Los universos literarios no son muy distintos de ese otro, el original, el que lo contiene todo y a todos: grandes espacios vacíos con algunas cuantas estrellas grandes y luminosas, y millones de otras, invisibles, a las que esa enorme oscuridad que tejen entre el tiempo y la distancia mantiene escondidas. La literatura argentina también es así, una constelación cuyo centro ocupa un sol enorme y algunas estrellas, planetas y satélites de diversa intensidad apareciendo aquí y allá, en diferentes momentos. No son pocos los que se preguntan si hay vida más allá de Borges y se dedican a indagar para, cada tanto, aportar alguna prueba concluyente. Es el caso de la Editorial Descierto, un emprendimiento independiente dedicado sobre todo a la poesía, que recientemente reeditó El rumbo de las islas perdidas, uno de los últimos y más particulares libros del poeta Raúl González Tuñón, uno de esos escritores cuya luz propia tuvo la desgraciada suerte de compartir el espacio generacional con el propio Borges.
Se trata de un libro de poemas editado originalmente en 1969, inspirado en un fragmento del poema “Los titanes” de Hölderlin, cuya estructura es curiosa. González Tuñón enumera un conjunto de ideas dentro de un poema inicial, titulado “Apuntes para este libro”, que luego reutiliza usando cada uno de los versos de este texto como títulos para los poemas que van organizando el resto del libro. Pero además incluye un regalo infrecuente: a continuación de los poemas, los editores han incluido las copias facsimilares de los textos originales, tal como fueron tipiados por el autor, incluyendo correcciones, a máquina o a mano, junto a la tapa y varias de las ilustraciones que componían aquel volumen, realizadas por la artista plástica Elena Diz. Se trata pues de una edición muy valiosa para quienes sepan apreciar esta clase de tesoros, que le aportan un valor agregado a la ya de por sí valiosa poesía de González Tuñón.
“El origen de esta publicación es un poco casual”, afirma Fernando Gioia, editor y responsable del grupo que sostiene a la Editorial Descierto. “Tuve la suerte de conocer a Miguel Derlis, que es el editor del libro original, y de que el hijo de González Tuñón nos autorizara a publicar las copias de los originales. El libro posee un diseño muy sencillo, porque la idea es no ponernos por encima del libro, sino que el libro hable por sí mismo.” El resultado final es notable. El propio Miguel Derlis, poeta, primer editor de El rumbo de las islas perdidas y autor del prólogo de esta edición, confirma que es así. “Pienso que se trata del libro más lírico de Raúl, él mismo me lo decía. No digo que sea un libro atípico, porque Raúl era un gran lírico, pero en los textos incluidos deja de lado esa cosa social y política que siempre tiñó su poesía”, dice Derlis.
Derlis se encarga de acentuar este rescate de Raúl González Tuñón que lleva adelante Editorial Descierto. “Tuve la suerte de ser amigo de Raúl. Cuando empecé con las Ediciones del Alto Sol, donde publicamos este mismo libro con un trabajo hecho a pulmón, le pedí si tenía a bien entregarnos un libro para prestigiar la colección y él me ofrece El rumbo de las islas perdidas. Pero con un poco de incomodidad, sin querer que nos pusiéramos en gastos, porque dudaba sobre quién iba a querer comprar un libro suyo en esa época. Y así fue que sacamos esa primera edición, que además cuenta con dibujos de Elena Diz, la única mujer que integró el famoso grupo Espartaco de artistas plásticos. Sacamos mil ejemplares de ese libro: demás está decir que en efecto casi no se vendió. En aquel momento un amigo que tenía una librería en Caballito, se llevó para allá como doscientos ejemplares: recién los pudo vender en 1974, tras de la muerte de Raúl. Ahí sí el libro se empezó a buscar, como siempre. Corrió con la misma suerte que suele correr toda la poesía: cuando el autor está vivo casi no pasa nada, o pasa poquito, siempre y cuando no toques al sistema. Es decir, el libro nunca le redituó a la editorial, pero eso a mí no me interesaba. Yo estaba cumpliendo con el amigo.”
Gónzález Tuñón formó parte del grupo de la revista Martín Fierro, uno de los centros poéticos de las vanguardias argentinas de los años 20, y estuvo ligado de distinta manera a los grupos de Boedo y Florida. “Para mí es un autor con un peso muy importante, sobre todo este libro, porque sale bastante de su poética habitual”, dice Gioia. “Es un autor importante que además mantenía una relación muy cercana con muchos de los poetas iberoamericanos más importantes de su generación”, como César Vallejo, Neruda o Rafael Alberti. Sin dudas su rescate se erige como un pequeño acto de justicia. “El tiempo de contemplación de muchas obras no es el suyo propio, sino que a veces recién consiguen atención muchos años después”, concluye Gioia y no hace más que hablar del universo.
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
Es una grata alegría encontrar artículos tan interesantes sobre este poeta. Y tengo la obligación de contar siempre que desde Madrid España, ante la ausencia en las bibliotecas públicas y privadas de la obras de Tuñón, nos pusimos desde un taller de poesía que coordino desde hace años, el juntar dinero y pasión para reeditar la gran obra LA MUERTE EN MADRID. Aquí les dejo el enlace. También editamos otro libro de Tuñón, este inédito como tal. Son las 12 crónicas que se editaron en EL SUPLEMENTO. y que titulamos, POETA EN LA GUERRA CRONISTA PARA La pAZ. gracias por este blog magnífico.
ResponderBorrarGracias por tu comentario, por el apoyo y por los elogios. Un gran abrazo y sigan con su trabajo.
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