lunes, 21 de julio de 2014

CINE - "La forma exacta de las islas", de Edgardo Dieleke y Daniel Casabé: Cuando la memoria ajena se vuelve propia

A pesar de ser uno de los puntos de quiebre nodales de la historia argentina, el tema Malvinas no es de los más abordados por la literatura y el cine nacional. Por eso el documental La forma exacta de las islas, dirigido por el tándem que integran Daniel Casabé y Edgardo Dieleke, representa una bienvenida rareza que combina con acierto ambas artes, una suerte de ensayo cinematográfico que tiene como punto de partida la bibliografía de ficción ambientada durante la guerra. La película toma como excusa inicial a Julieta Vitullo, una estudiante que viajó a las islas como parte de sus investigaciones tendientes a completar una tesis doctoral sobre la literatura que toma a Malvinas como objeto. El material fílmico registrado en ese viaje es la punta del ovillo narrativo de la película.
Pero durante ese viaje Vitullo conoce a dos ex combatientes con los que comienza a construir una relación cada vez más intensa, cambiando el curso no sólo de sus planes sino también de su vida. De ese nuevo vínculo surge un segundo viaje, en el que Dieleke y Casabé comenzaron a involucrarse, ya con el documental como objetivo. Pero curiosamente, la red tejida entre el cine, la literatura y las islas no se acaba ahí. “Ricardo Piglia fue profesor mío en la universidad de Princeton, y es amigo personal”, cuenta Dieleke. “Él estuvo muy cerca en las diferentes etapas de desarrollo del proyecto, con algunas devoluciones a las diferentes ideas y su colaboración ha sido fundamental en el montaje final de la película”, revela el director y completa: “a Piglia le debemos algunas ideas claves para ciertas elipsis y la forma final de la película”.  

-Más allá de ese nexo con Piglia, ¿tuvieron en cuenta los antecedentes cinematográficos o literarios sobre el tema?  

Edgardo Dieleke -Desde el comienzo pensamos en salirnos sobre todo de los antecedentes cinematográficos. En cambio fueron muy importantes textos como las novelas Las islas de Carlos Gamerro y Los pichiciegos de Fogwill.  
-Uno de los detalles más significativos de la película es que justamente cuenta una historia colectiva pero desde la mirada personal de Vitullo y los dos ex combatientes, utilizando el carácter transitivo para convertir a la primera persona del singular en la primera del plural. ¿Fue difícil realizar ese movimiento y qué factores intervinieron en él?  
ED -Ese proceso lo fuimos buscando en el montaje y creo que le llegamos a encontrar una solución que nos satisface cuando trabajamos con las voces en off. El pasaje de esas primeras personas al nosotros, que es el nosotros de la película, es siempre algo tenso y algo confuso. Las voces en off vinieron a incluir casi como en un coro las diferentes miradas y experiencias en torno a la guerra. 
Daniel Casabé -Y es muy importante la idea del coro. Esas decisiones respecto a la voz en off también sirvieron para reflejar los problemas de hablar en nombre del otro.  
-¿De qué manera sus experiencias personales y sus memorias respecto de la guerra de 1982 intervinieron en la construcción de La forma exacta de las islas?  
ED -En realidad somos del 80, no tenemos recuerdos de la guerra ni de la dictadura. Es decir que todas las memorias que tenemos son escolares, o mediadas por los himnos, y las bajadas escolares, que siempre simplifican un poco el tema. 
DC -Además es importante aclarar que este es un trabajo escrito con Julieta Vitullo, investigadora del tema de la guerra en la literatura, y ella, protagonista, sí tiene recuerdos de la guerra, porque tenía 6 años en época de dictadura, así es que eso marcó cómo se involucró mucho más personalmente.  
-¿Cambió algo en la forma en que ustedes percibían aquel momento histórico al involucrarse en este proyecto?  
DC -Es largo para responder, pero claro que nos afectó en muchísimos aspectos. 
ED -Lamentablemente lo poco que sabemos o a lo que remite Malvinas es a una sensación de pena, o de vergüenza. Por otro lado, también aprendimos algo que se está dando en estos primeros días de exposición de la película. Algunos medios y algunas personas prefieren olvidar o ni acercarse a otra película de Malvinas porque la tradición que hay sobre el tema es quizás pesada y densa. Malvinas es una especie de tabú y problema de la sociedad porque desde la izquierda y la derecha, incluso quienes protestaban contra la dictadura, celebraron esa guerra. Y parece que nadie quiere conectarse con eso.  
-Está claro que la película asume un rol de empatía con los protagonistas, ¿pero cómo percibe la película el lugar de los kelpers?  
DC -Nosotros viajamos en realidad a Malvinas con una mirada muy amplia, muy abierta, intentando olvidar los lugares comunes y las certezas. 
ED -De algún modo planteamos nuestros proyectos como un aprendizaje. El documental (el arte en general diríamos, pero más el documental), nos fuerzan a salir de uno mismo, a buscar al otro en general, cualquiera sea ese otro. La película fue un ejercicio para, digamos, cambiar de piel, ponerse en el lugar del otro en lo posible, entendiendo que esto también tiene límites.
-Las Malvinas siempre tuvieron un carácter mítico para los argentinos, pero a partir de la guerra también se sobrecargaron de connotaciones dolorosas. Ustedes han tenido la posibilidad de viajar hasta allá: ¿Qué pueden contar de esa experiencia?  
DC -Es muy amplio también esto, es un lugar donde pudimos ver que hay un grupo de gente que ha conseguido vivir en condiciones muy adversas. Por otro lado, es un lugar que puede ser muy difícil y muy bello. 
ED -Además, y a pesar de que no nos hemos centrado en las discusiones sobre soberanía, Malvinas también es una gran base militar. Malvinas, como muchas islas remotas, parece además ser un laboratorio de diferentes modos de vida: fundaciones, comunidades nuevas, refugiados, prisiones, bases militares. Todo esto se puede ver en el espacio y la historia de Malvinas


Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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