la región". "Influencia se da también en términos musicales. Son décadas en las que la música y el cine argentino y mexicano se incorporaron a la identidad cultural de resto de los países de América Latina. Para nosotros el tango no es sólo argentino, también es peruano: lo sentíamos, lo experimentábamos y lo vivíamos como algo propio, del mismo modo en que después de los '60 ocurrió con el rock", afirma.
 Sin embargo, a pesar de una historia que habla claramente de la importancia del cine argentino, el contexto político actual de la región ha generado un gran temor por el posible desguace de los aparatos de fomento estatal, como el INCAA o Ancine en Brasil (que no por casualidad acaba de ser desfinanciado hace un mes por el gobierno de Michel Temer), que han probado ser muy eficientes en el sostenimiento de una producción sólida, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo. "En lo personal no soy tan temeroso. No es que no pueda haber una cierta amenaza, pero mi impresión es que incluso en las posiciones más liberales hay una aceptación de la importancia por lo menos del hecho cultural que representa el cine. Mi impresión es que está mal visto, por privatistas que sean, que los gobiernos le den la espalda al cine", confiaba León Frías en esta entrevista, realizada durante el Festival de Gramado en Brasil, antes de que las medidas de los gobiernos argentino y brasileño tomaran estado público. "Por lo general el cine y los programas de cultura suelen estar fuera de las prioridades de los partidos políticos. Es algo que viene por añadidura", continúa su análisis.
 "Pienso en la política de otros tiempos en los que había cuadros intelectuales que hoy ya no hay. Hoy la política es más tecnocrática y son ellos quienes administran la política y así la cultura queda medio desgajada, arrastrada. Entonces apenas quedan ideas como esa, que no podemos prescindir del cine, aunque todavía no se le reconozca la estatura que se le da a la música, la literatura o el teatro. Es que el cine sigue siendo para muchos de estos sectores como un arte dudoso, incompleto, en el que lo popular o lo plebeyo todavía es muy fuerte, lo contamina mucho, incluso en casos como los de Argentina, Brasil o México, donde además hay una tradición, una historia cinematográfica. Sin embargo, ahí está, así que ya no se lo puede dejar de lado, hay que considerarlo, no se lo puede dejar de apoyar. Se trata de una actitud concesiva, condescendiente más que de un convencimiento de que el cine debe ser apoyado porque tiene un sentido cultural."  

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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