miércoles, 17 de junio de 2015

CINE - 16º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos: Todas las miradas la mirada

Hay un espacio que desde 1997 reúne de forma cada vez más amplia, pero al mismo tiempo cada vez más certera, distintas actividades destinadas a crear conciencia en torno al fortalecimiento y la toma de conciencia alrededor de los Derechos Humanos. Un espacio construido en torno al cine, pero que no se priva de recurrir al teatro, la fotografía, la música o cualquier iniciativa artística con la convicción de que es posible generar un cambio positivo en la sociedad yendo de lo personal a lo colectivo. Se trata del Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos (FICDH), que a partir de hoy y hasta el 24 de junio celebra su decimosexta edición, y que tomando una notable programación cinematográfica como punto de partida ha conseguido erigirse como un hito dentro del calendario cultural de la Argentina.
Aunque su estructura es similar a la de la mayoría de los festivales de cine, el FICDH no ocupa todas sus fuerzas en el diseño de una grilla de películas que se reparten en diferentes competencias y secciones temáticas, sino que en torno a ellas organiza actividades paralelas que complementan y completan el sentido que sus fundadores han querido darle al festival: convertirse en ámbito de debate pero también de acción. En tanto festival de cine, el FICDH cumple con creces con el objetivo de presentar una buena cantidad de películas notables, no sólo por los temas que abordan sino, sobre todo, por su valor artístico. Una recorrida por los títulos que integran la Competencia Oficial alcanza para convencerse de ello: películas como The Look of Silence, de Joshua Oppenheimer, en la que este director texano vuelve a mirar las consecuencias de los asesinatos masivos ocurridos en Indonesia entre 1965 y 1966, tema que ya había abordado con maestría en The Act of Killing, pero esta vez a partir de la historia de una familia en particular, articulando un díptico acerca del fascismo como experiencia universal. O el documental The Wnated 18, de Ina Fichman, que utiliza la animación para contar de una forma diferente el conflicto palestino israelí. O la recientemente nominada al Oscar en lengua extranjera Timbuktú, de Abderrahmane Sissako, que narra la crisis religiosa y social de las comunidades árabes y las agrupaciones yihadistas. Sobran estos tres botones como muestra.
"Este es el primer festival temático de Derechos Humanos de Latinoamérica", dice Flor Santucho, directora del festival desde hace seis años y programadora desde hace una década. "La iniciativa surgió a partir del regreso desde el exilio de mi padre, Julio Santucho, y en un principio se trataba específicamente sobre los temas de la Memoria, la Verdad y la Justicia", amplía. Pero a lo largo de 16 ediciones el FICDH ha ido ampliando su radio de acción. "Ampliamos el concepto, arraigándonos en la memoria activa como centro pero descubriendo que hacía falta que nos cuestionáramos individualmente para la transformación de la sociedad. Tratamos de abordar los Derechos Humanos desde diversas temáticas y así fuimos sumando opciones: miradas de género, diversidad sexual, pueblos originarios, inmigrantes, infancia y juventud. Eso fue necesario para empezar a tratar desde diferentes puntos de vista todos los conflictos que un individuo puede tener en la sociedad o en su entorno, que impida su libre expresión y desarrollo", afirma Santucho.

-¿Cómo se organizan estas temáticas?  
-Invitamos a participar del festival junto al público a organizaciones, actores y comunicadores sociales, para que el momento del debate se convierta en nuestro espacio principal de construcción colectiva. Trabajamos junto a las organizaciones que siguen las diferentes temáticas para que puedan ser abordadas de manera apropiada y exhaustiva. Este año el festival tendrá un foco armenio para conmemorar los 100 años del genocidio, y desde hace muchos meses trabajamos de forma conjunta con la Comisión Nacional Armenia en la selección de películas y el armado de debates. Pero también, por ejemplo, en la puesta de la obra de teatro "La Negación", que vamos a exhibir el 20 de junio en el centro Cultural de la Memoria. La idea de interacción con asociaciones y colectividades es un espacio que queremos que cada individuo o organización se sienta con todo derecho de apropiarse.  
-Dentro del festival hay muchas actividades paralelas que no tienen que ver con el cine y que construyen al festival como un espacio más amplio.  
-Vemos al festival como un espacio de encuentro, crecimiento y hasta de diversión, en donde nuevas formas de arte puedan interactuar para agilizar y desarrollar nuevas formas de empoderamiento y concientización. En este caso el festival invita a toda organización, plataforma o red que consigue generar un nivel de construcción colectiva que empodera a las identidades particulares para que se manifiesten en el marco de esta edición. Para eso incluimos además del cine al teatro, la fotografía, el break dance y otras experiencias.
-¿De qué se trata el Human Rights Tattoo?  
-Es una propuesta que nos llegó a través de la red internacional de festivales de cine de Derechos Humanos en la que muchas personas se tatúan una letra y cuya foto se integra a una página web en donde entre todos componen cada una de las frases de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. El proyecto pasó por Europa, África y es la primera vez que llega a Latinoamérica. Nos pareció una buena forma de acercar a un público joven al festival, que a partir de una pequeña participación pueden sentirse implicados en la lucha por los Derechos Humanos.  
-Hablamos de un festival de cine que es algo más grande e inclusivo, para terminar hablando de acciones concretas. ¿Creés que el cine es una herramienta efectiva a la hora de conseguir que un individuo pase de ser espectador a convertirse en actor con un rol social concreto?  
-Creemos que en el momento en el cual se convoca a la persona a participar activamente, se instala dentro de ella una nueva inquietud que lleva con más facilidad a empatizar con otras historias. A darse cuenta de que todo lo que sucede a nivel individual puede también ser comparado con lo que le sucede a otros, en otras partes del mundo u otros contextos. Esa es la base de la conciencia social respecto de la problemática de Derechos Humanos.

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