jueves, 16 de julio de 2015

MÚSICA - "Nuestros artistas son como Messi y sus éxitos nos representana todos los argentinos" - Entrevista a Pupi Sebastiani, responsable del Conservatorio y la Fundación Beethoven

La familia Sebastiani es una verdadera dinastía de la historia de la música argentina. Ligados a la creación del prestigioso Conservatorio Beethoven en el año 1900, su obra equivale dentro de la música al papel de mecenas que Victoria Ocampo realizó en el ámbito de las letras. La diferencia es que el trabajo de los Sebastiani se ha ido trasmitiendo de generación en generación. Porque hoy el Conservatorio está dirigido por Pupi Sebastiani, ocupando el lugar de su madre Pía Sebastiani, una de las pianistas argentinas más importantes de los últimos 50 años, y a ellas las antecedió don Augusto, uno de los fundadores de esta casa de música hace 115 años. "En todos estos años el conservatorio siempre se sostuvo de manera privada", resume Pupi en una frase los principios éticos del proyecto. "Jamás hemos tenido un subsidio de ningún estado, de ningún gobierno, porque mi abuelo nunca lo quiso. Acá todo se hace a pulmón".
Pupi Sebastiani vive la música clásica con una pasión que es difícil de encontrar y habla de todo con la autoridad de quien se ha criado entre cuerdas, bronces, teclados y los músicos más importantes de la Argentina. Afirma que "lo que se hizo en el Centro Cultural Kirchner es extraordinario, un estudio arquitectónico fabuloso" y cuenta que se alegró al enterarse de que se compraron tres pianos Steinway para ser utilizados ahí. "El otro día escuché una crítica de Lanata cuestionando esa compra. Terrible: en este país todos hablan y nadie entiende nada. Creo que fue De Vido quien le contestó muy bien que no se realizó ninguna licitación porque se compró lo mejor. Los Steinway son los mejores pianos del mundo, ¿qué vas a licitar? ¿Steinway contra Steinway?". E insiste en sacarle al asunto el color político que se le intenta imponer: "Que ingresen al país esos pianos, que son joyas, es un aporte que se incorpora al patrimonio cultural del país. Olvidate de los partidos políticos y de quienes gobiernan: que estos pianos estén en el Colón o en el Kirchner es un patrimonio de la gente, de todos los argentinos. También los artistas son nuestros: Julio Bocca o Maximiliano Guerra, por ejemplo, son artistas que se han formado del Instituto de Arte del Teatro Colón pero que nos representan." Y la reflexión la lleva a un nombre impensado (o tal vez no tanto) a la hora de hablar de arte: Lionel Messi: "En algún punto esos artistas son como Messi, que le deberá mucho al Barcelona pero es argentino y sus triunfos nos representan. Para mí es lo mismo: los artistas representan la cultura de un país. Y también sus teatros, independientemente de qué gestión se ocupe de ellos."  

-¿Cuáles serían los objetivos del Conservatorio y la Fundación Beethoven?  
-La fundación se creó hace 15 años y su objetivo es divulgar no sólo la música clásica sino la música en general. También apoyar desde lo formativo y lo económico a músicos jóvenes de todo el país, sobre todo a la hora de acceder a los concursos internacionales. Un gran ejemplo de eso es Marcelo Balat, un joven pianista cordobés que fue alumno de mi madre y que desde los 12 años empezó a viajar a Buenos Aires y se quedaba acá alojado durante dos o tres días tomando clases. Hoy es uno de los grandes pianistas del mundo y ganó por concurso el puesto que dejó vacante en la Orquesta Sinfónica Nacional Gerardo Gandini, otro gran pianista que también fue alumno de mi madre. También realizamos trabajos en jardines de infantes, con nuestros profesores dando clases de iniciación musical a los chicos.
-¿Con qué mecanismos se evalúa a los chicos que solicitan la ayuda de la Fundación?
-Hasta ahora los evaluaba el consejo de la Fundación liderado por mi madre, pero como ahora ella está muy grave estamos empezando a implementar un sistema de concursos. Antes era más que nada por conocimiento de ella misma o por referencias específicas, que es como se hacían las cosas antes.  
-La mirada del experto.  
-Exacto, porque a veces en un concurso no te va bien y puede perderse un verdadero talento. Ahora estamos empezando a armar programas con gobiernos provinciales. Ya empezamos contactos con Córdoba y Corrientes para trabajar en conjunto. A Corrientes también llevamos en 2013 al tenor José Carreras, que cantó en el anfiteatro Cocomarola, donde se realiza la Fiesta Nacional del Chamamé. Fue un concierto espléndido. Carreras dijo que nunca lo emocionó tanto un público porque el silencio de la gente al escucharlo era conmovedor. Quedó fascinado.
-¿Este tipo de actividades son el mejor camino para volver a popularizar una música que por algún motivo se ha vuelto selecta?  
-No hay que olvidar que la ópera era la música popular de Italia, porque era el pueblo el que llenaba los teatros. Por otra parte el himno italiano es el Va Pensiero que escribió Giuseppe Verdi. Y en nuestro país la canción "Aurora" con la que se saluda a la bandera en los colegios es el fragmento de un aria de la ópera del mismo nombre, de Héctor Panizza. Nuestra misión es volver a sacar a la música clásica fuera de ese ámbito elitista. Eso es lo que hicieron los Tres Tenores en los 90, porque volvieron a bajar a la ópera a la tierra. Acordate que la última vez que trajimos a Plácido Domingo fue para cantar en la 9 de Julio, donde lo vieron ciento cincuenta mil personas. Eso es algo que ahora con el metrobús no se va a poder volver a realizar, pero ese éxito significa que entonces hay un público para la música clásica.
-¿Las transmisiones en vivo que ustedes hacen en el Teatro Argentino de la temporada del Metropolitan de Nueva York también forman de ese plan para desacralizar a la música clásica?  
 -Creo que sí, porque el hecho de ver esas producciones en la que los artistas están maquillados como para una película y actúan casi como para cine, sumado al tipo de puesta de cámaras, hace que ver ópera sea algo muy diferente de las puestas tradicionales. Todo eso las vuelve muy atractivas para los jóvenes: acá he visto chicas jóvenes salir llorando de ver la versión de Macbeth del Metropolitan.

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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