sábado, 20 de diciembre de 2014

LIBROS - "Cuentos cuervos", antología de Loyds y Enzo Maqueira: San Lorenzo y el universo

Algunos querrían que el fútbol fuera como el esperanto, un proyecto utópico inventado para unir a todo el mundo bajo la misma lengua. Una idea que, para ser sinceros, es tan absurda como la creación de un frente multipartidario encabezado por Lilita Carrió. Lejos de la esperanza del esperanto, la verdad es que el fútbol es Babel: un montón de tipos hablando de lo mismo pero sin entenderse una sola palabra. La lógica del fútbol no puede ser más humana. Se basa principalmente en el trazado de fronteras de hierro cuya justificación es caprichosa antes que razonable, aunque a veces también lo es: hasta acá llego yo y a partir de ahí empieza el otro. ¿Por qué? Bueno, hay un montón de porqués, pero bien pensado todo se reduce a uno sólo: porque sí. Así es como nacen bosteros, gallinas, canallas, leprosos, quemeros. Cuervos.
Dentro de ese mapa de identidades, esa parece ser hoy por hoy la palabra clave del fútbol argentino: cuervos. Con la Copa Libertadores que ganaron este año como emblema –una cuenta pendiente que hasta ahora los mantenía un escalón abajo del que ocupaban River, Boca, Independiente y Racing–, San Lorenzo de Almagro se convirtió en la niña mimada no sólo dentro del ambiente futbolero. Apodados "los cuervos" como despectivo recuerdo de su nacimiento vinculado a una parroquia del barrio de Boedo, la mística de este equipo que encarna tal vez como ningún otro el espíritu del club barrial se multiplicó hasta convertirse en una media docena de libros que recorren su historia, sus héroes y sus campañas deportivas. Pero entre todo lo publicado hay un volumen que se destaca del resto, uno que de algún modo se hace cargo de una labor de intención homérica. El libro en cuestión se llama Cuentos cuervos, una antología que recoge 12 relatos que tienen a San Lorenzo como centro y que desde la literatura intentan asentar una épica que hasta ahora pertenecía a la tradición oral. Del mismo modo en que La Ilíada define una cultura, la helénica, que existía desde antes que a Homero se le ocurriera cantarla, Cuentos cuervos pone sobre el papel los rasgos que definen la identidad sanlorencista. Pero el libro no se encarga sólo de relatar las grandes campañas, sino que su principal trabajo consiste en detenerse ante detalles mucho más sutiles, íntimos, imperceptibles. En algunos de esos relatos, los mejores, el lector casi puede sentir que está siendo testigo privilegiado del momento exacto del nacimiento de una identidad. Es por eso que, aunque los cuentos nunca pisan fuera de los límites del territorio cuervo, el libro consigue contar una nueva versión de la historia universal. Una historia con la que cualquiera, sea hincha del club que sea, puede sentirse identificado, un milagro que en el fútbol sólo es posible con la literatura como puente.
Compilado por los escritores Loyds y Enzo Maqueira, Cuentos cuervos cuenta entre sus filas con algunos autores largamente reconocidos, como Fabián Casas o Diego Paszkowski; otros de probado prestigio, como Carlos Battilana, Horacio Convertini o Carlos Santos Sáez; y un grupo de nombres jóvenes, entre los que se cuentan Santiago Craig, Luciana De Luca, Cristian De Napoli y Marcelo Luján. Esos textos más los de los dos compiladores, un prólogo escrito por el editor Damián Ríos y un viejo texto de don Osvaldo Soriano que oficia de epílogo, dan forma a este entretenido volumen apto no sólo para cuervos. Como plus, todos los autores que además son hinchas de San Lorenzo, se comprometieron a ceder sus derechos de autor para colaborar con la campaña que comenzó un grupo de hinchas para comprar el predio donde se levantaba el viejo Gasómetro, el estadio original que le fue expropiado al club durante la última dictadura militar, y ayudar a cumplir con el sueño de volver al barrio de Boedo. "Fue muy sencillo armar la antología porque la premisa era clara: que los autores fueran hinchas de San Lorenzo", dice Maqueira. "Elegimos los autores y tuvimos respuestas rápidas y de mucha calidad", subraya. Los cuentos incluidos no eluden los peores momentos de la historia del club sino que, por el contrario, parecen empecinarse en recordarlos casi con obsesión, como los chicos que en la oscuridad silban para fingir que así se olvidan del miedo. 
Contemplar el libro como una unidad permite identificar los traumas que fueron moldeando el yo colectivo que agrupa a los hinchas de San Lorenzo. "Algo de eso hay", reconoce el editor. "Muchos de los cuentos no son sobre gestas épicas, sino sobre nuestros dolores y sufrimientos. Al mismo tiempo, al ser cuentos que se escribieron antes de que el club ganara la Copa Libertadores o durante el certamen mismo, quedó como un fresco de lo que significaba esa copa para nosotros, cuánto la necesitábamos." Pero a la vez reconoce que el libro también "muestra lo que cualquier club de fútbol puede mostrar: el vínculo con los padres, la identidad, la pertenencia, el fútbol como un espacio de juego pero también de valores".
Varios de los relatos vinculan la dificultosa epopeya sanlorencista con momentos pesados de la historia nacional, como hace el cuento de De Napoli con el final de la dictadura o el del propio Maqueira con la crisis de 2001. Momentos difíciles que a la luz de la historia, hoy lo sabemos, desembocaron en alegrías grandes. "San Lorenzo siempre sufre, es casi su marca identitaria: sufre, pero sale adelante", acepta Maqueira. "Todo le cuesta el doble, todo es difícil, cuesta arriba. Todo lo hace con dolor y esfuerzo, con trabajo. Cuesta, pero siempre sale adelante, siempre vuelve a renacer de sus cenizas, siempre tiene un milagro más para regalarles a sus hinchas. Y en ese sentido, sí, San Lorenzo se parece mucho a la Argentina." Sin embargo, todos los cuentos están anclados en el siglo largo de su historia en que el club no conseguía ganar la ansiada Libertadores, en el que además perdió su estadio y se convirtió en el primer club grande en irse a la B (incluso antes que Huracán, su a la vez despreciado y querido rival del barrio; porque no hay épica posible sin un rival digno de respeto). En ese sentido los textos incluidos en Cuentos cuervos son reliquias de otra dimensión, documentos de un tiempo que ya no existe. "Me encanta que haya sido así", se enorgullece el antologador. "Sin quererlo, terminamos escribiendo un libro que encierra el sentimiento del hincha de San Lorenzo antes de ser campeón de América, una espina que teníamos clavada de tal modo que nos definía. Involuntariamente dejamos constancia escrita de quiénes éramos antes de ganar esa copa. Me parece que, en ese sentido, Cuentos cuervos termina siendo un testimonio único e irrepetible."

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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